martes, 31 de diciembre de 2013

CLAUSURA 2013: LUCA (AÑO I)

Hoy despedimos el 2013.

La clausura, este año, sólo lleva una palabra, un nombre: LUCA, el iluminado.

Pondría el vídeo de la Botella con el 'relaxing cup of café con leche', pero paso. Este año sólo se explica a través del nacimiento de mi primogénito, mi sol, no cabe nada más. Y la gratitud a mi compañera de viaje, mi amor y sostén. Un privilegio ver pasar los días junto a ella.

Adiós dos mil trece, el primer año del resto de mi vida. Del resto de NUESTRAS vidas.

¡Feliz 2014!


































viernes, 27 de diciembre de 2013

MI TIERRA QUERIDA


Mi tierra querida -esa mía- que arde tras mis pasos al huir,
con mi alma _que va con ella, presta
despedazada, obligada a elegir país, obligada a sentir.

Mi tierra querida que se despide estos días sin tiempo,
con mi cuerpo, sostén de ingravidez, bastión de penalidades
_mártir principal de un desconocido adiós sin rencores ni lamentos.

Mi tierra querida bañada por ríos de alcohol y tinta,
con mi vergüenza, tan versátil ella, y tan funesta
_añada remota que no es ni tan exigua ni menos sucinta.

Mi tierra querida que se extraña de ella misma en mi ausencia,
_con mi consciencia, tan desmejorada ella, y tan selecta.

Padre mío, escúcheme, sálveme de su esencia,
regrese usted a su tierra querida, esa que no es la mía.

jueves, 19 de diciembre de 2013

HIJO DE PALACIO


Todo hijo de palacio que levante una mano al aire, que nos estamos yendo y no pensamos volver.

En la carretera de doble carril que acostumbro a recorrer con mi flamante utilitario rojo había un coche parado. Acababa de oscurecer pero extrañamente no llevaba las luces. Al rebasarlo me di cuenta de que además era de color negro. No estaba en el arcén. Pensaba... ¿Y si un jodido desgraciado no lo ve y lo embiste por detrás? Quizá tuvo una avería inesperada y no pudo señalizarlo a tiempo. Pensé... joder, sólo tengo un triángulo. Y el puto chaleco reflectante, de entre toda la mierda que hay en el maletero... a saber. Y con este puto frío... ¿iba a correr menos? ¿Iba a estar más atento de lo que ya de por sí se está al volante?

Fui hilando hasta la doctrina Parot. ¿Tengo que preocuparme porque varios condenados estén de nuevo en las calles, excarcelados? ¿He de extremar las precauciones, sobre todo ahora que soy padre? Cunde la alarma social y odio aguantar conversaciones con la cara en las que tirarse de los pelos ha dejado de ser una opción. Y es en este punto en el que recuerdo la sensación que tuve al escuchar por primera vez el 10.000 Days, en 2006; Vicarious, la canción que habría el disco, hablaba un poco sobre toda esta mierda de las breaking news y la cultura del miedo como método de control, o eso interpreté en su momento. De ahí a la canción So Appalled, que baña estas líneas, la conexión que impacienta el poco probable nuevo trabajo de mis añorados Tool.

Mi hijo crecerá en un palacio. Ese mismo coche negro podría transportar gente criada en un barrio como el mío, en un piso de protección oficial. No será hijo del ladrillo ni compartirá litera con su hermano/a. No será parte del hacinamiento selectivo ni del miedo a vivir en una campana de cristal. Y aunque no haya futuro, sabrá de dónde viene. Hacia dónde vaya ya no será cosa mía.

¿He de comprarme un vehículo más grande, de mayor potencia? Observo los primerizos como ojean el catálogo de estos nuevos híbridos, todo terrenos urbanos, y el afán consumista sigue sin atosigarme. La vena guerrera e inconformista que inauguré el día que R. me entregó una cinta de casete con El Espíritu del Vino grabado (piratería, ¿no?) hace que busque los siete errores en la entrevista inaudita a mi viejo aliado Bunbury, de la que extraigo a Kanye West volviendo a la canción que titula este escrito.

