lunes, 26 de agosto de 2024

LA CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN, 3

 

Chianalea (Scilla)

📣 Un poco de vidilla, ya sabes. Unos puestecitos por aquí, un poco de paseo... ¡un algo! 😅

Reconozco que, ya desde el segundo día, pensaba como ella (sobre todo cuando tienes que conducir por las carreteras ya especificadas aquí anteriormente). Y es que catorce años y medio con mi esposa dan para mucho.

Escribía:
(...) El paso era ancho y caudaloso como el Ebro, río que he visitado este verano en dos ocasiones. Con todo, no sé si para un experto nadador en aguas abiertas como aquel catalán seria fácil cruzarlo; en nuestra esquina, por cierto, nada que temer, con la guardiana al acecho desde los tiempos de Odiseo. Sicilia, vista con claridad y esmero, parece el último reducto de una civilización casi extinta, con sus edificios altos y cables y contenedores esparcidos sin orden ni control. En ese lado, el mar está inquieto: hay líneas de flotación a banda y banda y un trasiego de naves que harían salivar a Caribdis, la bestia etérea (...).

Es como si el omnipresente padre Pío, que bien se merece unas buenas líneas, me susurrase que la sombra no me había invadido, sino que, simplemente, me había suplantado; ergo, seguramente en la discusión entre los diferentes miembros, me habrían señalado para en algún momento descartarme y, con ese malestar que me origina, gritar a los cuatro vientos aquello tan manido de: "A ese hay que dejarle ir. Que se joda".

La sombra nunca se va. Solo muta.

De las cosas que me había perdido los últimos años y después de tantos tumbos, solo una me quitaba el sueño; para el común de los mortales, buscaría la manera de darle menos vueltas, visto el sufrimiento imperante en el planeta y la incertidumbre para con un futuro que, de todas maneras, no va a cambiar.

Yo lo había elegido, aunque lo hiciera como el culo. Casi acababa:

(...) La parte baja del pueblo, Chianalea, me recuerda a algunos lugares en los que he estado antes... ¡y qué bien me siento entre estas callejas tan nuestras! Hay una señora con bata leyendo el periódico de espaldas al mar. Me pregunto qué clase de persona será, qué preocupaciones ensombrecerán su ánimo. Hay pequeños arcos redondos que conectan los edificios de los pescadores con la bahía. La Venecis del Sur, la llaman. Un hombre con barriga prominente y la piel tatuada y tostada por el sol, limpia y pule su embarcación con absoluta dedicación. Creo vislumbrar el nombre, "Alice". Me viene la mujer de Morata, capitán del campeón de Europa de hace unos días, y las "linguine all'astice". Me pongo como reto repetir ese manjar durante estos días de asueto por aquí abajo (...).


jueves, 22 de agosto de 2024

LA CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN, 2

 PLANETA SUR (VERANO '24)

Vuelvo a las palabras de mi esposa. ¿No es una puta maravilla, en un mundo como el de hoy en el que no das un paso sin toparte con hordas de turistas? O prefieres pasear por entre las mismas tiendas, el mismo tipo de calles barridas por un perfume nauseabundo que te rediseña el ADN (sin necesidad de IA), esquivando rostros rosados, desbocados; con sus camisas de lino de manga larga de colores imposibles, sus zapaticos náuticos de que nunca pasan de moda, por no hablar de los especímenes patrios haciéndose notar, los niños sin correa... O las miradas indiferentes (o cualquier otro resto de esta maldita civilización). 

Nada de eso hallamos en Calabria. 

Había sido un curso muy largo, así que un poco de exceso de decadencia me venía de perlas; no había urgencia allí abajo, laggiù, incluso repetimos playa de en tres ocasiones, cuando lo más normal hubiese sido explorar la zona un poco más. Y es que en Michelino, nombre que comparto y enaltezco sin reparos aquí, había una de esas combinaciones perfectas que raramente se dan. 

👉💘Spiaggia di Michelino🔗


Escribía: 

                (...) Su luz diseña combinaciones que enloquecerían al mismísimo Odiseo, que mataría por volver a verse atado al mástil del Argos antes de llegar al actual estrecho de Messina (...)



