sábado, 28 de febrero de 2009

SIEMPRE ES MENOS DE LO QUE PARECE


Siempre es menos de lo que parece.
A poco más de 24 horas del estreno y partiendo de esa premisa -tras un largo silencio concedido por el gran inquisidor-, se dirime la actual disyuntiva que nos ocupa y preocupa.
Noches de luna nueva, pero no hay nada de novedoso en la eterna maldición que supone afrontar los retos de la vida. En verdad diría que nunca he sabido cuando he estado preparado, ni cuando se supone que debo dejar de maldecir obviedades que la edad proclama a los cuatro vientos.
Siempre es menos de lo que parece, sí, pero el impasse que aparece desde el momento en que me veo obligado a tomar una decisión, hasta el preciso instante en que noto que de repente me tiemblan las piernas y una gota de sudor frío cae por mi frente -en la hora de la verdad-, resulta insoportable de cojones. El preludio ya es de por sí jodido; la semana anterior no duermo bien, sueño cosas extrañas que no vienen al caso y que me hacen pensar en graves desequilibrios, pero la sangre y las placas no han arrojado ninguna luz al respecto, por lo que si me quedara con la duda sería para justificar un rayo repentino o un desmayo sin colores claros.
Siempre es menos de lo que parece, desde luego, pero no por ello dejaría de pedir que fuera todo un poco más rápido. En un costoso gasto energético, alargar la agonía produce miedo escénico, aunque como buen pedigüeño, jamás aconsejaría quedar a merced de la mente traicionera. El tiempo estancado hace que la imaginación vuele como un caballo desbocado -mientras todo lo demás deja de tener importancia- y airea sin piedad ninguna los demonios interiores que te atenazan. Si todo fuera más rápido... viviría con los ojos cerrados, y eso tampoco quisiera, si es que esto pudiese elegirse.
Si siempre es menos de lo que parece, ya que al acabar la tarea en cuestión esa es la sensación que permanece e individualizo, ¿a qué viene tamaño escándalo?

P. S. : Piensa en su cara cuando caga o se masturba, y verás cuán pronto regresas a tu refugio...

lunes, 29 de diciembre de 2008

CLAUSURA '08

MOMENTOS 2008

ENERO
Años. Sobre las cuatro y media de la tarde, perdido por el Parque de Vigeland, en Oslo. Sin ruidos ni gente, cual salvaje explorador a dos minutos del centro,
uno de mis mejores momentos de soledad agradecida.

FEBRERO
Primeros rayos de sol vivos. Paseando por la playa en un mar alguerés de ensueño y pequeñez asumida, en mi primer regreso a Cerdeña, con ese català embutido en una botella añeja.

MARZO
Elecciones. Razzmatazz, Barcelona. The Mars Volta, 2h y 40 minutos de éxtasis. Uno de los conciertos más sentidos de mi vida.

ABRIL
Sant Jordi. In rainbows: último renacimiento y la primavera llamando a las puertas de la alegría mientras esperaba el autobús.

MAYO
Alegría, chaqueta ligera. Había vuelto a la ciudad, y recuerdo bien esta pausa entre las lluvias de todo el mes, bajando por la calle Talleres.

JUNIO
75% Verano. Cadaqués era un sueño tan recurrente, que me asustaba que no cumpliera las expectativas. Pero resultó genial, rompiendo la tendencia, y se me escapa una sonrisa si me acuerdo de una bicicleta.

JULIO

Verano total, viajes. Dos momentos imprescindibles: los barrios de Palermo con su miedo (esa sensación tardaré en sacudírmela) y la mejor playa del mundo, la Scala dei Turchi. Ambos en Sicilia, una de las islas que adoro y siento como mías ("el lugar en que la mentira es más fuerte que la verdad", según Joan Queralt).

AGOSTO
Inestabilidad climática y el principio del fin del verano. Otra deuda pendiente, pero no diré que me rondara Portugal en general, aunque me sorprendiera gratamente (tal es el grado de desconocimiento del vecino), ni Lisboa en sí misma (bella sin reparos); Fernando Pessoa, alma de mi alma. En su busca fui y para el último renacimiento disfruté.

