domingo, 31 de enero de 2016

VUELVO A CUMPLIR

Considerar nuestra mayor angustia como un incidente sin importancia, no sólo en la vida del universo, sino en la de nuestra misma alma, es el principio de la sabiduría. Considerar esto en la misma mitad de esa angustia es la sabiduría entera. En el momento en que sufrimos parece que el dolor humano es infinito. Pero ni el dolor humano es infinito, pues nada humano hay que sea infinito, ni nuestro dolor vale más que el ser un dolor que sentimos nosotros.
Estoy vivo y tengo buena salud. Mi mujer y mis hijos tienen buena salud. Doy gracias por ello, y por amarles y que ellos me amen a mi como si no hubiera un mañana.
Quería recordar esta cita de Fernando Pessoa en este día que ya no es tan especial para mi -puesto que hay otro cumple que copa toda mi atención- como tributo a la mutación pasada del verdadero ser que subyace al tipo de treinta y seis años que teclea esta mierda en este mismo instante.
La filosofía siempre fue la misma (como en Tool y el resto de referentes culturales), ya que siempre supimos que la lucha era jodidamente irreal, algo tan abstracto como las divagaciones dedicadas al tiempo ocioso pertinente sobre el que edificamos nuestro modus vivendi.
Nunca existí.
Hoy doy gracias por ello.
(Sobre esto mío ya encontraré la manera de trampearlo).



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