domingo, 19 de agosto de 2012

RECUERDOS AL FUTURO

CARTA ABIERTA A MI VIEJO AMIGO TONI
(ALLÍ DONDE ESTUVIERE)

Hoy hace un año que te fuiste.
Imagino que durante todo este tiempo has recorrido lugares ignotos y lejanos desde allí, desde el futuro. En el viejo presente, tu recuerdo permanece imborrable; aquí, en las trincheras, todo está vacío y carece de sentido por momentos. Tu figura impregna las noches de hastío mientras el asfalto arde detrás nuestro inexorablemente.
El mundo sigue en crisis, Mac. Y la gente ya no llama para decir que está enferma, tenías razón. Están todos acojonados: tienen un miedo atroz a que les echen. Y les entiendo, eh, que la cosa se ha puesto muy chunga, tío. No te rías, ¡te lo digo en serio! La amenaza, esta vez, es muy real. Al punto de comernos el terreno de los derechos conseguidos por nuestros antepasados: gente sometida al arbitrio de vejaciones y humillaciones varias -más propias de tiempos remotos que otra cosa-, sufridas en el más absoluto de los silencios. Se oyen auténticas barbaridades, tío. No entiendo cómo no hay más violencia social.
En el office hay una foto tuya de la noche del cambio, ¿recuerdas? En tu vida terrenal dejaste profunda huella. Hoy, por ejemplo, ha salido una anécdota sobre tí, y te han nombrado como si nada. Como si no te hubieras ido. Si pudiera hacerles entender que en realidad sigues aquí pero en el futuro... pero no me apetece. Me encontraría la mirada por respuesta. Ya sabes. Aquella mirada de incomprensión absoluta, aquella de '¿de dónde coño ha salido este tío?'. Es algo que siempre hemos tenido en común: a ambos nos encanta provocar.
Me hubiese gustado relacionarme con tus niñas. Y hasta hace poco no le envié una solicitud de 'amistad de Facebook' a Ana, y no veas lo que me costó. La culpabilidad me corroe y dejo que me domine sin remedio; me he acobardado demasiado todo este tiempo, me aterraba la idea de un Toni sin el Toni. Hablar de ti pero sin ti. En los próximos tiempos intentaré acercarme a ellas, aunque sólo sea para ver tu imagen reflejada en sus gestos y tu legado al cabo de tan poco.
¿Te gusta la canción que te he puesto al principio? Me acompaña estos días recesivos, días en los que no me puedo quitar de la cabeza ese maldito ataúd. Txema me advirtió que no lo hiciera en vano. Quería cerciorarme, comprobarlo por mi mismo. Para los que no estamos en un estadio superior es duro convivir con ello, pese a que haya estado viajando entre la neblina y la tristeza del más allá desde entonces. No te me puedo quitar de la cabeza visto de esa manera, y no lo soporto. Cuando me calmo, me repito que aquello sólo fue una etapa en el largo camino, una parada corpórea meramente transitoria; fueron casi cincuenta los días que aguantaste el circo del dolor de los tuyos (con estoica madurez y extraño sosiego), ¿o tardaste más tiempo? Ya tendré oportunidad de satisfacer esa curiosidad, pero no ahora. Tengo planes a largo plazo, sigue leyendo.
Este año he vuelto a Italia, ya tocaba. El maravilloso influjo del sur y las islas, nada nuevo para ti. Y estuve en el Perú, mi primer gran viaje transoceánico. Alucinarías con el Macchu Pichu... su belleza sólo es comparable a la epifanía del astronauta errante. He logrado detener el tiempo en multitud de ocasiones más desde que la encontré a ella, ¿recuerdas lo que te alegrabas por mi? A veces pienso en lo espartano de tu penúltima estancia, yo tenía una cena. Hablábamos del futuro y no me pude despedir de ti.
Me he hecho la campiña mía, sabes, pero me queda un poco lejos. Tanto coche me suele amargar e intento desviar la atención hacia otras lides. De todas formas, ésta es una tierra próspera y tranquila para crear una familia porque, agárrate, voy a ser padre. ¿Cómo suena? Puedo ver tu expresión con claridad mientras me dices algo sobre sentar la cabeza y culminar un proyecto por fin. Me das un abrazo y entre lágrimas te espeto su nombre al tiempo que sonríes sobre sus orígenes y la paz del Ser. Ten por seguro que le hablaré de ti.
Hoy, sobre esta hora, seguiste tu camino. Exhalaste tu último aliento sobre este polvo baldío dejando huérfanos a tantos, incluso a los que no te querían. En esta dimensión de carne y huesos, te rendimos homenaje y sincera pleitesía, jurando mantener vivo tu recuerdo hasta que nos volvamos a encontrar como almas descarriadas o en otras esferas del espíritu.
Hasta ese día, amigo mío, disfruta del viaje y manda recuerdos al futuro.

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