lunes, 25 de diciembre de 2006

007 CASINO ROYALE


Esto es una lanza en favor del nuevo Bond y la nueva entrega de la saga. Quien no la haya visto aun y tenga pensado hacerlo que deje de leer. Y el que no entienda que crecí con esto y se olvide del jodido espíritu crítico, que deje de leer también.
No puedo situarlo en el tiempo con exactitud, pero no hara más de un año que leí una entrevista a Pierce Brosnan, creo que por el estreno de The Matador, en el que el elegante agente con licencia para matar mostraba cierto resquemor con los propietarios de la franquicia, aprovechando ese papel tan celebrado y antibondiano. Si no recuerdo mal tenía otro film firmado, pero se lo rescindieron. Decidieron cambiar, darle un giro a "uno de los personajes que más resiste a morir del S. XX", según leí en algún lado. Y dieron con Daniel Craig, me pregunto cómo pero. Actor secundario de mil pelis, y al que ya se le intuía un porte y estatus superior al que había logrado, nadie le veía en el papel. Mi hermano Quim me comentó lo de los foros y la web que lo criticaron, tachándalo de blando o cenizo sobretodo cuando se rompió dos dientes nada más empezar el rodaje. La corriente pro-Clive Owen estaba ahí, y aunque recordaba que en Sin City no me gustó, sí que en Inside Man me impresionó, y no me costaba mucho imaginándole con el papel (sobretodo por los nombres que se barajaban). Pero los productores, al fin y al cabo, arriesgaron a su manera en una decisión que ha resultado ser del todo acertada. Craig, que no llega a los 40 años, no sólo no es blando si no que le da tal vuelta de tuerca a James Bond que, pese al tradicionalismo del director Martin Campbell, le otorga un fuerza y carisma nuevas dignas de cualquier otro anterior. En un sólo film, casi en un sólo fotograma, ha demostrado su valía y cerrado bocas de un plumazo, aunque mi amigo Spooky diga que es feo.
“A los que me critican les diría que primero fuesen a ver el film”, ya te digo. Al nuevo Bond le acaban de ascender al status 00 y es un pardillo liante máximo. Es todo músculos, y con la canción de Chris Cornell (Soundgarden, Audioslave) la saga también asume una masculinidad clara que no implica un paso atrás en los derechos civiles, como podría pensarse. El personaje de Eva Green está a la altura, la “soñadora” crea una mujer increíble, fuerte y alejada también de un montón de estereotipos en un “téte a téte” con Daniel Craig de lo más apetecible. Y claro, ella es... ella... elegante, curvas mil, ojos que hacen que uno se pregunte en qué demonios estará pensando... ¡¡Eva!!
Este Bond se pega un piñaco con su flamante Aston Martin (Quim no acaba de digerirlo), apenas utiliza gadgets o artilugios y en su primera misión lía un escándalo diplomático del copón, le filman las cámaras de seguridad y se queda tan pancho diciendo que “la próxima vez dispararé a las cámaras”, mientras “M” no sabe por donde cogerle. Está descontrolado y le pasa de todo. Le envenenan, y cuando intenta fibrilarse se olvida de enchufar el cable... Pierde toda la pasta al póker y se queda en la mesa como un tonto intentando descubrir cómo ha podido pasarle. Y lo mejor: la mítica frase, la de la bebida espirituosa. En un momento que Bond vuelve a la partida, va directamente a la barra y pide al camarero. Éste le pregunta qué cómo lo quiere, si mezclado o agitado. Bond responde: “¿tengo cara de que me importe?” Toma ya. Así se reafirma uno. La otra frase mítica, la de su nombre, ¡no la dice hasta el final! ¡Es la última frase del film! Cierto es, como dice el crítico de fotogramas, que se le sirven las mejores líneas de diálogo en mucho tiempo. Aquí el crack responsable es Paul Haggis, director y guionista de Crash y colaborador de Clint Eastwood. Está claro que los propietarios han acertado de lleno con este cambio que se pedía a gritos, pero si no fuera Bond con toda su mitología para luego arráncarsela, la peli no tendría razón de ser y sólo sería un buen producto de acción, sin más. Pero el ideario popular bondiano está ahí, miren a mi hermano Quim que ya la ha visto 3 veces... ”La mejor peli de acción del año”, “al nivel de Heat, La Roca y demás de Michael y Jerry”. Nunca lo había visto así (coincide con el bullicio universitario que le posee), y a pesar de mis iniciales reticencias y de toda la oreja que me había comido, disfruté mucho y salí encantado, pese al cansancio también de la semana con The Gepetto Brothers, y nada más salir ya me fui a una barra a pedir un martini con vodka, aunque tuviera que explicarle a la pava cómo lo quería...

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