sábado, 23 de octubre de 2010

COSAS QUE HAY QUE ESCRIBIR EN UN BAR CON UN PAR DE CERVEZAS EN AYUNAS...

... siempre que te moleste la conversación que mantiene tu compañero solitario de barra.

Es decir, yo no saco el teléfono y me pongo a hacer ver que escribo mensajes o me invento conversaciones imaginarias con un ser (in)determinado al otro lado de la línea. Joder, arrastro un catarro que no veas.
Si estás solo, pues solo estás y solo te quedas. Asúmelo. ¿A qué viene ese afán por demostrar que no estás marginado? De verdad, petimetre, no me interesa nada de lo que estás hablando con tu amigo imaginario. No t'hi escarrassis, olvídalo tío. Das pena. ¿Que no lo ves?
Si llegas solo a un bar y te pides una copa de vino blanco, deja el puto teléfono de lado y dedícate a saborearlo sorbo a sorbo, joder. Enciéndete un pitillo si se tercia, busca las musarañas. Observa distraídamente, si te apura, a toda belleza que entre por la puerta. O no te quites la chupa, como hago yo. Puede que así des la impresión de que estás a un paso de largarte, abandonando así esta puta pesadilla que estás viviendo. Coño, ¡pero si has sacado un libro y todo! Una Novela Criminal. Tú sí que eres un jodido criminal, mequetrefe.
Aún no has soltado el teléfono. A mi hasta me ha dado tiempo de ir al baño. Miras a banda y banda, como si esperaras a alguien... ¿o es que quieres que alguien te escuche? Deberían juzgarte por crímenes contra la humanidad, berzas. Tienes una barba de pega que no veas, máquina. Parece dibujada.
No sé cuánto tiempo ha pasado ya, amigo mío. Puede que más de media hora. Te va a costar cara la llamada. Me encantaría hacerte una foto e inmortalizarte, lo que yo daría, joder. Ya debe ser la hora de ir a cenar. Hostia, me estoy meando otra vez. Vaya torta. Tengo que ir a buscar a Laura.
Pues nada, ahí te dejo. El barman me hace un gesto de condescendencia. Ambos sabemos lo que está pasando aquí. Ponme otra. Espera... joder, ¡ha llegado un colega suyo! O alguien que saluda sin mirarle a la cara. Eso es amistad. Qué asco. Nada cambia, mi amigo de barra sigue al teléfono y mirando alrededor. El otro no parece ser mejor. No me lo puedo creer.
Ya llevo tres quintos. No sé si podré soportarlo.
Esto tiene que acabar.
Voy a ir a decirles algo.

domingo, 10 de octubre de 2010

10

Símbolo de totalidad o perfección, el número 10 nos traslada desde la Rueda de la Fortuna hacia una nueva esperanza constantemente, siendo '1' el Dios Supremo, y el '0' la Nada.
Es un número con una largo recorrido en las diferentes tradiciones religiosas, pero, ¿a quién coño le importa?
Lo que pretendo hoy, en este día señalado, es homenajear a una raza de jugadores de fútbol, una que está prácticamente extinta: la del Diez. Y cuando hablamos de Dieces, automáticamente aparece el máximo exponente de esta especie en declive, Diego Armando Maradona. Mis primeros recuerdos para con D10S son de cuando fichó por el Sevilla, junto con alguna imagen bastante difusa del Mundial de Italia {¡hijosdeputa!}.
Los Dieces son raras avis dentro del deporte de equipo que es el calcio. Suelen tener un talento excepcional, fuera de lo común. A menudo se les ha echado en cara su excesivo individualismo que, unido a una más que demostrada actitud anárquica, les ha hecho acarrear reacciones y sanciones de todo tipo. Y es que a los Dieces, o les amas mil, o les odias hasta la muerte...
A algunos entrenadores no les entran tembleques a la hora de sentar en el banco a estos fantasistas -dado que no aportan mucho al sentido del juego colectivo-, pese al grave peligro que eso supone, mientras que otros no han ni pestañeado a la hora de otorgarles todos los galones: no es nada raro que a estos elementos diferenciadores se les acabe otorgando el brazal de capitán y el timón de la escuadra en el campo. Fuera de él, por su carácter acentuado les conocerás, y de su personalidad mucho se hablará. Para entendernos: hablo de Mark Lenders, no de Oliver Aton. 
Tácticamente, sigo hablando de esos Dieces que aparecen como un rayo fulminador y desaparecen con la misma frecuencia que un último bostezo (el del asco). Mediapuntas que acaban jugando de segundas puntas y que, hoy en día -con estos esquemas ultradefensivos de un solo punta-, apenas se ven.
Ahora, tú debes elegir con qué clase de Diez te quedas: con el partícipe del juego, con clase y llegada pero uno más del montón, o con el tío ese que camina casi deambulando por la hierba y parece que vaya borracho...
Para no cansar más, os dejo aquí una serie de jugadores con los que siempre me he sentido identificado por representar esos valores y poseer esas características (aunque algunos hayan jugado en posiciones más retrasadas, otros estén todavía en activo y no todos cumplan a rajatabla con esos mandamientos).
Porque una vez, y puede que esa vez no me haya abandonado nunca, yo fui un Diez, y ese es y será siempre mi jodido número y emblema. Y con ese espíritu encaré mi vida y expresaba en qué clase de persona me estaba convirtiendo.








