viernes, 26 de febrero de 2010

{...} en realidad no era debido a la extrema timidez ni a nada que comportara vergüenza en sí. Había pensado muchas veces en ello, pero las pocas ocasiones que coincidieron juntos no daban mucho más provecho y ya quisiera él sentir esa anhelada convergencia... Era una cuestión de feeling, como diría Guardiola: simplemente no cuajaban. Eso le colocaba en una tesitura muy desagradable, sobre todo para cuando se agotara el único punto en común que tenían entre sí. Si el río está seco y no llueve, no hay manera humana de seguir conversando; los temas se agotan rápidamente, casi tanto como pretendían agolparse en un primer momento, y los gestos adquieren formas grotescas que deforman tu faz despiadadamente (en un segundo momento). Luego hay señales que es imposible obviar y que marcan todo devenir, por no hablar de las más bien escasas habilidades sociales que le caracterizaban.
No obstante, él no había perdido la ilusión por encontrarla, ya fuera antes o después, y en ese desmesurado optimismo se topaba con su talón de Aquiles particular. No podía remediar el hecho de visualizarse con ella, pobre diablo, y no había día que pasara en que no lamentase la vida que estaba llevando. Eso, desde luego, era olido de inmediato y alzaba una infranqueable barrera entre la desconcertada chica y el miserable desesperado, y así hasta que llegara el alcohol que regase su patente exasperación y el jardín del fin de semana y sus bondades {...}

2 comentarios:

  1. Dile que no permita que su talon de Aquiles particular le impida acercarse a ella y sobretodo q haga todo lo posible por mantener la sonrisa ilusionada de estos ultimos dias...un peto!

    (falta titulo...)

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