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jueves, 12 de diciembre de 2013

UN FOSAR PARA LOS COCODRILOS DE SLOTH*

Han pasado casi dos meses desde mi última vez;

-Holaaaaa, cómo estááááááis, cuánto tiempooooo.

El frío pasó de ser una amenaza a una realidad, como que los políticos hicieran política y mi buzón de voz estuviera repleto de mensajes del ignorante y chillón padre de mi vida anterior.

Sloth* es como el prisionero olvidado que ansía su vendetta desde la humedad de unos muros oxidados; ha dejado de crecerle la barba y no es tan refinado como Edmundo Dantés, sin embargo es consciente de que los cocodrilos, como el aceite hirviendo, son un recurso muy preciado por estos lares.

Por suerte no soy como mi maldito buzón. Mi amigo el marchese (marqués, en italiano) A. du M. me envió correspondencia al fin. En ella, tras un par de releídas, constaté un par de ideas melancólicas y otras tantas realidades dolorosas. Decía leerme y no entender el por qué de mis preguntas repetidas ('prueba de cambiar las preguntas que pasan por tu cabeza', en italiano), así como añorar a los veri amici (amigos de verdad). Junto con alguna nueva pasión que espero aclarar (¡¿boxeo?!), ese recuerdo alegre con las llamadas de mi padre ('queremos ver al niño') y la faena atronadora de la Casa Nova (como la han bautizado los de aquí) me han tenido de lo más ocupado.

Estoy leyendo 'El Mecanoscrit del Segon Origen', de Manuel de Pedrolo. La Navidad se acerca. Tengo el fosar abandonado pero tengo fe en una próxima adecuación. Es difícil ver el final cuando dependes de los demás para llegar a buen puerto. Laura, en vísperas de su trigésimo segundo aniversario, me decía que hay que reconocer las propias limitaciones, pero cuando veo a mi Príncipe aprender cosas nuevas casi a diario me detengo y congelo sin tiempo a calzarme el habitual doble calcetín. Mi rencor tradicional es mi principal limitación, si bien en este constante bombardeo informativo-comunicativo la memoria no parece querer ser valorada.

No pude resistir la tentación de buscar vuelos a Saint-Laurent du Maroni. Fue en mi santo, dos días antes de la muerte de Mandela. Los más jóvenes -y los tarados como S. R.- apenas tendrían a M. Freeman in mente y, buceando por la red, me partía de risa del esperpento general (en el estadio en que España conquistó su primer Mundial de fútbol). Es como los amigos de Whatsapp, la aplicación de mensajería tan famosa, y los amigos de la vida real: hoy en día estamos tan atados al Big Brother tecnológico-digital que ya no sabemos ni quiénes eran -los auténticos, los del barrio- ni si vale la pena quedar o hay algo que decir que no se haya tecleado antes: esta es la verdadera (y con mayúscula y negrita) Crisis. ¿He oído valores y educación a la una?

En cuanto al fosar, es muy evidente que no soy el jodido súper Mario Bros. y que la paciencia invernal está teniendo extraños frutos. Podría irse todo al carajo de lo bien que va. Justo antes de bajar, pensé en * Sloth, el de Los Goonies (* véase la película y olvídese de los asteriscos), y en mandar traer una manada de putos cocodrilos australianos. Pregunté por ahí si alguien tenía enemigos a condenar a galeras y, los políticos, al igual que Jax Teller (SOA season 6), seguirían ajenos tanto en el mundo terrenal como en el digital -tan en boga y que tanto cuenta, dicen de las redes sociales que todo conectan-, así que pensaré en hacerme mi propia bodega y, si se me gira,
nuestro propio refugio nuclear (independiente, se entiende).**

** Notas: dejar de escuchar hip-hop y la banda sonora de BB. Escribir una entrada sobre la cuestión catalana y el proceso sobiranista independentista.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LLEGAR A RECELAR

4 APUNTES PENDIENTES SOBRE HOY
Un ejercicio de sinceridad y realidad en primera persona me acercaría al nacimiento de una nueva nación en Estados Unidos de América. De todo lo leído, sólo destacar el fin de la guerra entre azules y grises. Con la victoria de Obama -el primer presidente afroamericano de la Historia- se cierran heridas y se establece esa nación tan pagada de sí misma como ente propio y como país en sí, haciendo honor a su nombre y después de todo lo mangoneado. Podríamos llegar a recelar de la ola de ilusión generalizada sobre el nuevo JFK, ya que es americano al fin y al cabo, pero lo diremos con la boca pequeña, ya que puede que lo acribillen (a balazos) un día de estos y antes de que empiece su mandato.
Me daría una vuelta también por la Copa Davis, la tercera en 8 años (siempre en año olímpico) y sin el número 1 Nadal. Además en territorio extranjero, argentino para más inri (por cierta rivalidad colonial obsoleta). La pista, convertida en una pequeña Bombonera, tuvo que asumir bien pronto el buen momento del deporte español. "Yo soy español, español, español", eso cantan mis compatriotas orgullosos a la más mínima. Podría llegar a recelar bastante rápido del apego a una bandera, pero tampoco tenía mucho que perder en estos días de anginas. No quiero olvidarme de Txeroki. Capturaron al jefe militar de ETA en un concurrido pueblo de Francia junto a Leire López. Se hacían pasar por turistas italianos. Dicen que incluso secretas hablaron con ellos por la calle, ¿te imaginas la situación? El acento italiano de la pareja seguro que fue sospechoso, ¿no? Encontraron 100 gramos de hachís en el piso. ¿Dejadez o amateurismo? El Estado se atribuye una gran victoria y minimiza la actual infraestructura de la banda terrorista, pero, sin mucho fastidio, podría llegar a recelar de algo que he oído ya demasiadas veces. Como dice mi madre: "toda la vida hace que los oigo, desde Franco". No hay un final claro, o date un paseo por Euskadi. Las cosas no son blancas ni negras por allí, al igual que por aquí (por más que sigan chillando el "Yo soy español"). Cierro con la crisis. La maldita y pesada crisis. Me joden más los -6 grados que dicen que hay ahora mismo aquí detrás en Manresa. Cada puto día en la radio (y porque casi no miro la TV) hablan de lo mismo: "Noticias económicas. La crisis pega con fuerza en Wall Street. Se hunde la bolsa...", y mierdas así. Como si fueran minutos musicales. Hay recesión. O la habrá, no lo sé. Con mi actual modus vivendi es evidente que no noto nada, pero sí que he visto algo alrededor mía. He visto pánico, al más viejo estilo breaking news. La gente se vuelve a subir por las paredes y encima nos quieren hacer pagar a los ciudadanos de a pie el pato, mientras inflan de dinero a los jodidos bancos con sus prácticas poco claras. Eso es lo que vemos, aunque podría llegar a recelar de algo que no entiendo y que apenas me interesa, y así acabo con esta estructura hueca -intento de ejercicio realista y sincero-
de un maldito plumazo.