Pinturicchio os desea un feliz día del 10.

miércoles, 6 de octubre de 2010

MORDIDA

Octubre.
Vuelven las mantas demasiado pronto.
Me veo envuelto en un cuadrado perfecto, de color naranja como en el Bloque B, justo el mismo día que me entero del regreso de A Perfect Circle. Ya era hora de que Maynard dejase un poco de banda sus putos viñedos, joder. Habré escuchado el Mer de Noms un millar de veces mínimo.
No me han puesto la mampara de los cojones, pero no puedo dejar de darle vueltas a eso ni rebajar el nivel de tensión. Me jode mucho no poder hacerlo. Lo intento con todas mis fuerzas, pero cuesta trabajar a este nivel de desamparo.
Pienso que no debería dejar pasar tanto tiempo, estamos en octubre (repito), y se me va a hacer tarde. Tengo demasiadas cosas que hacer, pero me ahogo en un vaso de agua, casi tanto como J. J. entre sus fuentes y las piedras de Ica
Estoy cerca.
Pronto, tarde. Siempre calculando.
Nueva vida, vida anterior. No, mejor 'vida pasada'. O vidas vividas. Sea como fuere, no creo haber dejado de ser 'yo'. Un 'Yo' pulido y maleado por esas vidas vividas y ese 'Tiempo' transcurrido. Un 'Yo' mejor. El pasado perfecciona. Sólo pienso en él en cuanto a falso. Falso por pasajero. Falso porque siempre está en movimiento.

Como ves, no tengo mucho que decir. Sólo quería colgar esta foto y dejar claro que todavía sigo aquí. Estoy engordando, lo noto. Peso 72 quilos. Cuando vine de Cagliari bordeaba los 66, pero de eso hace ya más de tres años.
Ah, y sigo buscando series de TV. Estoy bastante apartado del cine. Fringe y Breaking Bad. También The Clon Wars, aunque parece que estoy consiguiendo escapar del universo galáctico por fin, y eso que estos días dicen haber encontrado un nuevo sistema parecido al solar ('habitable'). Pronto hablaremos de marcianos sin que nos miren mal, si bien yo nunca he visto un OVNI. Me gustaría ver uno antes de que se haga 'oficial' (Íker e amiguetes así lo creen).
Qué curioso... pensaba en lo falso que es el pasado y en la gente que va desfilando en general (como norma vital global impepinable), y, de repente, ya estoy pensando en colonizar el espacio, cuando para mi la gente que está fuera de mi núcleo o alcance no existe.
Pese a estas pequeñas contrariedades internas, todo lo demás brilla como el sol de la mañana junto a la mordida de mi vida. Como no quiero ser cutre ni clarividente a estas alturas, no voy a dar más detalles, que pese a que estemos en octubre, todavía amanece demasiado pronto, y yo ya noto como quiere traspasarme el frío.