viernes, 18 de abril de 2008

MIENTRAS TODO FLUYA


En estos días y desde hace algunas semanas, en este país sólo se habla de un tema: el agua. Para ser más exactos, de la falta de agua. Parece ser que la situación es extrema, hasta tal punto que del término "restricciones" hemos pasado al no menos inquietante "trasvase". Inquietante para gran parte de la escena político-social española; Valencia y Murcia no han tardado en mostrar su recelo (u oposición directa según se mire) a la "mano tendida" por el Gobierno a Catalunya. Pero no quiero seguir por ahí, porque este país es así, espléndido. Como el brandy. Como Esperanza Aguirre, espléndida, que sigue divirtiéndose jugando a creerse importante, en un intento de perpetuar sus 15 minutos de gloria, mientras los cimientos de su partido -el principal de la oposición- se tambalean. Pero no quiero seguir por ahí, como decía, perdido entre las bromas macabramente autocomplacientes de los burócratas. En la calle, ya más alejados de los cómicos que nos representan, no es anormal ver a alguien torciendo la cabeza y mirando hacia el cielo.
Ha pasado a ser de tema de ascensor a tema de cafetería, trabajo o sobremesa. Está en todos lados, y todos estamos concienciados en que hay que gastar menos agua, en que hay que cerrar el grifo antes; se acabó el dejarlo abierto mientras te limpiabas los dientes. Los pantanos están bajo mínimos, y la situación es tan alarmante como lo fue el año pasado la del cambio climático. Éste, sin embargo, es ahora un tema menor; aunque podría ser una variante del que nos ocupa, no es así como nos lo venden. Y es esto precisamente lo que me cabrea. El puto alarmismo que no te deja respirar y hace que te entren arcadas al escuchar la radio por la mañana cuando te levantas, o al encender la televisión. ¿Tanto daño ha hecho el formato estadounidense de las breaking news?
Vivimos apabullados por el hecho de que una ducha de más de 5 minutos signifique malgastar agua. El cuerpo humano también necesita agua, y, según los expertos, necesitamos 2 litros de agua al día. Bebe agua, que es buena. Tienes que beber 2 litros... pero, ¿¡qué cojones?! ¿¿Es que no hay alimentos que consumimos a lo largo del día que lleven agua ni existen otras formas para hidratarse?? Agua, maldito aguador. No nos agües la fiesta...
Cuando se den todas las circunstancias (mediáticas, sociales, políticas, ecc.) y alguien apriete al botón rojo del pánico (una especie de mano invisible, o mejor negra), esto se convertirá en un circo de lo más asfixiante. Iremos todos a una y no nos saldremos de la noma general. Nadie pensará que la obligación conlleva algo de negación a dejarse arrastrar por la corriente. Y cito a Javier Marías en su columna de El País Semanal, "y en toda unanimidad hay algo de degradante", que aunque esté entre paréntesis me parece la frase más llamativa del artículo. En él, el escritor se hace eco de lo fácil que es seguir a las masas, de la seguridad que otorga esa actitud ("insultar a resguardo" es el acertado título del texto). Como acto de cobardía, y como por miedo a quedar en evidencia o en el punto de mira, como vemos. Ser diferente.
En otra esfera, el pobre Jorge Lorenzo, gran piloto de moto GP, lo intenta, pero su juventud le delata. Su verborrea es tan precoz como su asombroso talento, pero su actitud es más que loable y me cae mucho mejor que Pedrosa (otro tema candente y un tanto estúpido a la vez, debo decir), que nunca dirá una palabra fuera de tono.
Por suerte, estos días está lloviendo, aunque harían falta muchos más días así para ponernos al día o salvar los muebles, según dicen. No es nada extraño escuchar alabanzas al mal tiempo, que es más que nunca buena cara. Ahora se ensalzan los días grises (mientras yo prefiero suicidarme), la amenaza de lluvia o ese "chispeo molesto que parece que no es lluvia, pero que te va mojando". De momento no hay que lamentar descontroladas precipitaciones que destrocen cosechas -podría imaginarme a los agricultores poniendo el grito en el cielo, nunca mejor dicho- y sí una voluntad general de retraso del buen tiempo y el verano, como si todos fuésemos conscientes de lo estepario y caluroso que se presenta, empeorando así la actual situación límite.
Siempre me han dado miedo las multitudes (enardecidas), hacen que tome conciencia de mi propio ser. Me dejan al descubierto conmigo mismo y en franca deuda con el mundo por ello. Vamos, que me hace sentir mal, y que me sale solo, nada forzado. Así que podríamos ser serios por una vez (¿es que a nadie le preocupa ya el cambio climático en general?), que no por chillar todos juntos y a viva voz nos van a oír más. Ya no es tiempo de rezarle al buen Dios que lleva más de 2,000 años dormido (o borracho, según se mire y solía decirse), sino de actuar en consecuencia; ver, analizar, tomar decisiones responsablemente. A nivel individual e institucional (tenemos los mimbres y la suerte de un Gobierno casi decente del todo por primera vez en 30 años de joven democracia). Basta de alarmismos innecesarios, porque si nadie rebaja esta tensión mediática insoportable (¿cuál será el próximo objetivo del ojo público?) va a ser imposible vivir en un país en el que domines la lengua o hayas nacido, volviendo a aquello de "en la ignorancia está la felicidad" o puede que a nuevas maniobras de escapismo,
si es menester para que todo vuelva a fluir.

1 comentario:

  1. mai...il mio mare ti chiede la tua idea sulla pena di morte.
    Ti ringrazio fin d'ora se passi a trovarmi e scrivi 2 righe anche tu.
    besos
    Elsaa

    ResponderEliminar

No seas indiferente.