Si no llevase un sombrero de paja, esta barba a lo Giovanni Brusca y no hiciera este jodido calor, estaria muerto. Muerto de un miedo que asoma pero que no envejece. Un miedo que llena de vida un acto tan cotidiano como el dormir. Primeras necesidades absortas en pensamientos que resultan banales: me pensara ella, perderé aquello, que si magnana saldra todo bien...
El dinero, la economia del esfuerzo, por todos lados, jodiendo, volviendo a asustar.
Por lo demas, Cefalu' es bonita pero masificada también. La dictadura del turisteo aprieta, poco que descubrir queda ya, como decia Javier Marias.
Se agradece el poco spagnolo oido y el regreso del miedo adrenalitico,
justo a tiempo.
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