SEPTIEMBRE
Depresión. Manresa. Quizá no sea ese momento concreto, pero la hora ya avisa de lo jodidamente mal que me sentó la vuelta al mundo real. Mucho trabajo en todos los sentidos, un agujero negro en sanidad y los primeros síntomas del advenimiento del frío.

OCTUBRE
Últimos rayos de luz. La escapada a la Costa Brava y el reencuentro con el kongen. El apartamento. La noche, el baño de autoestima, viejas -que no anticuadas- palabras.

NOVIEMBRE
Frío, ansiedad. Y de entre el ataque de los pingüinos, el concierto de Standstill en casa; partes de mi cuerpo justo delante, alacenas, silencios y oleadas de pasos adelante en reinas del caos ordenado.

DICIEMBRE
Navidad, clausura con usura y probabilidad de riesgo alto. Santiago y cierra España, caralho. Dinámicas abrumadoras, mucho trabajo otra vez, cumpleaños 5 y 7, recta final. Pero me quedo con esa mañana en compañía del apóstol.

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P. S. : Es triste resumir un año de mi vida en unas pocas fotos que ilustren unos pocos momentos de entre todo lo vivido, pero más triste es aún estar cerca de la tristeza -en la falsedad que me devora-, y sigo sintiendo la necesidad de recordarme; las hazañas institucionales las dejo para que adornen las paredes.
Un toque de humor, que me sigue ahuyentando el muy ruin, es el vídeo del zapatazo; no creo que sea la imagen del año, ya que hay muchas, pero sí que es la que más me ha hecho reír, si no lo pienso mucho y me deslizo entre Obama y la Selección Nacional de Fútbol.

Atento/a a los reflejos de Bush y su cara.
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Es difícil despedir un año. Hacer balance. Unas pinceladas para recordar hacia dónde se puede ir y dónde he estado me purgan casi del todo. He avanzado mucho, pero me sigo negando a considerarlo una suma de experiencias; creo más en los arcanos (la Rueda de la Fortuna se sale) y en los días de lluvia sin frío, en mi lentitud segura, consciente, y en mi desorientación orientada (hacia la gran oscilación, que diría Pessoa), que en el virtualismo de opereta y esa falsedad referida anteriormente. Me sigo negando a llevar guantes, y no quiero volver a sacar el tema del paraguas...
El miedo y otras sensaciones jodidamente interiorizadas y de sobra conocidas se han convertido en quehaceres domésticos de alto nivel; no es queja ni premura ni tampoco travesura. Es, simplemente, pura simbología a pie de césped y hábito controlado también. Lo otro ya no depende de mí, porque como diría Samuel L. en la Jungla III, ni siquiera Dios sabe lo que hace...
El Poema nº8 se encargará del resto.
Feliz año nuevo,
allende los mares,
y con las seis copas para brindar por un futuro mejor.

jueves, 25 de diciembre de 2008

06:19



Hay un hombre delante mía sentado en unas escaleras.
Ha aparecido de la nada. Está tomándose un café de máquina,
uno de esos diarreicos.
Un hombre que lleva una vieja chaqueta marrón y me mira entre sorbo y sorbo.
Alzo el rostro cada poco tiempo para asegurarme de que siga ahí.
Y ahí sigue.
Tiene poco pelo, pero el que peina lo hace hacia detrás, tipo Rodolfo Valentino. Parece que quiere fumarse un pitillo. Uno que, o no tiene filtro, o es un Ducados.
Fuera hace mucho frío. No parece que vaya suficientemente abrigado, a no ser que tenga una petaca escondida.
Vuelve a mirarme. Escribo estas líneas. Se pone la mano en el bolsillo de unos roídos tejanos. Saca algo punzante. ¿Una quilla? No puede ser.
Viene hacia mí, cuatro minutos y veintisiete segundos después de que me percatara de su presencia.
06.23 de la mañana.
Está hablándome...
(...)
Huele a alcohol. Carajillos.
Me he levantado de la silla y he vuelto a sentarme para escribir esta línea ahora mismo. No sé de qué coño me habla. Balbucea.
(...)
Ya está chillando. No pinta bien.
(...)
(...)

