viernes, 23 de julio de 2010

AMADA DEPENDENCIA (BIEN ENTENDIDA)

Hoy me he levantado con el nombre de Walter Riso en mi cabeza, sobre todo en aquél libro suyo, Amar o Depender. También he soñado con Thomas Müller, pero eso ya es otro tema que tiene que ver más con el calciomercato que otra cosa.
Nunca llegué a leerlo, pero sí que me quedé con la idea de los vampiros emocionales, una raza peligrosa de cojones. Seguramente no iba de eso, pero tampoco voy a averiguarlo. La cuestión es que todos y cada uno de nosotros sabe perfectamente a qué tipo de gente hemos podido estar expuestos en algún momento de nuestras vidas.
Siempre he pensado que esa gente tiene que recibir su merecido o, como mínimo, sonrojarles, hacerles ver qué clase de personas son (Justicia de la Conciencia). Porque si no, pensarán que no les cuesta nada salirse con la suya y volverán a matar impunemente, aprovechándose cruelmente de la debilidad del prójimo. Y eso, amigo mío, no se puede consentir. Alguien tiene que pararles los pies.
En pareja o en una relación amorosa, sentirse dependiente (que vas a destiempo) y comprobar que la otra persona, la persona que tú amas, se aprovecha de ello. Alguien dirá: 'será que no te quería del mismo modo'. 'Siempre puedes elegir', dirá otro. Pero es un tema de frecuencias y niveles de intensidad. Incluso puede que tú hayas sido uno de esos vampiros también. Porque cada persona que te encuentras en la vida está marcada por un momento emocional y un contexto. Y al inrevés. No se puede explicar la obra de Lorca sin entender la época que le tocó vivir. Entonces... ¿qué diablos pasa con la idea romántica del amor? Amor incondicional total. ¿Se puede llegar a ese punto?
No creo en la suerte. En la suerte de encontrarte a alguien en el momento adecuado y en el lugar exacto. Hay que persistir o saber abandonar el barco a tiempo. ¿Cómo se consigue eso? Con el tiempo, quitándole hierro a todo, incluso a tí mismo. Sobre todo a tí mismo. No esperando a que aparezca ningún redentor.
Respecto a las situaciones de poder, hay que saber gestionarlas. Si no te interesa, lárgate antes de que el diablo sepa que estás disponible. Para que eso no ocurra, un principio puro es la base de todo buen puerto. La sinceridad. La confianza. Valores difíciles de compartir por el miedo a quedar al descubierto y con el culo al aire. Prolongar esas sensaciones, junto con cierta vulnerabilidad que se les supone, parece casi imposible. Yo lo estoy logrando.
Pese a todo, a veces me pregunto cuál es la frontera entre amar o depender. ¿Qué diablos significa amar? ¿Hay algún manual para eso? Un día te despiertas al mediodía y descubres que tu primer pensamiento es ella. La llamas. Y así día tras día, sumando momentos, sumando tiempo. No ha habido ni un solo día en que no la hayas encontrado o sentido de alguna manera, y, de ahí, inevitablemente te vas al desastre. Sientes miedo. Miedo a la soledad, al desamparo, a caer otra vez al maldito pozo oscuro de siempre. No puedes obviarlo porque forma parte de tí, aunque tampoco te impide disfrutar el momento en todo su esplendor, cosa que te corroe sobremanera.
No creí que esa idea, la del amor romántico, estuviese hecha para mí, la verdad es que no. Sigo, otras muchas veces, esperando mantenerme fiel conmigo mismo y no errar el camino. Incluso ni se discute el trecho recorrido, ni el que queda por recorrer.
Estamos a finales de julio y ya estoy bastante bronceado, aunque tenga mi ordenador en el taller todavía. Hay mucho en juego, pero por primera vez, no me importa reconocer que aquella pesadilla era muy real: la vida está hecha para vivirla con otra persona, y, depender amando y ser correspondido, un lujo güeno al que someterse sin pensar en qué cojones vas a perder.

miércoles, 21 de julio de 2010

AHORA QUE TODO VA BIEN


Ahora que todo va bien y una parte de la vida me sonríe,
es ahora,
que debo reaccionar y no empanarme.

Ahora que todo va bien y antes que se me desencaje la mandíbula,
es ahora,
que he de actuar y no pararme.

Ahora que todo va bien y luce el sol de madrugada,
es ahora,
que no puedo evadirme ni dormirme.

Ahora que todo va bien y me despierto por las mañanas con ansia,
es ahora,
el momento ideal para cerrar filas y levar el ancla.

lunes, 12 de julio de 2010

UN SUEÑO DE LO NUESTRO: ¡¡CAMPEONES DEL MUNDO!!

La selección española ha ganado esta noche la Copa del Mundo de Fútbol en Sudáfrica. Lo escribo desde el trabajo aún con la piel de gallina, una emoción muy poco disimulada y un cansancio más que latente.
Ha sido el triunfo del fútbol y la confirmación definitiva del salto/cambio generacional del deporte español (simbolizado por el mayor éxito posible en nuestro deporte rey), que vive una época dorada sin parangón.
Se acabó con el victimismo tradicional, los 'ay, ay...' y el 'y si...', tal y como me decía ayer un buen amigo mío. Hemos entrado en la élite del balompié mundial por la puerta grande con un memorable doblete: primero con la victoria en la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008 y ahora tras esta magnífica hazaña, que restará en los anales por los tiempos de los tiempos.


Memoria viva.
Por la primera estrella en el cielo de nuestro escudo (politiqueos y basura aparte).
Porque los sueños pueden cumplirse y la realidad, ser mejor que cualquier sueño cumplido .
(Por el amor verdadero, pues).
Por la ilusión del deseo mantenido y no evaporado y p
or nosotros, alacenos, sufridores penitentes (respiros de Mauro Tassotti y Ahmed Al-Ghandour).
Recuerda. Somos eternos.