- Estás tosiendo.
- Sí bueno, estoy ahí-ahí. Estoy tomando vitaminas.
- Vitaminas, ¿para no ponerte mala?
interrumpiendo un principio de explicación
- ¿Para prevenir?
Me mira con cara incrédula y un principio de cabreo, ¿de qué hablas?
Me he perdido y sumergido en un diálogo mío de una canción que debió ser mía o ser yo, aun no estoy seguro.
Si acumulas ceniza tanto tiempo, ¿qué sucede?
(Se hace una montaña que es más fácil eliminar de un soplido, si vuestros lazos los forman cimientos de este tipo).
Preguntas, ¿es tan triste el cometido? Ya no tienes que buscarle un sentido.
Viniste a mí en mi reyno, un día cruzaste el charco,
un día que yo miraba y asentía, preguntaba por el remedio más parco.
Dijiste si me atrevía y yo respondí: "Tenemos un trato".
Empezó en un bar que nunca nos abandonó; soñaste y el delirio me atizó: "Sabes, las noches no acaban así, entre tú y yo".
Una palabra de tu boca mientras yo me buscaba: "Qué te pasa con los besos? Porqué yo ya no pienso hacer nada".
Bandido o ladrón, no importaba
dos bares más y el humo no me alcanzaba, poca paciencia: "Quizás en un iglú funcionara".
Y piensas: los caminos se debieron perder, pero reencontrarse no es menester.
Cuando la cabeza me alejó, volví a sentirte cerca, de nuevo un camino: "El médico me lo tiene totalmente prohibido".
- Ehem... no sé... ¿por dónde iba?
- Tú callate, anda. Pero eh, si tienes algo pensado suéltalo, que te vas viendo menos cohibido.
Yo en realidad seguía a lo mío,
dentro de mi mundo por construir derruído,
seguía perdido...
* POR 43 CANDADOS
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