UNA CÁMARA PARA LA GUERRA DE CADA DÍA
Manresa, 2.1.07
Chirico Devoto, Via Logudoro. Cagliari. Gennaio.
Firenze, Siena, Venezia y Cagliari. Febbraio.
Eclissi y Cala Doméstica, Sardegna. Marzo.
Orientale Sarda y Cagliari. Aprile.
Tharros y Cagliari. Maggio.
Cagliari. Giugno.
Roma, Cagliari y Camino alla Luna. Luglio.
Manresa. Agosto.
Barcelona. Settembre.
Blanes y Valencia. Ottobre.
Un pueblecito de Alemania del Oeste. Novembre.
Carcassonne. Dicembre.
Manresa, 1 Enero del 2008.
VULNERANT OMNES, ULTIMA NECAT
lunes, 31 de diciembre de 2007
martes, 25 de diciembre de 2007
NO ESTAMOS SOLOS, NO
Las fiestas de navidad y año nuevo son fechas potencialmente más peligrosas que otras. Suele ser una época en que la mente se abre y puede llegar a jugarte malas pasadas, sobretodo si te planteas el estilo de vida que llevas.
Estos días recordamos el nacimiento de JC, pero según J. J. Benítez y otros, esto no es así debido a un error de calendario. En ese caso -peculiar o particular según se mire- sería agosto el mes del redentor, en pleno sofoco del calor veraniego.
En estos días, pues, asistimos al folclore que deriva de ese acontecimiento a ojos de la ortodoxia católica. Con cierto pavor, esos ojos no pretenden cerrarse lo más mínimo si caminas por la calle; vemos fachadas completamente cubiertas en un espéctaculo de luces decorativas que visten los balcones y terrazas de buena parte del planeta. Hay bloques realmente espectaculares, auténticas obras de arte temáticas y de buen grado laboriosas para sus creadores -llenos de amor o no sé con qué diablos en sus cabezas- que se sienten legitimados del todo para adornar los exteriores de sus viviendas sin escatimar. Imagínense como serán los interiores de más de una, con ambientes recargados a tope y un jodido aveto que alguien ha cortado para que decore el salón de la casa del mamón de turno que necesita sentir el calor de la navidad. Perdón, que hay niños en la sala.
Quizá también podríamos echarle la culpa de eso a los estadounidenses. De lo que sí podemos rajar es de las pelis que están haciendo; en estos días, pues, tampoco cesa el empeño de recordar a las masas su asquerosa soledad. En parte debido al pudor de los medios (al poco pudor); campañas publicitarias, negocios varios, Melendi en El Corte Inglés, etc. La otra parte toca directamente ese cine denostado anteriormente, y las series de TV también. Soy Leyenda, la de Will Smith -que si no fuera por estos delicados días pasaría a la historia sin pena ni gloria en la enésima decepción- nos deleita con algunos momentos y lecturas entre líneas de lo más interesantes. La paranoia del personaje de Will -en teoría todos los seres humanos de la Tierra han muerto por un megavirus- es entendible y valorable como fuente de otro posible camino a tomar por el film; la escena del videoclub acojona por su desesperación, al igual que la rutina diaria en su casa o los diálogos con su perra Sam. Pero como casi toda la basura, desemboca en mierda pura: acabará convirtiéndose en redentor de toda la raza humana -cual JC de nuevo-, cuando deberían haberse centrado en ese aspecto tras algunos silencios de lo más logrados. De todas maneras -y ahí radica el quid de la questión- no tienen ningún reparo en hacer bandera de esta frase: no estamos solos. El último hombre de la Tierra no está solo... tiene cojones la cosa. Otro film en los dominios de nadie, mensaje vilipendiado.
Uno ya no puede ir al cine a liberarse, así que acaba por refugiarse en las series de TV (grabadas, claro). De entre el amplio abanico de los últimos tiempos -con un alto porcentaje en calidad y prestaciones- destaca Perdidos. Totalmente adictiva y con reclamos bien llevados, también ésta aborda el tema de la soledad; no obstante, goza de lecturas más amplias y no tiene la estrechez de miras del cine hollywoodiense (aplicable a Roma y a Los Hermanos Donnelly, aunque en menor medida, y a la grandísima Los Soprano). Por encima del trauma general del accidente aéreo, se elevan dilemas individuales que reflejan personalidades caóticas y de lo más atrayentes, que hacen de comentarios habituales (un "no estás sólo" de Sayid a Charlie tras el rapto de Claire por "Ethan de la selva") un delicioso convite a saborear poco a poco. Estas personalidades cubren con finos velos fachadas típicas basadas en tópicos (el gordo zampabollos, la rubia cañón tonta del culo, la enigmática y atractiva "amazonas", el médico altruísta líder, etc.), y ahí radica su logro, su encanto. A J. J. Abrams y cia. no se les caen los anillos en decírtelo a la cara; no se esconden, sino que invitan a quien quiera meterse más allá para ver qué se descubre -enfrentándote a la soledad- o para que escojas tu fachada. Los personajes parecen tontos, pero no lo son. ¡Con descarada desfachatez incluso nombra personajes al son de la filosofía decimonónica! Con el regreso a lo natural aparece John Locke, empirista inglés del XVII, maestro equilibrista y el que se lleva la Palma de Oro al misterio.
¿Creéis que éste pájaro se siente solo?
Para las almas perdidas solitarias, naufragadas y desafiadas en navidad.
Estos días recordamos el nacimiento de JC, pero según J. J. Benítez y otros, esto no es así debido a un error de calendario. En ese caso -peculiar o particular según se mire- sería agosto el mes del redentor, en pleno sofoco del calor veraniego.
En estos días, pues, asistimos al folclore que deriva de ese acontecimiento a ojos de la ortodoxia católica. Con cierto pavor, esos ojos no pretenden cerrarse lo más mínimo si caminas por la calle; vemos fachadas completamente cubiertas en un espéctaculo de luces decorativas que visten los balcones y terrazas de buena parte del planeta. Hay bloques realmente espectaculares, auténticas obras de arte temáticas y de buen grado laboriosas para sus creadores -llenos de amor o no sé con qué diablos en sus cabezas- que se sienten legitimados del todo para adornar los exteriores de sus viviendas sin escatimar. Imagínense como serán los interiores de más de una, con ambientes recargados a tope y un jodido aveto que alguien ha cortado para que decore el salón de la casa del mamón de turno que necesita sentir el calor de la navidad. Perdón, que hay niños en la sala.
Quizá también podríamos echarle la culpa de eso a los estadounidenses. De lo que sí podemos rajar es de las pelis que están haciendo; en estos días, pues, tampoco cesa el empeño de recordar a las masas su asquerosa soledad. En parte debido al pudor de los medios (al poco pudor); campañas publicitarias, negocios varios, Melendi en El Corte Inglés, etc. La otra parte toca directamente ese cine denostado anteriormente, y las series de TV también. Soy Leyenda, la de Will Smith -que si no fuera por estos delicados días pasaría a la historia sin pena ni gloria en la enésima decepción- nos deleita con algunos momentos y lecturas entre líneas de lo más interesantes. La paranoia del personaje de Will -en teoría todos los seres humanos de la Tierra han muerto por un megavirus- es entendible y valorable como fuente de otro posible camino a tomar por el film; la escena del videoclub acojona por su desesperación, al igual que la rutina diaria en su casa o los diálogos con su perra Sam. Pero como casi toda la basura, desemboca en mierda pura: acabará convirtiéndose en redentor de toda la raza humana -cual JC de nuevo-, cuando deberían haberse centrado en ese aspecto tras algunos silencios de lo más logrados. De todas maneras -y ahí radica el quid de la questión- no tienen ningún reparo en hacer bandera de esta frase: no estamos solos. El último hombre de la Tierra no está solo... tiene cojones la cosa. Otro film en los dominios de nadie, mensaje vilipendiado.
Uno ya no puede ir al cine a liberarse, así que acaba por refugiarse en las series de TV (grabadas, claro). De entre el amplio abanico de los últimos tiempos -con un alto porcentaje en calidad y prestaciones- destaca Perdidos. Totalmente adictiva y con reclamos bien llevados, también ésta aborda el tema de la soledad; no obstante, goza de lecturas más amplias y no tiene la estrechez de miras del cine hollywoodiense (aplicable a Roma y a Los Hermanos Donnelly, aunque en menor medida, y a la grandísima Los Soprano). Por encima del trauma general del accidente aéreo, se elevan dilemas individuales que reflejan personalidades caóticas y de lo más atrayentes, que hacen de comentarios habituales (un "no estás sólo" de Sayid a Charlie tras el rapto de Claire por "Ethan de la selva") un delicioso convite a saborear poco a poco. Estas personalidades cubren con finos velos fachadas típicas basadas en tópicos (el gordo zampabollos, la rubia cañón tonta del culo, la enigmática y atractiva "amazonas", el médico altruísta líder, etc.), y ahí radica su logro, su encanto. A J. J. Abrams y cia. no se les caen los anillos en decírtelo a la cara; no se esconden, sino que invitan a quien quiera meterse más allá para ver qué se descubre -enfrentándote a la soledad- o para que escojas tu fachada. Los personajes parecen tontos, pero no lo son. ¡Con descarada desfachatez incluso nombra personajes al son de la filosofía decimonónica! Con el regreso a lo natural aparece John Locke, empirista inglés del XVII, maestro equilibrista y el que se lleva la Palma de Oro al misterio.