Y me digo... todavía no soy tan viejo, joder.

Como todo hijo de palacio.




jueves, 12 de diciembre de 2013

UN FOSAR PARA LOS COCODRILOS DE SLOTH*

Han pasado casi dos meses desde mi última vez;

-Holaaaaa, cómo estááááááis, cuánto tiempooooo.

El frío pasó de ser una amenaza a una realidad, como que los políticos hicieran política y mi buzón de voz estuviera repleto de mensajes del ignorante y chillón padre de mi vida anterior.

Sloth* es como el prisionero olvidado que ansía su vendetta desde la humedad de unos muros oxidados; ha dejado de crecerle la barba y no es tan refinado como Edmundo Dantés, sin embargo es consciente de que los cocodrilos, como el aceite hirviendo, son un recurso muy preciado por estos lares.

Por suerte no soy como mi maldito buzón. Mi amigo el marchese (marqués, en italiano) A. du M. me envió correspondencia al fin. En ella, tras un par de releídas, constaté un par de ideas melancólicas y otras tantas realidades dolorosas. Decía leerme y no entender el por qué de mis preguntas repetidas ('prueba de cambiar las preguntas que pasan por tu cabeza', en italiano), así como añorar a los veri amici (amigos de verdad). Junto con alguna nueva pasión que espero aclarar (¡¿boxeo?!), ese recuerdo alegre con las llamadas de mi padre ('queremos ver al niño') y la faena atronadora de la Casa Nova (como la han bautizado los de aquí) me han tenido de lo más ocupado.

Estoy leyendo 'El Mecanoscrit del Segon Origen', de Manuel de Pedrolo. La Navidad se acerca. Tengo el fosar abandonado pero tengo fe en una próxima adecuación. Es difícil ver el final cuando dependes de los demás para llegar a buen puerto. Laura, en vísperas de su trigésimo segundo aniversario, me decía que hay que reconocer las propias limitaciones, pero cuando veo a mi Príncipe aprender cosas nuevas casi a diario me detengo y congelo sin tiempo a calzarme el habitual doble calcetín. Mi rencor tradicional es mi principal limitación, si bien en este constante bombardeo informativo-comunicativo la memoria no parece querer ser valorada.

No pude resistir la tentación de buscar vuelos a Saint-Laurent du Maroni. Fue en mi santo, dos días antes de la muerte de Mandela. Los más jóvenes -y los tarados como S. R.- apenas tendrían a M. Freeman in mente y, buceando por la red, me partía de risa del esperpento general (en el estadio en que España conquistó su primer Mundial de fútbol). Es como los amigos de Whatsapp, la aplicación de mensajería tan famosa, y los amigos de la vida real: hoy en día estamos tan atados al Big Brother tecnológico-digital que ya no sabemos ni quiénes eran -los auténticos, los del barrio- ni si vale la pena quedar o hay algo que decir que no se haya tecleado antes: esta es la verdadera (y con mayúscula y negrita) Crisis. ¿He oído valores y educación a la una?

En cuanto al fosar, es muy evidente que no soy el jodido súper Mario Bros. y que la paciencia invernal está teniendo extraños frutos. Podría irse todo al carajo de lo bien que va. Justo antes de bajar, pensé en * Sloth, el de Los Goonies (* véase la película y olvídese de los asteriscos), y en mandar traer una manada de putos cocodrilos australianos. Pregunté por ahí si alguien tenía enemigos a condenar a galeras y, los políticos, al igual que Jax Teller (SOA season 6), seguirían ajenos tanto en el mundo terrenal como en el digital -tan en boga y que tanto cuenta, dicen de las redes sociales que todo conectan-, así que pensaré en hacerme mi propia bodega y, si se me gira,
nuestro propio refugio nuclear (independiente, se entiende).**

** Notas: dejar de escuchar hip-hop y la banda sonora de BB. Escribir una entrada sobre la cuestión catalana y el proceso sobiranista independentista.