domingo, 31 de enero de 2010

GRIETAS EN LAS COMISURAS DE MIS LABIOS





Las comisuras de mis labios se agrietan si aprieto fuerte los dientes mientras miro por la ventana como nieva; fuera, el frío recuerda que son treinta las veces que estuve aquí arriba esperando enrolarme en un drakkar sin remero, buscando un remedio para la tos sorbito a sorbito, calada a calada.

Y el humo del vaho de mi halo será testigo de mis horas postreras en este mundo con este dígito, justo cuando deje de preguntarme cuántos años quedarán después,
justo cuando exhale mi último aliento.



30SLO

martes, 19 de enero de 2010

CARA MANRESA II: SER DE LA FONT



Retomo el recorrido por mi vida y milagros con el segundo capítulo de la serie Cara Manresa, con más ahínco ahora si cabe, que me acerco inexorablemente a la treintena y tanto nos reímos este sábado pasado.


Ser de La Font o no ser de La Font, esa es una bella cuestión. La Font dels Capellans es el nombre del barrio en el que he pasado mi infancia y la adolescencia, por lo que debería ser mi barrio, pero tengo varios sentimientos encontrados al respecto y ciertas dudas que me dispongo a relatar (junto con alguna que otra historieta).
Yo nací en la Sagrada Familia, como explicaba en el primer capítulo, que es el barrio adyacente a La Font; de hecho, está pegado, y el antiguo colegio Anselmo Cabanes hace de elemento unificador o integrador entre ambos. A ese cole fui a parvulitos, que ahora se debe llamar algo como P3 o P4, he perdido la cuenta. El cole se mantiene casi igual que hace 25 años y apenas ha cambiado en todo este tiempo. Una de las cosas que siempre me he preguntado es por qué nunca han puesto putas redes en las canastas (demasiado altas) y en las porterías de la pista más grande (hay otra más pequeña en un rincón donde no hacen falta), malditas ratas: no puedo recordar la de veces que tuve que cruzar la carretera en busca de la pelota por culpa de esa mierda.
El camino que va de un barrio a otro pasa por cruzar el cole simplemente. El Mercat de la Sagrada Família es otro elemento integrador entre los dos barrios y mítico de cojones; cómo olvidar al carnicero, a Eminemo de la ONCE, al puto rancio del Quiosco Pequeño o a la chica del Foto David. Los que todavía siguen ahí se deben preguntar más de una vez quién diablos es ese tío que se pasea con aire distraído y les sonríe ampliamente. Otros te saludan con una media sonrisa, conscientes de que ya llevamos unos cuantos años dando por culo, pero la cosa nunca ha sobrepasado la pura cordialidad de barrio. Luego está el puto rancio del Quiosco Pequeño, que ya podría empezar a estirarse un poco o a mostrar algo de amabilidad (que no pleitesía), con la de mierdas que le hemos comprado (incluyendo Don Balones mil) a lo largo de estos años...


Antes de llegar a La Font en sí, una ojeada y un párrafo aparte para el Mossèn Ramon (y no Josep como digo en el vídeo), el cura del puro, un hombre bueno que dignificaba, iba a escribir, a los de su profesión... En todo caso, un buen representante de Dios, ciertamente.
Yo siempre bajaba a La Font con mi hermano mayor Quim a jugar a fútbol. La pista, que sólo ha cambiado en esas extrañas portezuelas de madera de más (se ve que en los últimos años juegan a hockey), por no hablar de la destrucción del parque a costa de los horribles vestuarios, es para mí La Pista (con todas la letras): puede que uno de los lugares que más he pisado en mi vida. Recuerdo, para ser breve, los deplazamientos de balón con la Etrusco; el día en que conocí al Gnöit, los rapeos vocales con el Tognâo, al Nil, al mejor amigo de mi hermano, Ton, al perro del Ruli, etc. Una sombra: el 21 de febrero de 1992, el día en el que me cayó una de las porterías en la cabeza. Como se dice en estos casos, casi la palmo, y dicen que me salvé por unos pocos centímetros (el boño que me quedó en el cogote lo atestigua). Aquí queda.
La Font estaba formada en su mayoría por inmigrantes del sur del país, es decir, por gentes andaluzas y extremeñas sobre todo, y nosotros, sus hijos charnegos. Y escribo estaba porque la cosa ha cambiado y mucho: como en tantos otros sitios, la inmigración extracomunitaria ha causado mella, y no quisiera escribir para mal ni para bien, sólo dejar constancia. Supongo que podría englobarlo en un fenómeno más amplio: el fin de la inocencia. De todas maneras, un fuerte sentimiento de pertenencia de grupo latía entre bambalinas; respecto a la rivalidad entre barrios, "ser de La Font" podía otorgarte un plus de fiereza importante. Todavía hoy, entre mis amigos, suele escaparse un "venga, no me jodas, que soy de La Font", en posibles situaciones comprometidas.