¿Creéis que éste pájaro se siente solo?
Para las almas perdidas solitarias, naufragadas y desafiadas en navidad.
viernes, 21 de diciembre de 2007
APÓSITOS NAVIDEÑOS
Había perdido la noción de lo que había hecho y lo que no. Las fronteras no estaban claras; sabía que había dormido y encarado bien este principio de fiestas, pero en ciertos aspectos le daba la impresión de hacer las cosas dos veces, o incluso no haberlas hechas. Qúe le faltaba, qué se dejaba, con las barreras levantadas.
Si perdía la concentración su factor disperso salía a la superfície sin ningún pudor. Todos podrían apreciarlo entonces. Él seguía empeñado en parecer otro, cuando en realidad sufría por dentro un constante acoso y derribo. Y eso se nota por fuera.
En según que ambientes es fundamental no mostrar todas tus cartas, el sempiterno as en la manga: ten cerca a tus amigos pero más cerca aún a tus enemigos. No le hacía ningún bien esa política, pero era la que debía llevar, aunque ni siquiera aspirara a llegar a algún lado.
Este momento le recordaba a aquellas épocas en la librería, siempre por navidad y en abril. Un movimiento febril que sabía nocivo del todo, "escucha la caja registradora", como una voz que le mantenía a flote. Todo lo demás se mantenía desde un cienagal. A los cada vez más escasos escarceos físicos se le podía sumar una manía persecutoria acentuada al verse en la gran ciudad. Desentonaba fuera de ese ambiente, así que lo que le alimentaba -aunque no supiera para qué- también le destruía a cada paso que daba, entre el fango, esperando una especie de Anunciación.
Ellas no podían entenderlo. No sabían como puede llegar a pensar; sólo una rata como él, de su calaña, podía mirarle a los ojos y exclamar: estás fatal, pero todo pasará. Tutto andrà bene. Se lo merecía, mas cantos de ciegos sordos y palos tristes recibía. Vivir conscientemente pero empantanado.
De esta manera el teclado empezó a oírse de verdad. Sonaba por todas partes. El lugar donde empezó mucho -Egipto- se convirtió en su válvula de escape y, la música, su guía.
De golpe, de pequeño, cuando escuchas algo que te gusta mucho, se te abren los sentidos. Te dices: esto es lo que me gusta, lo que me llega. Me emociono, me hace vibrar, piel de gallina. Combinado con influencias de diverso índole (familiares, amigos) empiezas a crearte tu propio listado musical. Creas tu camino musical. Ya en la adolescencia eres más vulnerable que nunca, aceptas mucha mierda, pero en el fondo da igual, al final se impondrán otros baremos. Al acercarte a los 20 ya lo tienes claro, ya tienes tus grupos. Puede que tengas uno-guía desde el principio, uno de esos que lo marca todo, desde tu personalidad hasta la ropa que llevas. Uno rockero, si tus grupos posteriores lo huelen. El resto es recibir, buscar, ver; tus amigos te hablan, el vecino te despierta, Dj Amable, etc. Pero ya sabes qué aceptar y qué desechar: ya tienes un perfil musical creado. Así vas sumando grupos o solistas a tu listado. Puede que tengas 4 o 5 favoritos y que te pases los años siguientes esperando sus nuevos discos, pero siempre con la mente abierta a nuevas sensaciones, a nuevos descubrimientos. El tiempo que pasa hasta que esa gente publique nuevos discos te lo pasas buceando, hasta que incorporas alguno nuevo a tu listado.
La "espera musical" es lo mejor. Escuchas desenfadadamente, descubres tendencias y comparas grupos sin ninguna presión, esperando ampliar tus favoritos.
Como ya se ha dicho muchas veces, conseguir lo esperado hunde, adiós a la ilusión. Tanto tiempo pensado... para qué, para nada. La salud te va en ello, y pierdes hasta el dinero, catalano; joder. ¿Me quiere? ¿No me quiere? El acto de deshojar la margarita -ñoño como esta palabra de por sí- esconde verdades dolorosas, hasta que llegan Omar, Cedric y toda la troupe desde el manicomio y hacen saltar la banca en pedazos.
Para hacernos menos pesado el arco iris de la navidad en esta era vulgaris.
Si perdía la concentración su factor disperso salía a la superfície sin ningún pudor. Todos podrían apreciarlo entonces. Él seguía empeñado en parecer otro, cuando en realidad sufría por dentro un constante acoso y derribo. Y eso se nota por fuera.
En según que ambientes es fundamental no mostrar todas tus cartas, el sempiterno as en la manga: ten cerca a tus amigos pero más cerca aún a tus enemigos. No le hacía ningún bien esa política, pero era la que debía llevar, aunque ni siquiera aspirara a llegar a algún lado.
Este momento le recordaba a aquellas épocas en la librería, siempre por navidad y en abril. Un movimiento febril que sabía nocivo del todo, "escucha la caja registradora", como una voz que le mantenía a flote. Todo lo demás se mantenía desde un cienagal. A los cada vez más escasos escarceos físicos se le podía sumar una manía persecutoria acentuada al verse en la gran ciudad. Desentonaba fuera de ese ambiente, así que lo que le alimentaba -aunque no supiera para qué- también le destruía a cada paso que daba, entre el fango, esperando una especie de Anunciación.
Ellas no podían entenderlo. No sabían como puede llegar a pensar; sólo una rata como él, de su calaña, podía mirarle a los ojos y exclamar: estás fatal, pero todo pasará. Tutto andrà bene. Se lo merecía, mas cantos de ciegos sordos y palos tristes recibía. Vivir conscientemente pero empantanado.
De esta manera el teclado empezó a oírse de verdad. Sonaba por todas partes. El lugar donde empezó mucho -Egipto- se convirtió en su válvula de escape y, la música, su guía.
De golpe, de pequeño, cuando escuchas algo que te gusta mucho, se te abren los sentidos. Te dices: esto es lo que me gusta, lo que me llega. Me emociono, me hace vibrar, piel de gallina. Combinado con influencias de diverso índole (familiares, amigos) empiezas a crearte tu propio listado musical. Creas tu camino musical. Ya en la adolescencia eres más vulnerable que nunca, aceptas mucha mierda, pero en el fondo da igual, al final se impondrán otros baremos. Al acercarte a los 20 ya lo tienes claro, ya tienes tus grupos. Puede que tengas uno-guía desde el principio, uno de esos que lo marca todo, desde tu personalidad hasta la ropa que llevas. Uno rockero, si tus grupos posteriores lo huelen. El resto es recibir, buscar, ver; tus amigos te hablan, el vecino te despierta, Dj Amable, etc. Pero ya sabes qué aceptar y qué desechar: ya tienes un perfil musical creado. Así vas sumando grupos o solistas a tu listado. Puede que tengas 4 o 5 favoritos y que te pases los años siguientes esperando sus nuevos discos, pero siempre con la mente abierta a nuevas sensaciones, a nuevos descubrimientos. El tiempo que pasa hasta que esa gente publique nuevos discos te lo pasas buceando, hasta que incorporas alguno nuevo a tu listado.
La "espera musical" es lo mejor. Escuchas desenfadadamente, descubres tendencias y comparas grupos sin ninguna presión, esperando ampliar tus favoritos.
Como ya se ha dicho muchas veces, conseguir lo esperado hunde, adiós a la ilusión. Tanto tiempo pensado... para qué, para nada. La salud te va en ello, y pierdes hasta el dinero, catalano; joder. ¿Me quiere? ¿No me quiere? El acto de deshojar la margarita -ñoño como esta palabra de por sí- esconde verdades dolorosas, hasta que llegan Omar, Cedric y toda la troupe desde el manicomio y hacen saltar la banca en pedazos.
Para hacernos menos pesado el arco iris de la navidad en esta era vulgaris.
martes, 11 de diciembre de 2007
BAJO DESGARRO 4.2
CAPÍTULO CUATRO PUNTO DOS
NON COMPOS MENTIS
Eran tres o cuatro cosas las que le molestaban. Eran muy jodidas, porque ya se había recuperado, seguían ahí y no había manera. Algunos signos a favor: había más gente que sufría su mismo mal, cosa que diversificaba la cuestión y los lloriqueos maniqueos. Los mareos estaban casi en China. Más tarde, días después, volvió aquella sensación de mirar y no ver nada. De pensar en el cansancio antes mismo de que llegara. Preveer la muerte volvía a ser peor que la propia muerte, joder.
Lo del punto es porque el mal principal sí que se fue. El problema es que si no escucha, no descansa, lo pasa mal. Como ahora.
Ningún castillo podía atenuar eso, ningún viaje; eran sólo soluciones temporales, el auténtico desgarro no tenía cura. "Si ahora vivo así, con privaciones, ¿cómo lo haré dentro de 10 o 20 años?". Si es que llegas.
El cuerpo está condenado, sólo el alma puede salvarse. Dale placer al cuerpo indiscriminadamente pero no descuides los affari del espíritu. Un desequilibrio en ese campo atenúa desgracias, catástrofes y otros problemas de corazón.
