Manresa, lunedì 27 de agosto de 2007, 16.01."Los amantes no pueden encontrar nada que decirse uno a otro que no se haya dicho y callado mil veces. Los besos se inventaron para traducir en heridas estas nadas", según Durrell.
9.47 del 19 de julio. Bajo un calor sofocante y una noche de insomnio cruzando el mediterráneo, Civitavecchia se aparecía como una primera visión soñada. Hasta cierto punto se esperaba desembarcar ante el emperador filósofo, un repique de campanas y bellos pétalos de flores rojizas caídas con la brisa más dulce. Había dos palabras dentro de sus rebosantes maletas que hacían aumentar el peso un poco más: ansia y temor. Tenía que librarse del lastre inseguro de no conocer a sus mecenas para disfrutar de esta oportunidad única.
15.58. Piazza dei Quiriti. El cansancio que destilaban sus primeras horas romanas no le permitieron impresionarse en demasía. A pesar de eso y aprovechando la disyuntiva apareció por el Vaticano, el estado más pequeño soberano del mundo y uno de los más poderosos. Allí recogía a su amada desterrada y entre turistas y fanáticos mil, se plantó ante San Pedro. Pensó en preguntarle un par de cosas ("quo vadis?"), echarle algo en cara por toda la sangre vertida, pero no tardó en verlo más bien estúpido y ajeno al primer Papa. Imposible encontrar su espiritualidad en un lugar así, un circo de tres pistas con un decorado de primera, francamente espectacular. Esta impactante escena le ayudó a alejarse de la ciudad; había decidido volver a aquellos paisajes toscanos que tanto amaba. Un viaje entendido como reposo tranquilo -antídoto a cualquier descontento y a posteriores devenires- que le llevó por nuevas tierras áridas y grandes extensiones con sus pueblos en las colinas. Hasta Pinzio, ciudad ideal, un pensamiento para Paolo Borsellino (se cumplían 15 años del asesinato del juez) y buscando, saboreando poco a poco todos los rincones de Siena para abajo, caminando sorbo a sorbo aquél vino sfuso de Gallina...
17.14 del 20 de julio. 38 grados marcaba el coche, que comienza a advertirnos:
con cara de "está pasando algo nada bueno"
- Vedi questa luce rossa? sabiendo lo que se palpa en el ambiente
- Non c'è problema. È tecnologia tedesca, vero?
- Si per questo. Questa macchina è fatta per il freddo, non per questo clima...
Abrasador. Le parecía razonable. El temor estaba ahí, pero no tenía nada más que hacer, así que lo vería, en caso de desastre, como un recuerdo más dispuesto a analizar, una prueba más. En ese sentido no podía controlar todo lo que era ajeno a él, así que ya lamentaba el equipo que había formado, aunque en cierto modo fue su culpa y respondía a sus malas artes. Habría de lidiar con eso en fechas venideras y durante todo su periplo mochilero, atento a no infectarse con el virus que amenazaba con echarlo todo a perder, incluso a él mismo.
CETERA DESUNT
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