sábado, 12 de enero de 2013

CANTAR LAS CUARENTA

Algunos padres primerizos, jóvenes en su mayoría, no son conscientes de que sus retoños algún día crecerán. Y que las fotos que ahora se hacen -y luego publican- puede que dejen de tener sentido para ellos -al menos el sentido que ellos le dan en su momento-, inocentes; ser padre tiene que ser toda una jodida experiencia vital a largo plazo, siempre que la vida misma respete los sin sentidos. A diario ocurren casos de muertes extrañas y sueños truncados que, sin llegar a ocupar todos los espacios del hospital, sí que persisten en el inconsciente del ocupante como espíritus deambulantes que no disfrutan del merecido descanso eterno. Woody (de Toy Story) convive con ese miedo a no permanecer y la incertidumbre innata del ser humano pero, ante la disyuntiva de tener que elegir entre ver más allá del tiempo y disfrutar de el momento, elige esta segunda opción. Si contradice o no nuestra característica más evidente es discutible, de la misma manera que resulta obvio que negar la importancia del minutero y un catalejo de madera es cuestión de forajidos y bandoleros única y casi exclusivamente.
Mal día para volver a fumar porros. Cuarenta semanas y nada, no quiere salir. Y huelga decir que le entiendo perfectamente. Le respeto. ¿Quién sabe cómo será en 2028? ¿Recordaré estos momentos, incluida la abstracción deforme de los ocho quilómetros de campiña? I'm expecting a baby. Esperar. Como comprarse un coche nuevo y no disfrutarlo todavía, como perder un boleto de lotería premiado. Tener o no tener. Vivir o no vivir. What a fucking mistery.
Mucho se perdió entonces. ¿Quién sabe lo que pasa por la mente de Luca Brasi? A fin de cuentas el ejecutor de los Corleone es mucho más humano que el angustioso Woody, demasiado atento a tachar los días que no pasan del calendario. Con suerte, no pasará del 15 y eso significará que será un Super Good Day (parafraseando al impertinente niño de Mark Haddon), pero quién sabe. Quién diablos sabe de qué cojones depende. Algunos padres primerizos no tienen ni idea de nada, si bien es imposible no jugar a predecir el futuro. ¿What can I do? ¿No llevo casi siete años esperando el nuevo disco de Tool? Mal día para volver a malvivir de los nervios. La dolce attesa lo llaman en el Belpaese pero... ¿qué cojones tiene de dulce? Sobre todo en esta recta final. El miedo a no permanecer ya no tiene sentido. Debo ser muy ingenuo.
Supongo que todavía no soy consciente.

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