lunes, 14 de diciembre de 2009

SIN EL NÚMERO CINCO




Un tarde de hace tres años y estando yo en el Belpaese, recibí una noticia que hizo que entrara en estado de shock un buen rato: el número cinco había tenido un accidente de coche que le pudo costar la vida. Me llamaron tarde, dos semanas después del suceso, y mi amigo estaba ya perfectamente, recuperado del todo. No querían preocuparme. El bombero que le sacó del coche dijo que había tenido mucha suerte, que lo normal hubiera sido palmar allí mismo. Esa frase, tan jodidamente habitual en esos casos, hizo que pensara en qué sería de mi vida sin el número cinco...

Sin el número cinco no me podría imaginar veinte años de mi vida. Teniendo en cuenta que casi tengo treinta, esto es toda mi existencia consciente; todo lo hecho a lo largo de este tiempo lleva su sello y su compañía, y se explica por causas que nunca le fueron ajenas.

Sin el número cinco perdería esa referencia que siempre me ha acompañado, pues, y ese sostén mental (que no moral) y presencial que nunca ha dejado de hacerme crecer; he tenido la suerte de avanzar en paralelo con él durante todos estos años, viendo las mismas cosas, sintiendo los mismos miedos y disfrutando de cada instante vivido a su lado. Y créeme cuando te digo que eso, hoy en día, es difícil de mantener.

Sin el número cinco no sabría leer las situaciones que antaño se solucionaban con una mirada o, simplemente, saber lo que se piensa a la primera. Una conexión evolucionada semejante es garantía de un tipo de antídoto incontestable contra la soledad.

Sin el número cinco, las palabras flotarían en océanos de aire, esperando a que alguien las recogiera, deseosas de recalar en un mundo sin sufrimientos ni incertidumbres, lejos de la pesadumbre y la masificación de lo estúpido.

Creo que sin el número cinco no conocería el signifiado auténtico de la palabra "sonreir" y sus derivados: no podría cuantificar las veces que he llorado de risa total ante su registro, que abarca desde un Michael screameado hasta el de narrador de historias inverosímiles, y también ante el mero hecho de visualizar y vivir juntos la noche en sí, objetivo número uno siempre.

Esta noche he recordado aquél momento en la habitación de mi retiro italiano, aquella llamada que me informaba del accidente, y aunque sólo sea por egoísmo, he visto mi existencia a través de sus ojos. ¿Qué hubiese sido de mi vida sin el número cinco? Sólo hay otra persona que se ajusta a esa definición, y fue la que me llamó para advertirme de la noticia. La respuesta es simple: hubiera sido la mitad de lo que soy en esta vida o en la otra, y eso es innegociable porque significaría que hubiese tenido que lidiar contra fuerzas desconocidas con mi ejército diezmado.

Porque eres parte de mi, fratello. Para siempre.

Un año más, un año menos. Feliz cumpleaños.

Æ10

3 comentarios:

  1. no puedo ser indiferente ante esto, una lagrima que cae ante semejante testimonio, que me hace sentirme mas vivo que nunca. muchas gracias hermano.solos nos reiremos de todo y todo tendra una razón.gracias de corazon
    fratelli,vino,rocknroll&life

    Æ5

    ResponderEliminar
  2. Me he emocionado mucho al leer estas linias!!!Los sentimientos es lo mas puro ke tenemos!!!Me siento muy orgulloso de los amigos ke tengo en esta vida,nuestras vidas!!!AE7

    ResponderEliminar
  3. grazias por estar a mi lado siempre hermanos, hay cosas que son eternas y esto ya lo es. ya sois parte de los tatuajes de mi alma. nadie sabe mejor que vosotros quien soy, sangre de mi sangre. hoy me arropo feliz, uno de los objetivos ya se ha cumplido, hoy duermo en PAZ.

    mil veces gracias
    Æ5

    ResponderEliminar

No seas indiferente.