A ese ritmo, solamente había un par de cosas que podían cambiar aquellas dinámicas: un trabajo auténtico y alejado de presiones sociales o públicas y una mujer. Indistintamente. Respecto a lo primero no pintaba muy bien, almenos de momento. Debía seguir en esa oficina, como mínimo, un año más. En cuanto a lo segundo tampoco se salvaría -tampoco "le salvarían"-, almenos no de momento. Los principales síntomas detectados y, sin embargo, nada podía hacer, ninguna cura prevista.
Menudo montón de mierda. Veía, seguía viendo, su oscura inmediatez a meses luz.
Cuando sabes, cuando ves. No hay medicina peor. La certeza, la claridad. Ahuyenta, el factor sorpresa se difumina, resulta menos atractiva en general; eso, para la gente como él es fundamental (ser tonto, en resumidas cuentas).
Así pasaban los segundos, los minutos, las horas. Los días, los meses. Los Mundiales de fútbol, las Eurocopas. Los años.
28 años cual hoja al viento, como un auténtico 'benay'.
NON COMPOS MENTIS
Eran tres o cuatro cosas las que le molestaban. Eran muy jodidas, porque ya se había recuperado, seguían ahí y no había manera. Algunos signos a favor: había más gente que sufría su mismo mal, cosa que diversificaba la cuestión y los lloriqueos maniqueos. Los mareos estaban casi en China. Más tarde, días después, volvió aquella sensación de mirar y no ver nada. De pensar en el cansancio antes mismo de que llegara. Preveer la muerte volvía a ser peor que la propia muerte, joder.
Lo del punto es porque el mal principal sí que se fue. El problema es que si no escucha, no descansa, lo pasa mal. Como ahora.
Ningún castillo podía atenuar eso, ningún viaje; eran sólo soluciones temporales, el auténtico desgarro no tenía cura. "Si ahora vivo así, con privaciones, ¿cómo lo haré dentro de 10 o 20 años?". Si es que llegas.
El cuerpo está condenado, sólo el alma puede salvarse. Dale placer al cuerpo indiscriminadamente pero no descuides los affari del espíritu. Un desequilibrio en ese campo atenúa desgracias, catástrofes y otros problemas de corazón.
A ese ritmo, solamente había un par de cosas que podían cambiar aquellas dinámicas: un trabajo auténtico y alejado de presiones sociales o públicas y una mujer. Indistintamente. Respecto a lo primero no pintaba muy bien, almenos de momento. Debía seguir en esa oficina, como mínimo, un año más. En cuanto a lo segundo tampoco se salvaría -tampoco "le salvarían"-, almenos no de momento. Los principales síntomas detectados y, sin embargo, nada podía hacer, ninguna cura prevista.
Menudo montón de mierda. Veía, seguía viendo, su oscura inmediatez a meses luz.
Cuando sabes, cuando ves. No hay medicina peor. La certeza, la claridad. Ahuyenta, el factor sorpresa se difumina, resulta menos atractiva en general; eso, para la gente como él es fundamental (ser tonto, en resumidas cuentas).
Así pasaban los segundos, los minutos, las horas. Los días, los meses. Los Mundiales de fútbol, las Eurocopas. Los años.
28 años cual hoja al viento, como un auténtico 'benay'.
jueves, 6 de diciembre de 2007
BAJO DESGARRO 4.1
CAPÍTULO CUARTO PUNTO UNO
LOS ECOS DE LA CRUZADA
Se preguntaba dónde estaba, o dónde había ido a parar. Es cierto, lo tenía de la mano, superado, aniquilado. Pero ese poso amargo volvía en pesadillas, como aquella que tuvo el caballero en plena cruzada;
"En plena noche, aun bajo el candor de una fogata brillante y azarosa, sentí un escalofrío intenso que recorrió mi cuerpo entero, de pies a cabeza. Me desperté en el acto, sobresaltado. Miré a mi alrededor con reservas, pero allí no había nadie, solamente yo. En las estancias contiguas todo seguía en orden: el silencio lo cubría todo."
Sintió pavor, pensaba que había descuidado sus deberes o que quizá ya no rezaba tanto, pero no estaba limpio, era un impuro, se merecía la hoguera. Cual hereje en tiempos peores, no tenía ningún derecho a reaccionar así, estaba totalmente podrido;
- Llegas tarde. Hace días que te espero.
- Aún no era tu hora.
- Y ahora sí...
- He venido a proponerte un viaje.
con nervios de acero todavía
- ¿Un viaje?
- Cierra los ojos.
El caballero obedece. La conversación no da para más, pero él ya no tiene nada que perder.
Al abrir los ojos, el caballero no da crédito a lo que ve.
- ¿Qué diablos es esto? ¿Dónde estamos?
- Este es el mundo que tu conoces, 2,000 años en el futuro.
- ¿Cómo?
El panorama era desolador. El caballero andó unos metros y cayó rendido al suelo, de rodillas. Con la cota de mallas medio rota, la mano derecha en la vaina y su escudo demasiado pesado cargando su maltrecha espalda, no tenía fuerzas para más. Su cabeza no pudo procesarlo. Abatido, se giró y miró a la Muerte, que blandía su resplandeciente guadaña:
como un eco atronador
- Yo no he tenido nada que ver.
exhalando los últimos suspiros de aquella vida
- Hu-bbbiese... pre-fe-rido... una parti-da d-e ajjjjj-e-drez...
LOS ECOS DE LA CRUZADA
Se preguntaba dónde estaba, o dónde había ido a parar. Es cierto, lo tenía de la mano, superado, aniquilado. Pero ese poso amargo volvía en pesadillas, como aquella que tuvo el caballero en plena cruzada;
"En plena noche, aun bajo el candor de una fogata brillante y azarosa, sentí un escalofrío intenso que recorrió mi cuerpo entero, de pies a cabeza. Me desperté en el acto, sobresaltado. Miré a mi alrededor con reservas, pero allí no había nadie, solamente yo. En las estancias contiguas todo seguía en orden: el silencio lo cubría todo."
Sintió pavor, pensaba que había descuidado sus deberes o que quizá ya no rezaba tanto, pero no estaba limpio, era un impuro, se merecía la hoguera. Cual hereje en tiempos peores, no tenía ningún derecho a reaccionar así, estaba totalmente podrido;
- Llegas tarde. Hace días que te espero.
- Aún no era tu hora.
- Y ahora sí...
- He venido a proponerte un viaje.
con nervios de acero todavía
- ¿Un viaje?
- Cierra los ojos.
El caballero obedece. La conversación no da para más, pero él ya no tiene nada que perder.
Al abrir los ojos, el caballero no da crédito a lo que ve.
- ¿Qué diablos es esto? ¿Dónde estamos?
- Este es el mundo que tu conoces, 2,000 años en el futuro.
- ¿Cómo?
El panorama era desolador. El caballero andó unos metros y cayó rendido al suelo, de rodillas. Con la cota de mallas medio rota, la mano derecha en la vaina y su escudo demasiado pesado cargando su maltrecha espalda, no tenía fuerzas para más. Su cabeza no pudo procesarlo. Abatido, se giró y miró a la Muerte, que blandía su resplandeciente guadaña:
como un eco atronador
- Yo no he tenido nada que ver.
exhalando los últimos suspiros de aquella vida
- Hu-bbbiese... pre-fe-rido... una parti-da d-e ajjjjj-e-drez...
sábado, 1 de diciembre de 2007
BAJO DESGARRO 4.0
CAPÍTULO CUARTO
EVASIÓN Y VICTORIA MOMENTÁNEA
Se encontraba entre los bosques tupidos y húmedos de niebla, aquellos lares dónde una vez trataron de detener a Máximo. Qué sabrían los bárbaros, si todavía seguían viviendo de la misma manera.
Seguía viendo las cosas igual, como los germanos. A orillas del Rhein viviría sueños de otro tiempo y olores gélidos de ultratumba. No había espacio para nada más, entre casas de tejados negros hechos con pedazos de volcán y vinos calientes para amedrentar fantasmas y monstruos de peor calaña.
Dudó en un par de ocasiones, es cierto, pero se decía -en los momentos delicados- una y otra vez que no rompería ningún plato, que masticaría con la boca cerrada hasta que pudiera aguantarlo.
Como todas las veces que se largaba, esta, aunque breve y sin el mismo significado -prácticamente era una escapada como las que hacía todo el mundo que conseguía un par de días libres- adquiría unos tintes oscuros como esos tejados y demostraba su capacidad de aguante; viaje de guerrillas, fuego de su fuego congelado, cogió su macuto con un frío del carajo -y él sin abrigar- y se adentró en aquellos bosques desconocidos, en aquella jerga inusual, escudriñando aquellas duras facciones ciudad por ciudad nel oeste rheiniano.
Todo le era extraño, "es como estar en Japón", gótico alemán, costumbres afanadas y un montón de referencias en la cabeza.
