Ayer se cerró la gira de reencuentro de 10 conciertos ofrecidos por Héroes del Silencio tras 11 años en la sombra.
Ya que le dediqué uno de los posts más emocionados de este blog, quisiera ofrecer mi visión sobre el asunto. Es cierto, sí, no he ido a ninguno de los 5 (creo) que han dado en España.
He seguido con toda la atención posible el desarrollo de los mismos: fotos, noticias en Google, alguna cosilla del Youtube y escaseces de la prensa escrita. Incluso sé de gente -de procedencia diversa- que ha ido y en el de ayer en Valencia participé desde mi campana de cristal sin puerta, gracias a mi camarada Bati y su teléfono. Escuché la presentación del grupo que hacía Bunbury, frases de despedida y acordes de Avalancha y La Herida.
He estado ahí, sin estar, como tantas otras veces. Puede que esto responda a cierta intranquilidad por no haber cerrado una etapa en mi vida, pero no creí oportuno cerrar nada nunca y no voy a empezar ahora. No hace falta que leáis nada sobre prefabricados, dinero (¿1 millón de euros a cada uno por volver?), descohesión o enfrentamientos entre Valdivia y el cantante-solista. No en este sitio.
El día que empecé a tirarme del barco fue cuando vi en la Sexta que hicieron cobertura para el primer concierto en España. Había en los alrededores millones de personas, todas perfectamente ataviadas para la ocasión. Camisetas, tatuajes, greñas,etc. Personas a las que en teoría tenía que unirme cierta comunión, valga la rebundancia. Teniendo en cuenta lo que el grupo significó para mí, para mi devenir como ser humano, comprobar todo aquello en un ambiente tan festivo me sumió en una profunda tristeza: en realidad no eran como yo. No tenían nada en común conmigo: eran unos mierdas. Siempre creí que era algo exclusivo o como mínimo excluyente. De ahí una ola de pesimismo escéptica pasó a envolverlo todo.
Así que curiosamente he pasado por encima, casi de puntillas, por todo este fenómeno. También por el especial de El País que le están dedicando -libros-cedés-, la gota que ha colmado el vaso. Hay varios posos de contradicciones -aún como tantas otras veces y tan aplicado a mi vida- como que es evidente que me lo estoy comprando. De todas maneras haré selección (como en las numerosas e inútiles recopilaciones que la discográfica ha ido sacando todo estos años), porque la obra en solitario de Bunbury me ne frega un cazzo, me pregunto qué cojones tiene que ver con todo lo de Héroes.
No han parado de llegarme voces, rumores, noticias... cosas sobre ellos desde que cruzaron el charco. He estado atento, pero ya tenía ganas de que se acabara. Necesito que lo dejen estar ya de una vez, no quiero oir más que vuelven ni nada por el estilo. Eso es lo que dicen ellos, o eso parece. Esperemos que sea cierto, y puede que en dos años se me ocurra ponerme mi camiseta del grupo sin que nadie haga mención a este 2007.
- Yo voy al de Valencia, el último, será increíble, dicen que van más de 80,000 personas, flipa.
- Ya, pero también he oído que el sonido es una mierda y que Bunbury canta con una pantalla gigante porque no se sabe las letras.
- Menudo fraude pues.
- Me la suda tío, sabes lo que es escuchar por última vez a Héroes, las canciones de siempre, las míticas, hoy en día?
- Deberían haber sacado disco nuevo. He escuchado las mismas canciones mil veces. Este regreso es falsísimo, se ve claramente que es por la pasta.
- ¿Y qué cosa no se hace por dinero hoy en día?
Los dejaré ahí en ese rincón en el que estuvieron tanto tiempo, es como si alguien te dijera que Elvis ha resucitado y que te viene a cantar a casa... perdería todo su encanto. Los muertos muertos están o... coño. No... ehem... creo que no. Puede que tuviera que haber ido, podía haber forzado para hacerlo,
nadar mar adentro, y no querer salir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No seas indiferente.