lunes, 4 de febrero de 2008

TEMPORALES TRAS MUNCH Y VIGELAND

OSLO EN 28


No es tarea fácil admitir que los 30 están tan cerca ya.
El hecho de viajar, en este caso, adquirió un cariz desbloqueador importante: se trataba de torpedear una circunstancia como esa. Cumplir años lejos -lo más al norte que pueda visitar jamás- era una gran medicina para esta maldita enfermedad incurable; sabiendo que la vida será una sucesión de años similares, basada en el contacto que puedas llegar a desarrollar con otros seres humanos -la eterna dicha, que no por eterna menos dolorosamente real- como único acicate o novedad, o los sitios que puedas ver, mezclarme entre los fiordos en estas fechas ha sido una experiencia única.
He estado en Oslo también para ver acabar el invierno, para finiquitarlo. Días después, y con ese espíritu un tanto lejano, hoy vuelvo a sentir el frío de mis manos congeladas al querer hacer una jodida foto.

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