Al principio no me consideraban parte de "eso", aunque quizá mi propia naturaleza desarraigada (o mejor, descreída) imposibilitaba tal empresa. Me refiero especialmente a un megaconflicto que tuvimos de pequeños con los chungos del barrio (mi hermano y yo), por culpa de un partidillo. No recuerdo bien por qué, pero yo me calenté con un chaval, y cada vez que tocaba el balón, le hacía ir por el suelo (pero con mucha mala sangre). Nos acabaron rodeando como a dos perros, pero la cosa no pasó a mayores. A medida que fue pasando el tiempo y tras bajar a la pista un millón de veces, podría haber llegado a sentirme parte de eso tranquilamente, pero hoy en día me sigue sonando a arrebato juvenil; yo lo veo más como una especie de pasado glorioso al que regresar de vez en cuando para no olvidar jamás el punto de partida.

Actualmente me saludo con la gran mayoría de la gente del barrio sin problemas, y con muchos mantengo breves conversaciones incluso. Nos une cierto pasado e historias parecidas, y suele ser de lo más agradable y relajado, terminada ya la difícil época del paso de la adolescencia al mundo adulto, y con el brutal cambio social tras el nuevo milenio. Evidentemente, subrallo con orgullo a tres de mis amistades imperecederas, nacidas en esos ambientes. Quizá por eso o por la necesidad de pertenecer a algo o por darle un puto sentido a algo o porque simplemente he pasado de todo en este puto barrio, si me preguntan hoy en día (tras una breve explicación-introducción) suelo decir que soy de La Font, y he de reconocer que no me importa llenarme la boca con ello.



jueves, 14 de enero de 2010

DERROTA TRAS DERROTAR OTROS DERROTEROS

APERTURA ANNO DOMINI X

Iba yo en un puto utilitario gris (como el tiempo) haciendo las veces de copiloto y conducía mi madre. Sentada detrás respiraba inquieta C. C. y yo estaba horrorizado debido a una carretera llena de curvas de lo más peligrosa. C. C. molestaba como cuando alguien camina por la calle detrás tuya demasiado cerca. Antes de morir en un previsible accidente como predijo la ouija aquella vez, le ordené a mi madre que cambiara de asiento pero en marcha, sin parar el coche. No lo conseguí y mientras nos tambaleábamos la zozobra aumentó considerablemente, hasta que un sonido brusco y seco me despertó de repente. Al poner los pies en el frío suelo (demasiadas alfombras ultrajadas), me invadió un malestar intenso y una presión exagerada en las sienes, aunque pensándolo un poco, no creo que aquello llegara ni siquiera al rango de pesadilla...

Llevaba un tiempo durmiendo del tirón y sin tener la sensación de cargar con mucho peso, y además solía salir airoso la mayor parte de las veces en que tenía la sensación de cargar con uno o de toparme ante un posible dilema. Me dicen que vuelvo a chillar por las noches, pero tampoco puedo estar seguro de si es malo o bueno, ya que casi nunca recuerdo lo que sueño; unos pocos fotogramas no bastan para aclarar conceptos, aunque sí para advertir sobre la idea que subyace al tema en cuestión (miedos) y pasar a defcon 2 tras el primer párrafo de este escrito.