07.24
Escribo esta líneas con los brazos doloridos. No sé como, pero me he peleado con él. Ha venido la policía. Me querían llevar a comisaría por segunda vez en un mes. Les he dicho que me faltaba media hora para terminar, que si podían esperar.
El hombre de la chaqueta vieja y los tejanos roídos, Rodolfo, me debe haber confundido con otro. O puede que la tensión ya llevaba siendo insoportable.
Sí que llevaba una navaja,
y en la refriega se la he clavado.
¿Lo he matado yo?
Tengo a un policía detrás mía, le pregunto la verdad sobre mi incipiente coronilla, controla todo lo que hago menos estas últimas líneas (le he dicho que era un informe que tenía que acabar).
Y en veintinueve minutos, en cuanto llegue mi relevo,
me lleva a la puta cárcel.
He pasado de llamar a mi madre esta vez. Ha sido todo muy rápido.
(...)
Sólo puedo añadir que en tantas horas que llevo aquí apenas he llegado a una única conclusión:
o matas, o mueres.Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto, para no verte siempre en todos los segundos, en todas las visiones.*
Feliz Navidad.

* extracto de Ojalá, canción de Silvio Rodríguez que puedes escuchar al principio de esta entrada si no lo has hecho mientras leías,
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(tempus fugit)

viernes, 12 de diciembre de 2008

HOY HE SEGUIDO SIN NADIE MÁS QUE CONMIGO


Hoy he seguido sin nadie más que conmigo
al abrigo de cualquier mediador externo.

(en el cielo, la luna llena brilla y llama como un queso cheddar y alguna nube cerquita tipo Batman)

Me he perdido no muy lejos,
aquí dentro_ señalando el tercer ojo,
reflejado entre sucios espejos.

Si los días pasaran podría llegar a ser eterno
pero todo es más grave de lo que parece si no existe, si es que existe
en esta triste soledad encadenada a un mísero teléfono.

No puedo salir, ni siquiera veo la comprada luz de los éforos;
Negra aspiración del Yo que aspiraba a un trato tierno.
No es lo que parece No es lo que parece Nada es lo que parece y menos aquéllo que trajiste.
Toreo los mareos con la poca fuerza mental que me queda,
me digo: no te está pasando a tí, no vaya a desmayarse, duerma, ¡no ceda!

No escucho, estoy bloqueado_ sólo soy Yo y nadie más Yo conmigo y sin mi si me levanto, amarrado, desesperado, alunado.
La vena hinchada de mi frente ataca al ritmo de mi corazón de lado a lado
y de ahí hacia el costado
ladeado;

Coloco las manos entre mi pecho y el estómago para contastar un hecho;
son mis incapacidades que explotan mi ansiedad de Peter Pan,
y eso significa que, bajo desgarro, el diablo interior volvió al tran-tran.

Hoy, a estas horas de la noche, sigo sin nadie más que conmigo.

(a no ser que tenga una enfermedad secreta)