Por el Mosel, en el Lorelay, hay un valle o una depresión donde antaño hubo un río, dónde anida la rubia aún, aquella que hizo perder la cabeza a los marineros, en tiempos de aguas agitadas, y esfondaron todos los bajeles, algunos proyectos de drakkar, otros simples de medio fondo, Oigo el cuerno la llamada, como las sirenas de Homero, 'no te acerques que te embaucan', arrecifes para la nada.
No podría haberlo hecho solo. Para él, como ya he dicho, todo le era jodidamente extraño, y también fascinador, en la medida que lo es todo aquello que te atenaza e inmoviliza sobremanera.
- Sai, ho visto uccelli piangendo stasera.
Se ha demostrado que es la mejor receta, sin duda alguna. Viajar es sinónimo de éxito. Y el billete para la gloria reside cerquita de la mente y adopta formas de lo más inusuales una y otra vez: una pequeñita pastilla te puede llegar a ofrecer todo lo que la vida quiere arrebatarte. Demasiada poca serotonina hace que las sinapsis vagueen y se olviden de atar cabos entre neuronas, y eso no puede ser.
Para nadar hace falta saber nadar, pero puede que si te tiras al agua tu propia capacidad de supervivencia llegue a sorprenderte, como colofón final.
Busco en vano esto que siento
De por qué estoy tan triste y apenado;
Una historia me ha dejado sin aliento
sin descanso en éxtasis he quedado.
Fresco está el aire y oscurece
calmo está el Rin en su mover;
La cima acantilada luz parece
es el último brillar del sol atardecer.
Las más pura de las doncellas sentada
allá arriba lleva a maravillar.
Su dorado tesoro se mostraba;
su dorado cabello ella al peinar.
Con un peine de oro ella al usar
canta una canción ensoñadora
su melodía extraña al sonar
es intensamente abrumadora.
El pescador en su pequeña barca
apresado es en su anhelo y suspirar.
No ve las rocas no las abarca
Sólo allá arriba se pierde en su mirar.
Creo que el oleaje pronto arrojará
a ambos, a su fin a la barca y al ser;
Eso es lo que esa canción logrará
La Lorelei en hechizante atardecer.
"Die Lore-ley",
Heinrich Heine*
*in tedesco è troppo complicato
EVASIÓN Y VICTORIA MOMENTÁNEA
Se encontraba entre los bosques tupidos y húmedos de niebla, aquellos lares dónde una vez trataron de detener a Máximo. Qué sabrían los bárbaros, si todavía seguían viviendo de la misma manera.
Seguía viendo las cosas igual, como los germanos. A orillas del Rhein viviría sueños de otro tiempo y olores gélidos de ultratumba. No había espacio para nada más, entre casas de tejados negros hechos con pedazos de volcán y vinos calientes para amedrentar fantasmas y monstruos de peor calaña.
Dudó en un par de ocasiones, es cierto, pero se decía -en los momentos delicados- una y otra vez que no rompería ningún plato, que masticaría con la boca cerrada hasta que pudiera aguantarlo.
Como todas las veces que se largaba, esta, aunque breve y sin el mismo significado -prácticamente era una escapada como las que hacía todo el mundo que conseguía un par de días libres- adquiría unos tintes oscuros como esos tejados y demostraba su capacidad de aguante; viaje de guerrillas, fuego de su fuego congelado, cogió su macuto con un frío del carajo -y él sin abrigar- y se adentró en aquellos bosques desconocidos, en aquella jerga inusual, escudriñando aquellas duras facciones ciudad por ciudad nel oeste rheiniano.
Todo le era extraño, "es como estar en Japón", gótico alemán, costumbres afanadas y un montón de referencias en la cabeza.
Por el Mosel, en el Lorelay, hay un valle o una depresión donde antaño hubo un río, dónde anida la rubia aún, aquella que hizo perder la cabeza a los marineros, en tiempos de aguas agitadas, y esfondaron todos los bajeles, algunos proyectos de drakkar, otros simples de medio fondo, Oigo el cuerno la llamada, como las sirenas de Homero, 'no te acerques que te embaucan', arrecifes para la nada.
No podría haberlo hecho solo. Para él, como ya he dicho, todo le era jodidamente extraño, y también fascinador, en la medida que lo es todo aquello que te atenaza e inmoviliza sobremanera.
- Sai, ho visto uccelli piangendo stasera.
Se ha demostrado que es la mejor receta, sin duda alguna. Viajar es sinónimo de éxito. Y el billete para la gloria reside cerquita de la mente y adopta formas de lo más inusuales una y otra vez: una pequeñita pastilla te puede llegar a ofrecer todo lo que la vida quiere arrebatarte. Demasiada poca serotonina hace que las sinapsis vagueen y se olviden de atar cabos entre neuronas, y eso no puede ser.
Para nadar hace falta saber nadar, pero puede que si te tiras al agua tu propia capacidad de supervivencia llegue a sorprenderte, como colofón final.
Busco en vano esto que siento
De por qué estoy tan triste y apenado;
Una historia me ha dejado sin aliento
sin descanso en éxtasis he quedado.
Fresco está el aire y oscurece
calmo está el Rin en su mover;
La cima acantilada luz parece
es el último brillar del sol atardecer.
Las más pura de las doncellas sentada
allá arriba lleva a maravillar.
Su dorado tesoro se mostraba;
su dorado cabello ella al peinar.
Con un peine de oro ella al usar
canta una canción ensoñadora
su melodía extraña al sonar
es intensamente abrumadora.
El pescador en su pequeña barca
apresado es en su anhelo y suspirar.
No ve las rocas no las abarca
Sólo allá arriba se pierde en su mirar.
Creo que el oleaje pronto arrojará
a ambos, a su fin a la barca y al ser;
Eso es lo que esa canción logrará
La Lorelei en hechizante atardecer.
"Die Lore-ley",
Heinrich Heine*
*in tedesco è troppo complicato
martes, 27 de noviembre de 2007
BAJO DESGARRO 3.0
CAPÍTULO TERCERO
LAS RUINAS DE MIS RITOS SE MUEVEN
En el combate recrudecido de los últimos tiempos, Enzo halló un hueco para escapar de aquél lugar.
Parecía que el dolor se estaba largando por momentos, aunque siempre volviera, así que decidió coger el camino hacia adelante y no pararse más de lo necesario. Era la única posibilidad, en aquél estado, se decía, "todo este dolor es una ilusión"; y con sus bártulos y un gorro para el frío empezó a pensar en las 2 horas de viaje que tenía por delante. Intentaría dormir -iba falto de horas de sueño- pero claro, sin estraños ni turbulencias mucho mejor. Ya llegaría.
- Esa canción fue uno de los culpables, tío. Estamos locos, pero cuando tengamos 40 seremos sanísimos, ya lo verás.
La música no pertenece a nadie. La música es arte en movimiento para invocar, nunca para denostar. Es la categoría más alta a la que podemos aspirar.
Era probable que no se entendiera, pero fue sobre la marcha y sin previo aviso, como cuando llega la muerte. Había decidido actuar como lo hace la mismísima portadora de la guadaña sagrada: de ahora en adelante eran iguales. Seguía el miedo, cierto, pero éste mutaba y mutaba y no paraba de mutar. No acertaba, se decía,
- "¿Qué forma quieres adoptar hoy?"
- Tenemos una deuda pendiente.
- Tú no eres mi hermano, mi hermano no atraviesa paredes.
Por ahora así debía ser, digamos, con una base clara a la que agarrarse, una clara sintonía en su cabeza.
- Lo voy a arreglar todo cuando vuelva, pero ahora no puedo. No puedo pararme aquí.
- Dicen que si cierras fuertes los ojos acabas viéndola, y que te plantas ya fuera del jodido invierno; lejos, muy lejos de aquí.
- Sólo quiero que pase rápido diciembre y celebrar el año nuevo.
"Coger mi cámara", me dijo anteayer, "y salir por ahí sin nada que hacer más que millones de fotos". Pero hipotecando su vida, sus meses, no tenía muchas opciones. Le salió cómo debió salirle, de cualquier manera, corriendo, no te duermas, mantente vivo, coge aire y respira.
- Es la única manera.
- No lo soportarán; además no estás seguro del todo, a largo plazo.
- Claro, pero ahora lo que cuenta es el presente, y no mirar atrás.
El cuerpo es sabio, él sabe qué hacer cuando la mente no responde. Al final, cuando no sabes el remedio, se puede dejar todo en manos de la cara B del ser. Los valores de la carne, los flujos que corren y regeneran tu organismo.
Y mientras no haya avisos graves, crucemos los dedos. Se puede seguir así, coge la directa y no la dejes. Dale la bienvenida a cualquier cambio, amigo mío, y ya te llegará la hora.
LAS RUINAS DE MIS RITOS SE MUEVEN
En el combate recrudecido de los últimos tiempos, Enzo halló un hueco para escapar de aquél lugar.
Parecía que el dolor se estaba largando por momentos, aunque siempre volviera, así que decidió coger el camino hacia adelante y no pararse más de lo necesario. Era la única posibilidad, en aquél estado, se decía, "todo este dolor es una ilusión"; y con sus bártulos y un gorro para el frío empezó a pensar en las 2 horas de viaje que tenía por delante. Intentaría dormir -iba falto de horas de sueño- pero claro, sin estraños ni turbulencias mucho mejor. Ya llegaría.
