miércoles, 31 de diciembre de 2014

CLAUSURA'14 (ANNO DOMINI II)

Se acaba otro año y toca hacer balance.

He hecho este ejercicio nueve veces en este apestoso blog y siempre con una pátina de nostalgia muy presente y algo pringosa también.

Mirando atrás, se recordará que el rey de España abdicó este año y que murieron figuras notables como García Márquez y Paco de Lucía. Se habló de corrupción, como no, de aviones desaparecidos en Asia y del fracaso estrepitoso de la selección de fútbol en Brasil. Del 9-N i el camino soberanista-independentista iniciado por nuestros políticos catalanes. De la crisis, eterna y arrastrada desde 2008, de recortes permanentes en educación y salud, que es lo que más padezco yo en mi currículo.

Lo recordaré por ser el año de florecimiento de mi hijo, L., y porque nos cambiamos de casa en febrero (a una casa gigante, en la campiña). Su desarrollo como ente físico y psíquico y su entrada en contacto con el mundo académico (en lo que espero sea una larga carrera estudiantil) y todo lo que conlleva eso (enfermedades, aprendizaje, malos y buenos hábitos, etc.).

Hubo un gran cambio laboral en mi vida, ahora que caigo: dejé las noches, con promesa de volver a frecuentarlas pero. Me trataron bien en mi nuevo destino, me aceptaron sin problemas y sentí cierta comodidad. El riesgo de poltrona con esta nueva vida ha hecho que necesite recordar, también, que he tenido menos tiempo para mis cosas. No obstante, Baleares, Andalucía y Lombardía nos han visto por sus lares este mismo año, y nosotros lo hemos disfrutado.

Me hago mayor. En un mes cumplo 35 años. Me gustaría ganarle tiempo al tiempo. Echo de menos a mis amigos. Y a mis hermanos, con lo que conllevó la liberación de R.

La falla paterna continúa resquebrajándose y eso sí que va a ser un auténtico reto para el año que viene... (pienso tomar cartas en el asunto).

Musicalmente sigo out excepto por la magia de Sílvia Pérez Cruz y su sentimiento y, en cuanto a TV, las grandes series murieron y Sons of Anarchy descarriló. Interstellar ha copado casi todos mis elogios y por una vez ha dejado al cine en buen lugar.

Esta vez no hago una antología visual, como es costumbre, solo dejo estas pocas líneas como reflexión a un año en que, personalmente, destacan mi cambio laboral y el crecimiento irremediable de mi primogénito. La foto de más abajo es una noche de luna llena en mi barrio. La estampa era demasiado evocadora.

Luego el imparable tren de la supervivencia, en su vaivén constante, nos ha arrastrado en su día a día a un mundo poco habituado pero no por ello menos atractivo.

Sé que esto es solo el principio, y sé cuál es el camino. Desviarse no es una opción.

Feliz año nuevo 2015. Solo pido una cosa: ¡SALUD!


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