Justamente, no por ir sobre seguro o pasito a pasito tienes el éxito al alcance de la mano por que sí. Me he repetido a mí mismo estos días una y otra vez, 'no estoy aquí para sufrir', y he buscado cómplices en mi entorno más cercano para llevar a cabo el crimen con total impunidad; ese entorno que, llegado el caso y con toda certeza, jamás me traicionaría. Es curioso como necesitamos que alguien juegue los papeles de ángel y demonio según convenga y para decirnos lo que ya sabemos.
Siempre ando quejándome. Cuando alguien me pregunta algo directamente, respondo siempre con pesadas evasivas y sin escuchar al interlocutor. Antes pensaba que era por timidez o por simple miedo a conocer a alguien (ya ves tú), pero ahora sé que ya es parte de mí: yo soy así. Quejarme es, para mí, una manera de provocar pena, asco o las dos cosas juntas, y de desarmar al que tengo delante en un santiamén. Antes utilizaba las palabras más raras que me sabía del diccionario, pero ahora ya ni eso; como no leo, no me queda más recurso que el lloriqueo puro y duro, y así acabo rápido con cualquier conato de conversación. De esta manera, este tipo de actuaciones acaban por cansar a todo profano que se acerque a mi espacio vital. Algunos iniciados ya saben a qué atenerse y celebran por todo lo alto el haberme conocido, cosa que me sigue extrañando y jodiendo por igual porque significa identificar un rasgo claramente negativo conmigo, como si fuera una característica inherente a mi. Lo escribo con cierto pudor y luchando por expulsar casi a diario este cansancio o vencimiento que me gobierna desde que el mundo es mundo, y que me avergüenza desde que la insultante belleza ruboriza al ser más avezado.


Nunca ha sido otra cosa que no fuera el simple hecho de tomar decisiones (sería absurdo ahora renegar de mis congéneres), mezclado con un áspero cóctel servido desde la azotea, de la que saldría el indudable barómetro que resulta del tiempo pasado en cama: cuando tengo el sueño raro o me paso más de una noche en vela, es que algo no va bien. Entonces se abre otra puerta y así hasta el infinito. Si pagara a una terapeuta adelantaría mucho, pero prefiero donar ese presupuesto al gimnasio de mi barrio y ya tuve una experiencia... pongamos, fallida, con gente de esa calaña. Normalmente espero una semana para estar seguro, en particular por aquello de trabajar de noche y tal, pero sigo sin entender por qué nunca es suficiente o por qué lo sigo pensando siquiera (sobre todo después de navidades) una vez deja de sorprender y ya no hay vuelta atrás.

'La derrota no es una opción', decía la canción, pero el engaño no engaña a nadie y menos a mí mismo, que soy el que lo sufre; tan pagado de mí mismo y derrotado de antemano como si hubiese vencido alguna vez a los nuevos derroteros que aparentaba traer el nuevo año, y eso ya cansa.
Feliz cumpleaños, Giulio.

jueves, 31 de diciembre de 2009

CLAUSURA 2009




OTRO AÑO EN IMÁGENES
Un año más, dejo aquí mi particular resumen de este año saliente a través de fotos, la mayor parte de las cuales están tomadas por mí y sin repetir las que ya adornaron escritos anteriores; vendrán acompañadas de una breve explicación a modo de recordatorio y espejo de un 2009 que me sería difícil de calificar, pero que ya se nos escapa de las manos sin remedio. Dos vídeos ponen la cirereta en el pastel igual que el mundialito de clubs para el Barça, en un año de leyenda para todos los culés e histórico en el mundo del fútbol.

ENERO


Enero ha sido un mes de salir por la noche, con una tajada tras otra. Tengo un millón de fotos de fiesta, y he escogido ésta porque salen mis dos amigos más antiguos y mejores, con mi cara intentando lo imposible. Cumplí 29 años entre copas de vino y lavadoras en la cama.