- Esa canción fue uno de los culpables, tío. Estamos locos, pero cuando tengamos 40 seremos sanísimos, ya lo verás.
La música no pertenece a nadie. La música es arte en movimiento para invocar, nunca para denostar. Es la categoría más alta a la que podemos aspirar.
Era probable que no se entendiera, pero fue sobre la marcha y sin previo aviso, como cuando llega la muerte. Había decidido actuar como lo hace la mismísima portadora de la guadaña sagrada: de ahora en adelante eran iguales. Seguía el miedo, cierto, pero éste mutaba y mutaba y no paraba de mutar. No acertaba, se decía,
- "¿Qué forma quieres adoptar hoy?"
- Tenemos una deuda pendiente.
- Tú no eres mi hermano, mi hermano no atraviesa paredes.
Por ahora así debía ser, digamos, con una base clara a la que agarrarse, una clara sintonía en su cabeza.
- Lo voy a arreglar todo cuando vuelva, pero ahora no puedo. No puedo pararme aquí.
- Dicen que si cierras fuertes los ojos acabas viéndola, y que te plantas ya fuera del jodido invierno; lejos, muy lejos de aquí.
- Sólo quiero que pase rápido diciembre y celebrar el año nuevo.
"Coger mi cámara", me dijo anteayer, "y salir por ahí sin nada que hacer más que millones de fotos". Pero hipotecando su vida, sus meses, no tenía muchas opciones. Le salió cómo debió salirle, de cualquier manera, corriendo, no te duermas, mantente vivo, coge aire y respira.
- Es la única manera.
- No lo soportarán; además no estás seguro del todo, a largo plazo.
- Claro, pero ahora lo que cuenta es el presente, y no mirar atrás.
El cuerpo es sabio, él sabe qué hacer cuando la mente no responde. Al final, cuando no sabes el remedio, se puede dejar todo en manos de la cara B del ser. Los valores de la carne, los flujos que corren y regeneran tu organismo.
Y mientras no haya avisos graves, crucemos los dedos. Se puede seguir así, coge la directa y no la dejes. Dale la bienvenida a cualquier cambio, amigo mío, y ya te llegará la hora.
domingo, 25 de noviembre de 2007
BAJO DESGARRO 2.0
CAPÍTULO SEGUNDO
UN COMBATE DESIGUAL: ALMA vs LA MENTE TRAICIONERA
Empezó a acostumbrarse a vivir bajo los efectos de aquella droga letal.
Desde sus tiempos de adicto -no tan lejanos por otra parte-, nada le había hecho pensar en una recaída, o volver a ellas. Como todas estas cosas inescrutables que dirige la mente humana, no había otro remedio y no le parecía del todo mal.
Ceder una parte de su poder a un ente superior, para el bien de todos (incluído el mismo). No sufriría por pensar que su vida se le escapaba de las manos: esas batallas estaban ya muy perdidas y no había ya que temer. Si tenía que morir que no fuera porque él no delegó en las milagrosas pastillas...
Era la maldición de su tiempo. Jóvenes con proyección, con toda una vida por delante, bloqueados, absortos, e inutilizados para la causa máxima del ser humano: la búsqueda de la felicidad. Estaba marcado por esa maldición, una enfermedad de difícil cura, una tara, un defecto de fábrica;
-¿Quantos hay como yo?
- De momento estoy separando las características propias de los originarios, para después aíslarlas y encontrar la raiz de las ramas del genoma que difieren en cuestión. Esto me permitirá hallar a otros como tú y será más fácil diferenciarles...
-¿Para meterlos a todos en un campo de concentración?
- Sé que has estado en Alemania últimamente, pero no es para tanto...
- ¿Y qué pasa si Sylar los encuentra antes?
Deseaba ser jodidamente especial, siempre se sintió así. Nunca pudo absorber los poderes de los otros, pero se decía que ya tenía bastante con lo suyo:
- ¿Porqué no me habías dicho nada?
- No podía, de hecho me cuesta... estoy como... no sé, bloqueado, joder. No puedo pensar, ni actuar ni tomar decisiones. Me estoy dejando llevar, pero siempre pensando en mi beneficio, sin forzarme a nada.
- O sea, que te has convertido en un abuelo prematuro...
risas
- Sí, algo así.
- Todo lo que haga no tiene ningún sentido. Yo sé lo que es verdadero, y lo verdadero eres tú. Y yo quiero lo verdadero en mi vida, ¿entiendes?
Todo lo demás me da igual, menos lo que no tiene sentido.
- Sólo quiero escuchar y dejarme en paz.Necesitaba una válvula de escape y la halló justo a tiempo. Tanto cuesta, se repite, "tanto cuesta luego ríes y la suma te desajusta", qué terrible ironía.
De verdad que podía vivir en aquél estado de puertas abiertas de nuevo cuño, drogado, abismado y confundido. Que desfalleciera o no: eso lo dejaba para gente más docta, y ese era el principal problema;
vivía en un mundo, un planeta, una sociedad, tenía congéneres, había ADN y seguían unos avances de la hostia en el tema. Y a eso nunca se adaptaría.
Como tantas veces -cual animal incomprendido- callaba la boca, bajaba la cabeza y seguía a lo suyo.
Era una especie en extinción luchando contra otra del mismo calado.
El samurái contra el dinosaurio.
El alma contra la mente traicionera.
UN COMBATE DESIGUAL: ALMA vs LA MENTE TRAICIONERA
Empezó a acostumbrarse a vivir bajo los efectos de aquella droga letal.
Desde sus tiempos de adicto -no tan lejanos por otra parte-, nada le había hecho pensar en una recaída, o volver a ellas. Como todas estas cosas inescrutables que dirige la mente humana, no había otro remedio y no le parecía del todo mal.
Ceder una parte de su poder a un ente superior, para el bien de todos (incluído el mismo). No sufriría por pensar que su vida se le escapaba de las manos: esas batallas estaban ya muy perdidas y no había ya que temer. Si tenía que morir que no fuera porque él no delegó en las milagrosas pastillas...
Era la maldición de su tiempo. Jóvenes con proyección, con toda una vida por delante, bloqueados, absortos, e inutilizados para la causa máxima del ser humano: la búsqueda de la felicidad. Estaba marcado por esa maldición, una enfermedad de difícil cura, una tara, un defecto de fábrica;
-¿Quantos hay como yo?
- De momento estoy separando las características propias de los originarios, para después aíslarlas y encontrar la raiz de las ramas del genoma que difieren en cuestión. Esto me permitirá hallar a otros como tú y será más fácil diferenciarles...
-¿Para meterlos a todos en un campo de concentración?
- Sé que has estado en Alemania últimamente, pero no es para tanto...
- ¿Y qué pasa si Sylar los encuentra antes?
Deseaba ser jodidamente especial, siempre se sintió así. Nunca pudo absorber los poderes de los otros, pero se decía que ya tenía bastante con lo suyo:
- ¿Porqué no me habías dicho nada?
- No podía, de hecho me cuesta... estoy como... no sé, bloqueado, joder. No puedo pensar, ni actuar ni tomar decisiones. Me estoy dejando llevar, pero siempre pensando en mi beneficio, sin forzarme a nada.
- O sea, que te has convertido en un abuelo prematuro...
risas
- Sí, algo así.
- Todo lo que haga no tiene ningún sentido. Yo sé lo que es verdadero, y lo verdadero eres tú. Y yo quiero lo verdadero en mi vida, ¿entiendes?
Todo lo demás me da igual, menos lo que no tiene sentido.
- Sólo quiero escuchar y dejarme en paz.Necesitaba una válvula de escape y la halló justo a tiempo. Tanto cuesta, se repite, "tanto cuesta luego ríes y la suma te desajusta", qué terrible ironía.
De verdad que podía vivir en aquél estado de puertas abiertas de nuevo cuño, drogado, abismado y confundido. Que desfalleciera o no: eso lo dejaba para gente más docta, y ese era el principal problema;
vivía en un mundo, un planeta, una sociedad, tenía congéneres, había ADN y seguían unos avances de la hostia en el tema. Y a eso nunca se adaptaría.
Como tantas veces -cual animal incomprendido- callaba la boca, bajaba la cabeza y seguía a lo suyo.
Era una especie en extinción luchando contra otra del mismo calado.
El samurái contra el dinosaurio.
El alma contra la mente traicionera.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
BAJO DESGARRO
CAPÍTULO PRIMERO
SOSPECHA DE UN APOCADO BOTARATE
Notaba que le quedaba poco tiempo ya.
Estaba cerca de exhalar su último suspiro y, en esas condiciones, no podía dejar de pensar en lo que todavía le faltaba por hacer; tenía tantas deudas pendientes que las palpitaciones, localizadas en la parte izquierda del cuello con un agudo pitido en momento de ataque o presíncope, se multiplicaban y amenazaban con echarlo todo por la borda.
"Aún no ha llegado tu hora", se decía, pero el trabajo que estaba desarrollando en esa época no le ayudaba demasiado. Lo veía todo oscuro: que si un chico de 25 años que de la nada padece un derrame cerebral, el hermano de un amigo -un chiquillo también- con un tumor cerca del corazón, etc. La muerte asomaba, andaba cerca, y no había escapatoria. ¿Cómo afrontaría aquél momento?
