En una larga noche como esta en la que ya no queda nada de que hablar, es fácil mirar atrás y no ver nada, nada que se pueda remediar.
Nada de lo pensado tiene solución si la noche precede un suave amanecer sin nubes ni nada que me opere más allá; confirmado, ¡no me queda nada!
Me dices que nada de lo vivido fue real aunque no me conozcas. Nado más lejos de la realidad a través del vacío de esta noche oscura, y me digo: no tengo nada que objetar.
Ya no hay nada que perder en este nuevo año y el casillero a cero hace que todos desconfíen, el individuo que sobrevuele las tinieblas no tiene ninguna posibilidad: yo hubiese matado monstruos por tíºº, escuché nada más salir... ¡no me hagas reír!
Una larga noche en vela da para demasiado, no hagas caso, sentencia la almohada de aquí al lado. Qué sabrá ella de la nada, si recibe a sus invitados con una sonrisa y no interrumpe lo cotidiano, sigo pensando.
Nada. No puedo quitarme esta maldita palabra de encima, ha sido una noche muy larga.
Después de un fastidioso paseo por las sombras, dejo en mi cama el disfraz que no huele ni sabe a nada y me levanto; puede que lo lleve conmigo hoy y mañana domingo, nada llamativo espero.
Nada de nada. ¡Debería estar contento por fin!
La Nada.
ºº canción del disco Cuentos chinos para niños del Japón, de Love of Lesbian, lo que no recuerdo el título ni tengo ganas de buscarla...
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