FEBRERO

Febrero ha seguido la misma tónica del mes anterior: mucha noche y no recuerdo mucho más, la verdad... así que te dejo otra foto de festival y prou.
En marzo fuimos a ver a mi amigo Balbo a Torredembarra, lugar mágico y que siempre nos transmite un vacío sentimental importante.
Junio es siempre el mes donde se vislumbran las vacaciones, y a finales ya estábamos en Calvi, Córcega. Descubrimos que sus ciudadanos también pelean por la partida de nacimiento de Colón...
JULIO

El mes que más adoro. Casi siempre indica vacaciones total, y aquí dejo un par de fotos que lo atestiguan: una de Corti, capital histórica del independentismo corso y patria de Pepe Botella, y la otra de Dubrovnik, una maravilla amurallada.
AGOSTO
Agosto suele ser un mes de mierda, porque indica el regreso al lavoro pese a que aún es verano, y créeme cuando te digo que ésta es la única foto que hice en todo el mes, en una noche de luna llena como ésta.

SEPTIEMBRE
Septiembre ya fue un poquito más agradable. Aún no te aprietan las obligaciones y el clima es suave y agradecido. He elegido la boda del Txema en este mes porque lo pasamos muy bien (con mi hermano mayor y sus amigos) y ha sido la primera boda a la que he aceptado ir casi sin dudarlo (no tengo por costumbre ir a bodas).
OCTUBRE

Octubre es el mes de reenganche con la realidad, y este año también ha sido el mes de mi nuevo piso manrusiano y una última escapada a Escocia, de la que te dejo el castillo de Robert The Bruce.
NOVIEMBRE
Noviembre es el puto mes que más odio. Significa la llegada del frío y obligaciones mil. Esta foto es del camino que he hecho tropecientas veces para ir a la puta EOI, cosa que creo que no haré muchas veces más a lo largo de mi vida.

DICIEMBRE

Frío y mucho trabajo, poca vida social vs. la lucha por no decaer ni enfermar. La foto es de una buena nevada del pasado 21, y es mi colegui Beppe el que deambula por el belvedere de Santa Clara. -------------------------------------------------------------------
En cuanto a vídeos, de todo lo que tengo -que es mucho-, me quedo con éste de la gasolinera en el coche del Ace, justo antes de salir hacia Toulon, desde dónde cogimos un barco para Córcega (en busca de Astérix y Napoleón).


Y para mí, el vídeo del año a nivel de lo que pasa en el mundo, es la agresión a Don Silvio. No sabría si reír o llorar...
Esta otra versión del suceso me parece la más divertida de todas.



No me atrevería a ponerle la etiqueta de "disco del año" a nadie, pero si tuviese que resaltar uno, éste sería el "Lungs" de Florence + The Machine, aunque la canción que subtitula a este escrito no es la que más me gusta.
Poco más que añadir.
Un año más, un año menos.

Felices fiestas y próspero 2010.
¿Algún nuevo propósito?

ABRIL

En abril me escapé un día a la capital del Reyno, un destino que tenía pendiente con una rosa que nunca enterré y un estadio que tenía que ver.
MAYO
De mayo no tengo ni una puta foto decente ni me pasó nada especial, así que homenajeo aquí al glorioso Barça de este año.
JUNIO


MARZO

jueves, 24 de diciembre de 2009

DESPUÉS DEL SILENCIO




Después del silencio ya no hay nada más;
fueron cien capítulos de arrítmias consumidas
las que impiden hoy un soñar al compás,
si el soñar relegara a un corazón hecho migas.
Después del silencio y tres gélidos inviernos
filtrándose entre dos pulmones devastados,
emergen colinas amargas tras lo ausente y
_cepos eternos
que ocultan viejos anhelos acarreados.
Después del silencio brota un estómago delicado
que soporta mil lágrimas vertidas sin peso
_ni rencor,
como un ardid disfrazando al desliz derramado
de los ojos hacia la copa de un dolor sin pundonor.