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Y CIERRA ESPAÑA

He aprendido a medir el tiempo en su verdadera expresión.
Cada vez que viajo me doy cuenta de lo memorable/miserable que es la vida.
Soy demasiado joven para morir y demasiado viejo para ser joven.
El peregrino que no descansa nunca ya me advirtió de lo difícil que podría llegar a ser, siempre que no tengas fe, sobretodo si de un plumazo se puede ir todo a la mierda.
Me pregunto de qué sirve crear o ser en esta existencia fugaz del carajo.
Las estadísticas son abrumadoras: nadie lo consigue. La fe es lo que separa una existencia plácida de una atormentada. La fe en "algo".
Hay que creer, que es lo mismo que cerrar los ojos. Aunque sepas que el amor no existe, que es una artimaña imaginada tanto tempo fa, debes "creer". Crear y creer. No mirar atrás, taparte la boca. No escuchar a la puta conciencia, perdonarle la vida a tu almohada. Ya es hora de volver a blandir tu espada al grito de sus y a ellos.
Pero para qué me voy a hipotecar si mañana podría morir. Todo cambia en un segundo. Valoro mi vida justo en el mismo punto en el que soy consciente de su fragilidad, de mi fragilidad. Hay mucha gente ahí fuera. Mucho amor. Querer es creer en poder llegar a tiempo.
Lugares maravillosos que, tras llegar a ellos, te decepcionarán. Y piensas: para qué todo este percal, toda esta energía (mal)gastada, para llegar aquí y ver como se esfuma en un minuto.
Todo por una sensación de un minuto. Te planteas si el riesgo está a la altura de la recompensa; la gloria se desvanece tan velozmente como un montón de arena de la playa que se desliza entre tus dedos. ¿Y si ya sólo nos quedara el mar?
No hay nada peor que el deseo realizado. Ni las palabras ni el intento me acompañan, arma de doble filo; es como estar parado en esa estación siempre tan concurrida.
Creo que por eso me compré una cámara de fotos. Quería sentir la melancolía aún más de cerca, comprobar que era una jodida realidad irrefutable.
Un aliento justo, un acento perspicaz, si la actualidad limita tu arte y tu pensiero.
Hay una vida vivida, una vida por vivir y maneras de vivir.
No existe el tiempo como tal.
Será que habrá que levantarse por la mañana y empezar a vestirse por los pies, pero yo no soy así. Intento desembarazarme de todo con todas mis fuerzas, créeme, pero soy débil y bastante iluso. Puedo llegar a crear vidas paralelas y sentir la eternidad en la palma de mi mano, no lo dudes, eso sí.
Si se acerca la Navidad y sientes un fuerte impulso que te lleva directamente a querer creer, a querer hallar tu espiritualidad ligada a "algo" palpable, es que no tienes suficiente con esa floreciente agresividad.
- Es posible que haya algo de tu pasado que no hayas acabado de digerir.
Desde luego, no acepto NADA de lo que pasó, y no me tires de la lengua, porque del futuro no pienso hablar, no te jode...
Necesitas algo más que la aceptación agresiva del preludio a los putos renos y la música descorazonadora típica de esta época (me niego a llamarla por su nombre).
Rajar es gratis, pero sentirse ultrajado no es mucho mejor.
Viajar es una grandísima estupidez, porque lo único que consigue es hacerte sentirte peor.
Puede que haya aprendido a medir el tiempo en su auténtica y real expresión. He descubierto su verdadero sentido, pero eso no me hace más feliz, no.
Ya me advirtió aquél peregrino.
Me dijo
"Tienes que tener fe, hijo"
Y yo le dije:
Ojalá fuera usted mi padre, compañero...