Pero no hubo ni rastro de los bronces en Riace, ya que el museo —el día que fuimos a Reggio— estaba cerrado y tampoco insistimos en volver. No hacía falta: nos bastaba con bañarnos en el mismo mar que recorrieron los antiguos con tanto esmero, el Jónico: la nueva masa de agua preparada para iluminar un Oriente no tan lejano.

Seguía:

(...) Recorremos con afán las sinuosas carreteras llenas de baches y puestecitos de cebolla roja, muy dulce, y N'duja, un tipo de sobrasada picante que se hace con partes del cerdo y que copa la gastronomía local. Volviendo a casa, una patrulla de carabineros nos recibe en Santa Domenica con una desidia admirable mientras ella blande su brazo derecho por la ventanilla. Sus dedos dibujan formas como si siguieran un patrón musical privado; recostada y con los pies en alto, me fijo en unos pocos rizos que se quieren independizar y brillan al sol de un ocaso que anhela retirarse al otro lado, al oeste, entre la piscina natural que hoy forma el Tirreno, nuestra base de operaciones y mar amigo de este querido planeta Sur (...).



Tenía que hacerse largo, el verano, era necesario. Las tareas se acumulaban y la sensación de ir a remolque no me quería abandonar del todo. Sin embargo, creía que lo estaba haciendo relativamente bien (para lo que son mis estándares habituales). Una sombra seguía formándose.

Escribí:
(...) En la única jornada medio nublada en el sur, los baches se han sucedido en la Strada Provinciale 22 con más asiduidad de lo normal, pero gracias a una de esas combinaciones que raramente se dan, nos sentíamos frescos y limpios. He intentado hacer una lista mental de las personas que me importan y mi relación para con ellas a través del tiempo. ¿Cuál es mi rol actual? ¿He sido un capullo?

 

De repente y después de una curva en forma de "u", una jodida horquilla derecha, el coche ha dado un brinco que nos ha hecho levantar el culo del asiento con la brusquedad de una vieja montaña rusa. Incluso he tenido que frenar, girar el volante hacia el arcén y pedir perdón. Pero no a las miradas indiferentes y a esta puta civilización (...).

lunes, 19 de agosto de 2024

LA CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN, 1


Planeta Sur

Desde que acabé el curso, contando como tal el que tuve que hacer las dos primeras semanas de julio —que me mantuvo ocupado más de lo esperado— y el propiamente «físico» con su all included (tutoría, clases, colonias, burocracia institucional, etc.), no he podido abrir un libro ni escribir una triste y solitaria línea.

Lo intenté en el avión de vuelta, una vez gestionado mi pánico inicial habitual. Supongo que el ver a mi hijo de once años a mi lado, tan relajado y preguntándome si quería que le cogiera la mano o qué, me dio tranquilidad para intentar darle rienda suelta a mi cerebelo a unos cuantos miles de metros sobre el mar.

De eso hace ya tres semanas, y volvíamos de un maravilloso viaje por el sur de la península Itálica. 

Escribía:

El viento, sofocante y escanciado con aromas de tilo y mirtilo tan familiares, rivaliza aquí abajo con los cantos desmesurados de las cigarras, desmarchadas de tanto luchar contra el clamoroso miedo a morir chuscarradas por alguno de los incendios que surgen de la nada. Creo que lo llaman "combustión instantánea".

📣(…) Muy bien, muy bien, pero claro, es un exceso de decadencia. Creo que este año nos hemos pasado de decadencia (...)😅

¿Puede haber un elogio más envidiable y deseable que este? Son palabras de mi esposa, carcajada mediante, no hace mucho, cazadas al vuelo mientras hablaba por teléfono. 

Seguía:

El Tiempo tiene un estatus especial por estos lares. Y es que aquí abajo, con sus nichos de basura invisible como parte de un paisaje antiguo, olvidado y pese todo orgulloso e impasible como los bronces de Riace, los dioses moran y se manifiestan abiertamente y en todo su esplendor. 

Pero una sombra ha crecido en mi interior, oscureciendo mi ánimo con malas artes y nublando mi mente como si en mayo hubiese sembrado veneno en vez de tomates, calabazas y pepinos. Y es que desde que acabé el curso, contando que ayer fue el cumple de Isalen y que todavía faltan dos semanas de vacaciones, 

la vida parece querer haberse ralentizado entre tanta belleza decadente.