Pensaba que de todas formas, esos días, nadie parecía estar cerca y había poca disponibilidad. Lo sabía porque tenía demasiado tiempo para él, para pensar, para olisquear la muerte. Y eso era lo que le causaba más dolor y le atemorizaba por completo.
Volvía a no poder dormir. Cuando por fin lo conseguía, después de horas de lucha por no desfallecer y orientar pensamientos en la cama, temía no volver a levantarse tanto como una puta losa de esas que te marcan, por lo que el tema se alargaba indefinidamente. La última esperanza dormía en un latido tenue en forma de caso clínico, simple y llanamente, pero se lo decía con voz baja en un arranque -de lo poco que le quedaba- de delirium artisct.
Le costaba aceptarlo, ya que significaría estar loco y no tener ninguna enfermedad secreta, y esa opción le disgustaba demasiado; o, en caso de estar enfermo, padecer las mil singularidades de un proceso semejante, por no mencionar la posible reacción-desastre de su familia. Y era, también, demasiado cobarde para aceptarlo: se vendría abajo y eso provocaría un deslizamiento de su mente a cotas extremas, la enfermedad mental que comentaba antes.
Como su vida, todo era un círculo vicioso, un pez que se muerde la cola, una sucesión de hechos que ya había vivido, Vértigo, Nietzsche y el puto Forrest Gump. Odiaba darse cuenta de que el miedo a permanecer en los anales había sido sustituído por uno más terrenal, más físico. Íba a palmar, desaparecer, tenía que dejarse ya de tonterías de aspecto literario teñidas por artificios tan manidos. Estaba aterrorizado.
Había dejado innumerables vicios para no encontrarse en ese lugar como el que reza a un Dios para salvar su alma, pero no era suficiente. El tabaco y la falta de deporte, al final seguramente los dos más importantes, retumbaban como ecos molestos que avisaban y avisaban... hasta que fuera demasiado tarde.
Sólo quería intentar no sufrir, pero nunca había tenido demasiada suerte y no creía que fuera a cambiar ahora. Era demasiado tarde joder, y se odiaba por ello, ¿qué diablos hizo mal?
Estaba y seguía completamente perdido.
Notaba que le quedaba poco tiempo ya.
SOSPECHA DE UN APOCADO BOTARATE
Notaba que le quedaba poco tiempo ya.
Estaba cerca de exhalar su último suspiro y, en esas condiciones, no podía dejar de pensar en lo que todavía le faltaba por hacer; tenía tantas deudas pendientes que las palpitaciones, localizadas en la parte izquierda del cuello con un agudo pitido en momento de ataque o presíncope, se multiplicaban y amenazaban con echarlo todo por la borda.
"Aún no ha llegado tu hora", se decía, pero el trabajo que estaba desarrollando en esa época no le ayudaba demasiado. Lo veía todo oscuro: que si un chico de 25 años que de la nada padece un derrame cerebral, el hermano de un amigo -un chiquillo también- con un tumor cerca del corazón, etc. La muerte asomaba, andaba cerca, y no había escapatoria. ¿Cómo afrontaría aquél momento?
Pensaba que de todas formas, esos días, nadie parecía estar cerca y había poca disponibilidad. Lo sabía porque tenía demasiado tiempo para él, para pensar, para olisquear la muerte. Y eso era lo que le causaba más dolor y le atemorizaba por completo.
Volvía a no poder dormir. Cuando por fin lo conseguía, después de horas de lucha por no desfallecer y orientar pensamientos en la cama, temía no volver a levantarse tanto como una puta losa de esas que te marcan, por lo que el tema se alargaba indefinidamente. La última esperanza dormía en un latido tenue en forma de caso clínico, simple y llanamente, pero se lo decía con voz baja en un arranque -de lo poco que le quedaba- de delirium artisct.
Le costaba aceptarlo, ya que significaría estar loco y no tener ninguna enfermedad secreta, y esa opción le disgustaba demasiado; o, en caso de estar enfermo, padecer las mil singularidades de un proceso semejante, por no mencionar la posible reacción-desastre de su familia. Y era, también, demasiado cobarde para aceptarlo: se vendría abajo y eso provocaría un deslizamiento de su mente a cotas extremas, la enfermedad mental que comentaba antes.
Como su vida, todo era un círculo vicioso, un pez que se muerde la cola, una sucesión de hechos que ya había vivido, Vértigo, Nietzsche y el puto Forrest Gump. Odiaba darse cuenta de que el miedo a permanecer en los anales había sido sustituído por uno más terrenal, más físico. Íba a palmar, desaparecer, tenía que dejarse ya de tonterías de aspecto literario teñidas por artificios tan manidos. Estaba aterrorizado.
Había dejado innumerables vicios para no encontrarse en ese lugar como el que reza a un Dios para salvar su alma, pero no era suficiente. El tabaco y la falta de deporte, al final seguramente los dos más importantes, retumbaban como ecos molestos que avisaban y avisaban... hasta que fuera demasiado tarde.
Sólo quería intentar no sufrir, pero nunca había tenido demasiada suerte y no creía que fuera a cambiar ahora. Era demasiado tarde joder, y se odiaba por ello, ¿qué diablos hizo mal?
Estaba y seguía completamente perdido.
Notaba que le quedaba poco tiempo ya.
domingo, 11 de noviembre de 2007
UNA DE PINGÜINOS
-2 grados centígrados hoy por estos lares... y una manada de pingüinos aquí al ladito de mi campana de cristal, fuera, esperando que acabe mi turno para asesinarme a martillazos fríos como el frío, a que muera congelado por la acción de los rayos cósmicos de esta maldita y desagradecida ciudad. O a riesgo de que me toquen y muera congelado...
¿Alguna vez viví aquí? ¿Soy de aquí? ¿Cómo puedo haber nacido aquí y no recordar este puto frío? ¿Siempre fue así?
Me espera un bonito invierno, necesito purgar los demonios de la noche en algún lado porque si no no voy a encontrar motivos... ¿el dinero?
Poderoso caballero es don dinero, pero a costa de esta tortura es más bien jodido;
tampoco tengo nada mejor que hacer, y ya que decidí volver... pues a pasar frío, joder.
¿Tener las manos frías siempre es síntoma de algo?
¿Y los pies?
¿Vuelvo a los jerseis de cuello alto? Los veo cutres y poco cómodos, molestan. Me recuerdan a Seinfeld y me ralla. Pero podría ser una opción buena para la supervivencia.
¿Me compro una bufanda más gruesa y de tonos lilas?
Empiezo... a ver. ¿Empiezo a ponerme camiseta de tirantes debajo? Sí, de esas blancas míticas Ferrys, la vestidura habitual de los ociosos mafiosos que se sientan fuera de sus negocios a charlotear y pedigonarse. Solían ser un componente de apoyo agradecido al resto de la ropa, ¿lo recuerdas?
También recuerdo que mi hermano pequeño usaba medias de futbolista -aunque el nunca jugara- para hacer más llevaderos estos climas. ¿Me hago con unas?
¿Y los gorros? Sombreros... no, va, no. Gorros...s í. Ayer, entre mi ajuar de invierno manrusiano, encontré mis dos de siempre, uno negro más ancho y abrigador y otro más fashioneti, Kangol Samuel L. Pero va a caer otro aún más abrigador, está por ahí cerquita.
En cuanto a las chaquetas tengo un problema eh, aunque siempre me quede mi antigua Levi's. Guantes paso, siempre he pensado que son tan inútiles y estúpidos como los paraguas, aunque quizá deba replanteármelo, y esto es lo que más me jode de este invierno del carajo que preveo, y que acaba de empezar. Por no hablar de los paraguas un poquito más... me parece absurdo salir a la calle equipado con uno. Primero ya es incómodo porque te elimina una mano; segundo es de mongolo llevar uno encima como esperando la lluvia, ¡casi deseándola! Esto lo atribuyo al daño que hizo en su tiempo la peli de Cantando bajo la lluvia, arraigada por desgracia en la cultura popular. Tercero... que son horribles, joder, y que nadie se lo ha dicho aún a Rihanna.
Me cruje una ligera obsesión, pero espero no darme cuenta y salir vivo del envite.
1, 2, 3... sol, para paliar estos jodidos efectos, porque es duro de cojones, de verdad.
Creo que voy a pedir un aumento de sueldo. Veo las montañas de Montserrat desde aquí, garantes de una antiguo estilo de vida y puede que del Santo Grial, Himmler vino a buscarlo...
Pues no, ¡¡a la mierda!! Putos monjes samoanos... ¡¡es por culpa de esa gran muralla de piedra que aquí pasamos frío!!
Cazzo!!
¡¡Voy a morir por inhanición, congelación e hiperglucemia!!
¿O por un fallo múltiple orgánico?
miércoles, 7 de noviembre de 2007
EL MUNDO DERRUÍDO*
- Estás tosiendo.
- Sí bueno, estoy ahí-ahí. Estoy tomando vitaminas.
- Vitaminas, ¿para no ponerte mala?
interrumpiendo un principio de explicación
- ¿Para prevenir?