domingo, 30 de noviembre de 2008

LA HORA VEINTICINCO

He tirado mi vida entera por el retrete;nunca he sido de los que creían que Dios jugaba a los dados.
Anoche el cielo estaba despejado y mostraba una reluciente luna nueva. Con la llegada de las primeras nieves el frío ha retrocedido un poco, y la gente vuelve a salir de marcha. Se acerca Navidad y parece que la crisis queda un tanto aparcada.
Uno de mis grupos preferidos tocaba en la ciudad. Llevaba un par de meses esperándolo; estar presente en un acto sentimental así, en tu propia ciudad, se convierte en todo un privilegio. Sólo un "pero": al día siguiente tenía que bajar a Barcelona a las 7 de la mañana por motivos de trabajo, algo de lo que no podía zafarme como tantas otras veces. Pero estaba de tan buen humor que no me importaba. Iba a darlo todo porque la situación lo merecía, como digo.
Estaba en tratos desde hacía días con una chica. El cortejo seguía después de 3 citas, cosa increíble por novedosa. Esta vez no había destruído el feeling a las primeras de cambio con mis habituales exabruptos de impaciencia. Ella también salía ayer.
Disfruté el concierto como nunca, y hasta en alguna canción se me escuchó por encima del cantante. Son las cosas del acústico y la emoción del momento. Estaba eufórico. Sabía que ella vendría y estaba gozando a pleno pulmón, rodeado de mis amigos del barrio, cantando al unísono. Toda iba a pedir de boca, excepto el paso de los minutos, cosa que seguro me martilleaba silenciosa y laboriosamente. Mientras hacía alguna foto, notaba como el teléfono me quemaba en el bolsillo. Hasta que pasó a vibrar en forma de mensaje: ella acababa de llegar. Yo ya llevaba 3 cervezas encima, que fácilmente al haber perdido el hábito se convierten en 6.
Verla me aceleró el corazón aún más. Me sentía como si fuera de coca hasta las trancas, pero me corté en el saludo. Me avalancé sobre ella, eso sí, pero en forma de inofensivo abrazo y posterior beso en el cuello
_bastante comedido pues. En ese instante aspiré profundamente, empapándome de su perfume mezclado con el olor a noche.
Lo que sigue después es una sucesión de hechos típicos de un desfase nada comedido en un oleaje juerguista de lo más desbocado. Mis amigos se habían ido justo al acabar el concierto, anillo obliga.
Acabamos en casa. Nos cerraron el garito. Aspirábamos los últimos coletazos de la noche cuando suena la alarma de mi celular de repente: hora de irse. Me incorporé velozmente y fui a la cocina a hacer café. Me duché a toda prisa, pero con tiempo para dejar una nota:
- Tengo que dejarte o no voy a llegar. Me gusta cuando duermes y odio madrugar. No tienes porque sentirte mal. Te echaré de menos hoy.*
Intento dormir un poco en el autobús, camino de Barcelona, pero no puedo. Me paro a pensar un minuto. Tengo la cabeza apunto de estallar.
Tenía que llegar antes de las 9 y es necesario un trasbordo que del metro me deje en el lugar acordado. En el metro siento que no puedo respirar. Son 12 putas paradas y me va a dar algo. Pienso en la magnífica noche que he pasado para no decaer y me pregunto dónde ha ido a parar el elemento exultante presente en toda la velada.
El vagón iba lleno. Todos me miran. Pierdo puntos de referencia visuales, empiezo a marearme. No puedo cerrar los ojos, tengo que mantenerme despierto. Siento un gran sofoco, empiezo a sudar.
Joder, qué calor...
He acabado desmayándome. Al despertarme estaba en el suelo de una estación de metro rodeado de gente de amarillo. Eran los putos ambulancieros del SEM (Sistema d'Emergències Mèdiques). Me alarmo al palpar en vano mi pecho buscando una cinta y descubrir que no llevo mi bandolera. Me preguntan chillando si estoy consciente y si sé lo que me ha pasado. Ese no debe estar colegiado. ¿Estás bien? Depende, balbuceo. ¿Qué ha pasado? Te has desmayado. ¿Has tomado drogas? Hace horas que no. No llevas documentación alguna encima, ¿cómo te llamas?
Cómo que no llevo documentación...
Joder, me han robado todo, hasta el jodido tabaco que llevaba en el bolsillo de la chaqueta.
Me han llevado al hospital en medio de un enorme y fastidioso trajín. Escucho palabrería médica familiar a lo lejos, como si una bomba hubiese explotado cerca y me hubiese destrozado el tímpano.
Han acabado por detectarme un tumor maligno en la cabeza, cosa que no me extraña teniendo en cuenta la infinidad de pruebas que me han hecho.
He llamado a mi madre. Se ha puesto a llorar desconsoladamente y luego me he enterado que le ha dado un ataque al corazón.
Ha muerto.
Me han llamado del trabajo, justo cuando estaba lamentándome por todo y me entraba un escalofrío por el contacto estándar con las rugosas sábanas blancas hospitalarias. Sus continuas e inexplicables faltas... Es la gota que colma el vaso... Sentido de la responsabilidad... Queda despedido... me parece oir.
No he dicho ni una palabra, pero tampoco había posibilidad de réplica ni ganas de empezar una diatriba.
Me llega un mensaje. Era ella;
Ha sido 1error,no dbría haber pasado lo dsta noxe.Eres muy special, pero no n ese sentido.Es culpa mia,xo novolverá a pasar.Spero qlo ntiendas.Lo siento.
Almenos ha escrito bien el "lo siento"...
Apago el teléfono y lo dejo caer en el suelo. Oigo el sonido seco y metálico que debe de producir tal acción, no creo haberlo imaginado. Entra una enfermera. Me trae la cena. Pienso que es demasiado temprano para cenar, no serán ni las ocho de la tarde. El menú es patatas con habichuelas, una sopa rancia de sobre y un chusco de pan duro, con una naranja de postre.
Dejo la bandeja tal y como estaba, e intento pensar fríamente en todo lo que me ha pasado hoy. Me sobreviene un fuerte dolor de cabeza. Reconozco que por un momento pienso en el suicidio, pero soy demasiado cobarde para matarme. Se me apaga la luz.
Es inútil. No me he enterado de nada. Me pregunto como es posible, pero sólo un par de veces.
Siento que han tirado mi vida por el retrete -Dios sí juega a los dados-,
y que me quedan 6 meses en este mundo para hacer algo al respecto,
tirar de la maldita cadena y mandarlo todo al carajo de una puta vez...