Después del silencio ya no queda nada,
nada que la carga someta a trescientas palabras
_vacías,
tan vacías como una losa impía
y el paladar de un corazón estepario y su espada .

lunes, 14 de diciembre de 2009

SIN EL NÚMERO CINCO




Un tarde de hace tres años y estando yo en el Belpaese, recibí una noticia que hizo que entrara en estado de shock un buen rato: el número cinco había tenido un accidente de coche que le pudo costar la vida. Me llamaron tarde, dos semanas después del suceso, y mi amigo estaba ya perfectamente, recuperado del todo. No querían preocuparme. El bombero que le sacó del coche dijo que había tenido mucha suerte, que lo normal hubiera sido palmar allí mismo. Esa frase, tan jodidamente habitual en esos casos, hizo que pensara en qué sería de mi vida sin el número cinco...

Sin el número cinco no me podría imaginar veinte años de mi vida. Teniendo en cuenta que casi tengo treinta, esto es toda mi existencia consciente; todo lo hecho a lo largo de este tiempo lleva su sello y su compañía, y se explica por causas que nunca le fueron ajenas.

Sin el número cinco perdería esa referencia que siempre me ha acompañado, pues, y ese sostén mental (que no moral) y presencial que nunca ha dejado de hacerme crecer; he tenido la suerte de avanzar en paralelo con él durante todos estos años, viendo las mismas cosas, sintiendo los mismos miedos y disfrutando de cada instante vivido a su lado. Y créeme cuando te digo que eso, hoy en día, es difícil de mantener.

Sin el número cinco no sabría leer las situaciones que antaño se solucionaban con una mirada o, simplemente, saber lo que se piensa a la primera. Una conexión evolucionada semejante es garantía de un tipo de antídoto incontestable contra la soledad.

Sin el número cinco, las palabras flotarían en océanos de aire, esperando a que alguien las recogiera, deseosas de recalar en un mundo sin sufrimientos ni incertidumbres, lejos de la pesadumbre y la masificación de lo estúpido.

Creo que sin el número cinco no conocería el signifiado auténtico de la palabra "sonreir" y sus derivados: no podría cuantificar las veces que he llorado de risa total ante su registro, que abarca desde un Michael screameado hasta el de narrador de historias inverosímiles, y también ante el mero hecho de visualizar y vivir juntos la noche en sí, objetivo número uno siempre.

Esta noche he recordado aquél momento en la habitación de mi retiro italiano, aquella llamada que me informaba del accidente, y aunque sólo sea por egoísmo, he visto mi existencia a través de sus ojos. ¿Qué hubiese sido de mi vida sin el número cinco? Sólo hay otra persona que se ajusta a esa definición, y fue la que me llamó para advertirme de la noticia. La respuesta es simple: hubiera sido la mitad de lo que soy en esta vida o en la otra, y eso es innegociable porque significaría que hubiese tenido que lidiar contra fuerzas desconocidas con mi ejército diezmado.

Porque eres parte de mi, fratello. Para siempre.

Un año más, un año menos. Feliz cumpleaños.

Æ10

viernes, 11 de diciembre de 2009

AÚN ES PRONTO PARA MORIR

Aún es pronto para morir sin ser nombrado,
ser nombrado capitán de barco como un bellaco
que de polizonte halla mejor suerte,
mas capitán deviene abatido cual viejo astado.

Aún es pronto para morir de enfermedades,
de enfermedades disfrazadas de otros males
que traigan nueve bajeles desde los siete mares
y sonrían al disfraz de lo fugaz.

Aún es pronto para morir mas tarde sí para vivir,
para vivir tal como debiera un aprendiz
que de petimetre se embravuca y al amor no puede resistir;
aún es pronto para morir estando ya muerto y sin una cicatriz,
como este capitán sin tripulación y a la deriva desde el partir,
tan tardío en vida como prematuro aún para morir.


Freddie Mercury In Memoriam