Me mira con cara incrédula y un principio de cabreo, ¿de qué hablas?
Me he perdido y sumergido en un diálogo mío de una canción que debió ser mía o ser yo, aun no estoy seguro.
Si acumulas ceniza tanto tiempo, ¿qué sucede?
(Se hace una montaña que es más fácil eliminar de un soplido, si vuestros lazos los forman cimientos de este tipo).
Preguntas, ¿es tan triste el cometido? Ya no tienes que buscarle un sentido.
Viniste a mí en mi reyno, un día cruzaste el charco,
un día que yo miraba y asentía, preguntaba por el remedio más parco.
Dijiste si me atrevía y yo respondí: "Tenemos un trato".
Empezó en un bar que nunca nos abandonó; soñaste y el delirio me atizó: "Sabes, las noches no acaban así, entre tú y yo".
Una palabra de tu boca mientras yo me buscaba: "Qué te pasa con los besos? Porqué yo ya no pienso hacer nada".
Bandido o ladrón, no importaba
dos bares más y el humo no me alcanzaba, poca paciencia: "Quizás en un iglú funcionara".
Y piensas: los caminos se debieron perder, pero reencontrarse no es menester.
Cuando la cabeza me alejó, volví a sentirte cerca, de nuevo un camino: "El médico me lo tiene totalmente prohibido".
- Ehem... no sé... ¿por dónde iba?
- Tú callate, anda. Pero eh, si tienes algo pensado suéltalo, que te vas viendo menos cohibido.
Yo en realidad seguía a lo mío,
dentro de mi mundo por construir derruído,
seguía perdido...
* POR 43 CANDADOS
- Sí bueno, estoy ahí-ahí. Estoy tomando vitaminas.
- Vitaminas, ¿para no ponerte mala?
interrumpiendo un principio de explicación
- ¿Para prevenir?
Me mira con cara incrédula y un principio de cabreo, ¿de qué hablas?
Me he perdido y sumergido en un diálogo mío de una canción que debió ser mía o ser yo, aun no estoy seguro.
Si acumulas ceniza tanto tiempo, ¿qué sucede?
(Se hace una montaña que es más fácil eliminar de un soplido, si vuestros lazos los forman cimientos de este tipo).
Preguntas, ¿es tan triste el cometido? Ya no tienes que buscarle un sentido.
Viniste a mí en mi reyno, un día cruzaste el charco,
un día que yo miraba y asentía, preguntaba por el remedio más parco.
Dijiste si me atrevía y yo respondí: "Tenemos un trato".
Empezó en un bar que nunca nos abandonó; soñaste y el delirio me atizó: "Sabes, las noches no acaban así, entre tú y yo".
Una palabra de tu boca mientras yo me buscaba: "Qué te pasa con los besos? Porqué yo ya no pienso hacer nada".
Bandido o ladrón, no importaba
dos bares más y el humo no me alcanzaba, poca paciencia: "Quizás en un iglú funcionara".
Y piensas: los caminos se debieron perder, pero reencontrarse no es menester.
Cuando la cabeza me alejó, volví a sentirte cerca, de nuevo un camino: "El médico me lo tiene totalmente prohibido".
- Ehem... no sé... ¿por dónde iba?
- Tú callate, anda. Pero eh, si tienes algo pensado suéltalo, que te vas viendo menos cohibido.
Yo en realidad seguía a lo mío,
dentro de mi mundo por construir derruído,
seguía perdido...
* POR 43 CANDADOS
jueves, 1 de noviembre de 2007
EL MARIDO HUÉRFANO
21,37 del 31 de octubre. Acabo de salir del Coliseum de ver El Orfanato, en el día de los muertos. De las prisas a todos los lugares, ahora desde el Viena comiéndome mi bocata preferido, he saldado una deuda pendiente. Me venía rondando después de ver la clase magistral que hicieron los jóvenes realizadores del film en Sitges. No las tenía todas, a los amiguetes de elfuegoestáencendido ya les posteé algunas dudas y un dinerillo como mal menor. Pero no, me equivoqué. Cierto es, como decía su director J. A. Bayona, que su proyecto viene de mucho antes que Los Otros (la eterna dificultad de los que quieren llegar), pero le apesta demasiado y, en consecuencia, denota cierta incapacidad para adaptarse y crear algo diferente teniendo en cuenta eso. La peli no tiene ritmo y es previsible, está descompensada y los personajes están muy desdibujados. Mención especial al marido de Belén Rueda, que pinta cuadros. Da la sensación de que le quieren echar de la peli, sobretodo la misma Belén, porque no se entera de nada. ¡Y además tiene la desfachatez de cerrar la peli! Ah, de la Chaplin ni hablo, che schifo... y sí, Belén está mayor ya, pero sigue...s igue... ahí, sí.
Deberían explotarse más los recursos musicales, el sonido, los silencios... poco miedo he pasado, aunque mi partenaire ha tenido un par de sobresaltos y dice que le ha gustado.
- Será la cerveza. Joder, esta es la segunda y voy morao. Y el marido,
riéndose a carcajada suelta ¡que coño hace, que diga algo, mira qué caras pone todo el rato!
- Shhhhttttttttttttttt, no chilles...
Pero no rajaré más. Está claro que el instinto crítico está cerquita, pero a veces también hay que dejar espacio libre para valorar otras cosas. Como por ejemplo la técnica: está realmente bien hecha. Tiene unos planos cojonudos, impropios de novatos. Y la sensación de aire fresco que nos traen esta gente, así que habrá que estar atentos a sus próximos movimientos.
- La próxima vez elijo yo.
Sí, será la cerveza, tampoco he comido mucho. Me mareo mirando las luces de la ciudad y todo me baila, aunque puedo controlarlo, he estado en sitios peores mientras pienso en Johnny Depp por segunda vez hoy, ahora cuando entra al hotel y habla con la recepcionista en Miedo y Asco.
Estoy sentado en el asiento de justo detrás del chófer, delante de todo. He pensado que sería el más cómodo, pero me he equivocado: ya me están doliendo las rodillas.
Deberían explotarse más los recursos musicales, el sonido, los silencios... poco miedo he pasado, aunque mi partenaire ha tenido un par de sobresaltos y dice que le ha gustado.
- Será la cerveza. Joder, esta es la segunda y voy morao. Y el marido,
riéndose a carcajada suelta ¡que coño hace, que diga algo, mira qué caras pone todo el rato!
- Shhhhttttttttttttttt, no chilles...
Pero no rajaré más. Está claro que el instinto crítico está cerquita, pero a veces también hay que dejar espacio libre para valorar otras cosas. Como por ejemplo la técnica: está realmente bien hecha. Tiene unos planos cojonudos, impropios de novatos. Y la sensación de aire fresco que nos traen esta gente, así que habrá que estar atentos a sus próximos movimientos.
- La próxima vez elijo yo.
Sí, será la cerveza, tampoco he comido mucho. Me mareo mirando las luces de la ciudad y todo me baila, aunque puedo controlarlo, he estado en sitios peores mientras pienso en Johnny Depp por segunda vez hoy, ahora cuando entra al hotel y habla con la recepcionista en Miedo y Asco.
Estoy sentado en el asiento de justo detrás del chófer, delante de todo. He pensado que sería el más cómodo, pero me he equivocado: ya me están doliendo las rodillas.
lunes, 29 de octubre de 2007
LA GIRA DEL MILENIO
Ayer se cerró la gira de reencuentro de 10 conciertos ofrecidos por Héroes del Silencio tras 11 años en la sombra.
Ya que le dediqué uno de los posts más emocionados de este blog, quisiera ofrecer mi visión sobre el asunto. Es cierto, sí, no he ido a ninguno de los 5 (creo) que han dado en España.
He seguido con toda la atención posible el desarrollo de los mismos: fotos, noticias en Google, alguna cosilla del Youtube y escaseces de la prensa escrita. Incluso sé de gente -de procedencia diversa- que ha ido y en el de ayer en Valencia participé desde mi campana de cristal sin puerta, gracias a mi camarada Bati y su teléfono. Escuché la presentación del grupo que hacía Bunbury, frases de despedida y acordes de Avalancha y La Herida.
He estado ahí, sin estar, como tantas otras veces. Puede que esto responda a cierta intranquilidad por no haber cerrado una etapa en mi vida, pero no creí oportuno cerrar nada nunca y no voy a empezar ahora. No hace falta que leáis nada sobre prefabricados, dinero (¿1 millón de euros a cada uno por volver?), descohesión o enfrentamientos entre Valdivia y el cantante-solista. No en este sitio.
El día que empecé a tirarme del barco fue cuando vi en la Sexta que hicieron cobertura para el primer concierto en España. Había en los alrededores millones de personas, todas perfectamente ataviadas para la ocasión. Camisetas, tatuajes, greñas,etc. Personas a las que en teoría tenía que unirme cierta comunión, valga la rebundancia. Teniendo en cuenta lo que el grupo significó para mí, para mi devenir como ser humano, comprobar todo aquello en un ambiente tan festivo me sumió en una profunda tristeza: en realidad no eran como yo. No tenían nada en común conmigo: eran unos mierdas. Siempre creí que era algo exclusivo o como mínimo excluyente. De ahí una ola de pesimismo escéptica pasó a envolverlo todo.