*extracto de "Te echaré de menos", canción de Los Piratas de su disco "Manual para los fieles" (1997).

Hay que joderse...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LLEGAR A RECELAR

4 APUNTES PENDIENTES SOBRE HOY
Un ejercicio de sinceridad y realidad en primera persona me acercaría al nacimiento de una nueva nación en Estados Unidos de América. De todo lo leído, sólo destacar el fin de la guerra entre azules y grises. Con la victoria de Obama -el primer presidente afroamericano de la Historia- se cierran heridas y se establece esa nación tan pagada de sí misma como ente propio y como país en sí, haciendo honor a su nombre y después de todo lo mangoneado. Podríamos llegar a recelar de la ola de ilusión generalizada sobre el nuevo JFK, ya que es americano al fin y al cabo, pero lo diremos con la boca pequeña, ya que puede que lo acribillen (a balazos) un día de estos y antes de que empiece su mandato.
Me daría una vuelta también por la Copa Davis, la tercera en 8 años (siempre en año olímpico) y sin el número 1 Nadal. Además en territorio extranjero, argentino para más inri (por cierta rivalidad colonial obsoleta). La pista, convertida en una pequeña Bombonera, tuvo que asumir bien pronto el buen momento del deporte español. "Yo soy español, español, español", eso cantan mis compatriotas orgullosos a la más mínima. Podría llegar a recelar bastante rápido del apego a una bandera, pero tampoco tenía mucho que perder en estos días de anginas. No quiero olvidarme de Txeroki. Capturaron al jefe militar de ETA en un concurrido pueblo de Francia junto a Leire López. Se hacían pasar por turistas italianos. Dicen que incluso secretas hablaron con ellos por la calle, ¿te imaginas la situación? El acento italiano de la pareja seguro que fue sospechoso, ¿no? Encontraron 100 gramos de hachís en el piso. ¿Dejadez o amateurismo? El Estado se atribuye una gran victoria y minimiza la actual infraestructura de la banda terrorista, pero, sin mucho fastidio, podría llegar a recelar de algo que he oído ya demasiadas veces. Como dice mi madre: "toda la vida hace que los oigo, desde Franco". No hay un final claro, o date un paseo por Euskadi. Las cosas no son blancas ni negras por allí, al igual que por aquí (por más que sigan chillando el "Yo soy español"). Cierro con la crisis. La maldita y pesada crisis. Me joden más los -6 grados que dicen que hay ahora mismo aquí detrás en Manresa. Cada puto día en la radio (y porque casi no miro la TV) hablan de lo mismo: "Noticias económicas. La crisis pega con fuerza en Wall Street. Se hunde la bolsa...", y mierdas así. Como si fueran minutos musicales. Hay recesión. O la habrá, no lo sé. Con mi actual modus vivendi es evidente que no noto nada, pero sí que he visto algo alrededor mía. He visto pánico, al más viejo estilo breaking news. La gente se vuelve a subir por las paredes y encima nos quieren hacer pagar a los ciudadanos de a pie el pato, mientras inflan de dinero a los jodidos bancos con sus prácticas poco claras. Eso es lo que vemos, aunque podría llegar a recelar de algo que no entiendo y que apenas me interesa, y así acabo con esta estructura hueca -intento de ejercicio realista y sincero-
de un maldito plumazo.