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Recuerdo que la última vez que cogí un vuelo, hará ya 6 meses, me dije: recuerda el momento en el que tengas que volver a coger un avión. Ese momento ya ha llegado, y es ahora.
Me sudan tanto las manos que podría llenar un vaso entero de agua salada o pintarle a alguien la cara entera si el sudor no fuese incoloro. El despegue es el peor momento: cierras los ojos, apoyas tu agarrotado brazo izquierdo en el asiento delantero haciendo presión y con el derecho hasta te santiguas y todo (eso sí, discretamente). Prueba superada, ya nos podemos desabrochar los cinturones. Mientras pienso en take off como fucking phrasal verb, me da por mirar por la ventana y directamente hacia el ala derecha. Parece de mentira, como hecha de plástico, tipo juguete. Estoy contando los tornillos. Espero que no se rompa en mil pedazos. Una pequeña turbulencia, dejo de escribir, noto con temor cómo la adrenalina me quiere poseer. Me vuelven a sudar las manos.
No debería beber vino antes de subirme a un puto avión, me nubla los sentidos multiplicándolos por mil. Distorsión, reacción. El puto Morini me pone de los nervios, ¿qué clase de enfermedad te postra en una silla de ruedas con 40 años? *
En Noruega está nevando, espero que el aterrizaje no resulte problemático. Espero que el mal tiempo no tumbe al avión. Espero que hayan encendido el botón del pararrayos.
No me he llevado casi nada de lo mío, pero en caso de desastre y si tuviese que buscar un trozo de algo para agarrarme en pleno Mar del Norte, creo que no dejaría mi mochila tirada (aunque se mojase todo). En la maleta sólo llevo ropa, sólo tendría que volver a rehacer mi vestuario, puedo vivir con eso.
Por si no vuelvo y mientras pienso en cómo salvarme, que sepas que siempre intenté superar los obstáculos que me iba encontrando, piano piano, y que disfruté los buenos momentos. De los malos, aprendí a crecer con ellos a mi alrededor, no me quedó más remedio.
Ya casi ni me acuerdo de que cumplía 30 años, pero sí de que mi 'obra' giró entorno a tres claros ejes: el desamor, la soledad y la muerte, si es que no fue invención mía.
Siempre me creí único.
Que mi nombre perdure por los tiempos de los tiempos, que toda esta mierda hubiese servido para algo quisiera, si no es mucho pedir.
Arrivederci.
P. S. : título a propuesta de Maria, 7.02.10 ('todo escrito tiene que tener título').
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Estás seguro que esos son tus tres claros ejes?
ResponderEliminarYo cambiaría el de la soledad por el miedo. El miedo a vivir, la fobia a sufrir...
Como decía mi gran maestro Goya, o mejor dicho, en este caso pintaba...
"El sueño de la razón produce monstruos"
Todos tenemos miedo, Javi!
Aunque tú más que nadie, jejeje.
Sei il mio piccolo uccello spaventato!!
Adeu Truhán!
Isalen Olmos Martinez 04 febbraio alle ore 18.06