Así que curiosamente he pasado por encima, casi de puntillas, por todo este fenómeno. También por el especial de El País que le están dedicando -libros-cedés-, la gota que ha colmado el vaso. Hay varios posos de contradicciones -aún como tantas otras veces y tan aplicado a mi vida- como que es evidente que me lo estoy comprando. De todas maneras haré selección (como en las numerosas e inútiles recopilaciones que la discográfica ha ido sacando todo estos años), porque la obra en solitario de Bunbury me ne frega un cazzo, me pregunto qué cojones tiene que ver con todo lo de Héroes.
No han parado de llegarme voces, rumores, noticias... cosas sobre ellos desde que cruzaron el charco. He estado atento, pero ya tenía ganas de que se acabara. Necesito que lo dejen estar ya de una vez, no quiero oir más que vuelven ni nada por el estilo. Eso es lo que dicen ellos, o eso parece. Esperemos que sea cierto, y puede que en dos años se me ocurra ponerme mi camiseta del grupo sin que nadie haga mención a este 2007.
- Yo voy al de Valencia, el último, será increíble, dicen que van más de 80,000 personas, flipa.
- Ya, pero también he oído que el sonido es una mierda y que Bunbury canta con una pantalla gigante porque no se sabe las letras.
- Menudo fraude pues.
- Me la suda tío, sabes lo que es escuchar por última vez a Héroes, las canciones de siempre, las míticas, hoy en día?
- Deberían haber sacado disco nuevo. He escuchado las mismas canciones mil veces. Este regreso es falsísimo, se ve claramente que es por la pasta.
- ¿Y qué cosa no se hace por dinero hoy en día?
Los dejaré ahí en ese rincón en el que estuvieron tanto tiempo, es como si alguien te dijera que Elvis ha resucitado y que te viene a cantar a casa... perdería todo su encanto. Los muertos muertos están o... coño. No... ehem... creo que no. Puede que tuviera que haber ido, podía haber forzado para hacerlo,
nadar mar adentro, y no querer salir...
Ya que le dediqué uno de los posts más emocionados de este blog, quisiera ofrecer mi visión sobre el asunto. Es cierto, sí, no he ido a ninguno de los 5 (creo) que han dado en España.
He seguido con toda la atención posible el desarrollo de los mismos: fotos, noticias en Google, alguna cosilla del Youtube y escaseces de la prensa escrita. Incluso sé de gente -de procedencia diversa- que ha ido y en el de ayer en Valencia participé desde mi campana de cristal sin puerta, gracias a mi camarada Bati y su teléfono. Escuché la presentación del grupo que hacía Bunbury, frases de despedida y acordes de Avalancha y La Herida.
He estado ahí, sin estar, como tantas otras veces. Puede que esto responda a cierta intranquilidad por no haber cerrado una etapa en mi vida, pero no creí oportuno cerrar nada nunca y no voy a empezar ahora. No hace falta que leáis nada sobre prefabricados, dinero (¿1 millón de euros a cada uno por volver?), descohesión o enfrentamientos entre Valdivia y el cantante-solista. No en este sitio.
El día que empecé a tirarme del barco fue cuando vi en la Sexta que hicieron cobertura para el primer concierto en España. Había en los alrededores millones de personas, todas perfectamente ataviadas para la ocasión. Camisetas, tatuajes, greñas,etc. Personas a las que en teoría tenía que unirme cierta comunión, valga la rebundancia. Teniendo en cuenta lo que el grupo significó para mí, para mi devenir como ser humano, comprobar todo aquello en un ambiente tan festivo me sumió en una profunda tristeza: en realidad no eran como yo. No tenían nada en común conmigo: eran unos mierdas. Siempre creí que era algo exclusivo o como mínimo excluyente. De ahí una ola de pesimismo escéptica pasó a envolverlo todo.
Así que curiosamente he pasado por encima, casi de puntillas, por todo este fenómeno. También por el especial de El País que le están dedicando -libros-cedés-, la gota que ha colmado el vaso. Hay varios posos de contradicciones -aún como tantas otras veces y tan aplicado a mi vida- como que es evidente que me lo estoy comprando. De todas maneras haré selección (como en las numerosas e inútiles recopilaciones que la discográfica ha ido sacando todo estos años), porque la obra en solitario de Bunbury me ne frega un cazzo, me pregunto qué cojones tiene que ver con todo lo de Héroes.
No han parado de llegarme voces, rumores, noticias... cosas sobre ellos desde que cruzaron el charco. He estado atento, pero ya tenía ganas de que se acabara. Necesito que lo dejen estar ya de una vez, no quiero oir más que vuelven ni nada por el estilo. Eso es lo que dicen ellos, o eso parece. Esperemos que sea cierto, y puede que en dos años se me ocurra ponerme mi camiseta del grupo sin que nadie haga mención a este 2007.
- Yo voy al de Valencia, el último, será increíble, dicen que van más de 80,000 personas, flipa.
- Ya, pero también he oído que el sonido es una mierda y que Bunbury canta con una pantalla gigante porque no se sabe las letras.
- Menudo fraude pues.
- Me la suda tío, sabes lo que es escuchar por última vez a Héroes, las canciones de siempre, las míticas, hoy en día?
- Deberían haber sacado disco nuevo. He escuchado las mismas canciones mil veces. Este regreso es falsísimo, se ve claramente que es por la pasta.
- ¿Y qué cosa no se hace por dinero hoy en día?
Los dejaré ahí en ese rincón en el que estuvieron tanto tiempo, es como si alguien te dijera que Elvis ha resucitado y que te viene a cantar a casa... perdería todo su encanto. Los muertos muertos están o... coño. No... ehem... creo que no. Puede que tuviera que haber ido, podía haber forzado para hacerlo,
nadar mar adentro, y no querer salir...
sábado, 27 de octubre de 2007
VIDA EN TRES MUJERES
La velocidad. El movimiento.
La velocidad y el tipo de movimiento que cada uno le imprime a su vida. Unas veces puedes elegir, otras te viene impuesto. Velocidad es un término que implica tiempo, tiempo recorrido. Darte cuenta de ello o no, ser consciente, según los momentos vividos. Momentos buenos y momentos malos, velocidades rápidas y velocidades lentas tal vez. Movimiento constante, velocidad rápida también. Poco movimiento, velocidad lenta, tiempo recorrido eterno. Siempre según los niveles de consciencia de cada uno.
Segunda parte: Tiempo. Al final es el gran hechicero, el gurú de turno, Michael Jackson, Sylvester Stallone, presidentes muertos. El auténtico protagonista de este blog y verdadero tormento del que escribe.
¿Cómo te das cuenta? ¿Te levantas un día y dejas de tener pelo? ¿Así de repente? Es como... a ver. Te crece la barriga, te... duele más el cuerpo, ¿acaso te cuesta más recuperarte de las borracheras?
Deberías dejar de mirarte la coronilla con el espejo de mano del baño -aunque te pique no te rasques más-, afróntalo. Las entradas también son sexys.
Tener una buena higiene personal puede ayudarte, si es que eres de estos. El hecho de arreglarte, puede que incluso depilarte, cortarte más a menudo el pelo -si es que te queda-, ir al gimnasio aunque siga siendo una idea absurda, tal vez echar unas canastas, un partidillo de fútbol para acabados; comprarte ropa nueva, prueba... sí, intenta ir un poco a la moda, pero sin renunciar a tu estilo.
Disfrutar de los numerosos placeres que tiene la vida, como la comida. Follar. Primero el comer como acto por ejemplo. El elemento culinario gana fuerza, es obvio. El vino... el vino sí, hay que explorarlo. Puede que algún día hagas un curso de catas o un viaje de esos gastronómicos por Castilla, e incluso puede que Robert Parker te acoja en su seno si se te gira la castaña y descubres que es la pasión de tu vida. O podrías probar el Callejo, de la Ribera del Duero, no te costará ni 7 euros el joven.
Asumir tu puretismo patéticamente, con algo de Houellebecq para hacerlo menos traumático.
Tienes dinero, y pronto tendrás más. Y tranquilo, esos derrames cerebrales que le vienen súbitamente a la gente no son para tí, a tí no te pasará. Gasta dinero, viaja. Organiza combates de boxeo clandestino de bienvenida al club.
Viaja. Y folla. Dos de las cuestiones más importantes de la vida. Busca también cómplices, o asegura los que ya tienes y ni siquiera sabes. Recónocelo.
Echa un vistazo al pasado. Tal vez no sea tan pasado ni pesado como parecía.
La velocidad, el movimiento, el tiempo. El follaje. Viajar. Todo esto como modo de vida, y aprende a saborear todo lo que pueden ofrecerte. No digas no a nada, coge un tren y bájate en una estación que tenga bancos azules.
No hay que rendirle cuentas a nadie, sólo a tí mismo.
No hay arrepentimientos posibles, sólo decisiones. Lo que venga después hay que asumirlo, pero si se orienta bien no tiene porque salir mal. Sé consciente de tus actos.
Yo ya tengo mi vida en tres mujeres, un par de autobuses y unos pantalones negros.
Mensaje patrocinado por Karma Tours, ciudad de vacaciones.
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