Quisiera ser como el pescador que se levanta temprano por la mañana y huele a pescado todo el día. Se levanta y se va al puerto, a su amarre, a acicalar su barco, Lucia. Lo acaricia con mimo, como una vieja a su gatito. Con mimo con sus rudas manos de pescador, aunque si utiliza la crema esa de la fórmula noruega serán unas manos duras, pero bellas llenas de venas, no como las mías.
Si hoy no sale a faenar se pasará el día en el amarre, bebiendo cerveza y echando unas risas con los barcos vecinos. Hablando del tiempo, la previsión, chicas, haivisto quello, che cosa?, qualsisi, atando cabos, ecc.
A mediodía le bastará salir mar adentro para sacarlo de paseo, y si se tercia echará la red a modo de anécdota, porque magari le ha dicho su hermana Francesca que hoy le espera a comer a casa, pero que no se le ocurra ir de vacío. O tal vez le sale de dentro: hoy voy a pescar el pescao más grande y bello de Bosa, la envidia de todos.
Después de comer y jugar un rato con sus sobrinos, se duerme en el sofá. Se despierta una hora más tarde y ya son las 16h. Vuelve al puerto a controlar su bellezza con la radio en la mano, a todo volumen. El Cagliari va ganando, meses después. Puede incluso que se salven, y eso que el equipo estaba bajo mínimos este año sin Suazo y con uno de los presupuestos más bajos del calcio.
Cubre su barco con una especie de toldo, a domani, cara, y se dirige al pueblo. Compra un poco de pan y el cannonau que le ha guardado Giorgia stamattina y se para en el bar de Enzo a tomarse una birra. Allí se encuentra a vecinos y algún amigo, más bien compañeros de batallas, con los que comenta la jornada hablando en dialecto, una especie de sardo-alguerés muy agradecido a oídos catalanes.
Cae la noche pero no hace nada de frío. Después de cuatro 0,20 -al fin y al cabo el Cagliari había ganado-, ya sobre las 19,30, se encamina hacia su casa por el bastión de Colón. Un paseo maravilloso lleno de mar y suave brisa espumosa lamiéndole las mejillas, aunque puede que un tío así no llegue a percatarse de estas sensaciones; yo tampoco me flipo cada vez que paso por Montserrat.
Imagino que su mujer le habrá hecho la cena ya, faltaría más siendo Italia (el sur, para más inri). En su preferente lugar en la mesa se beberá 2 copas de aquél vino, comerá como un cerdo, con las manos aquéllas rudas, y, oliendo todavía a aquél pescado por muchas duchas que haya, se acostará pensando en su bellezza, en la sua piccola Lucia, mientras empotra a su mujer por detrás violentamente... Zitta!
POSIBLE MANUAL DEL ENFERMO MENTAL
Los que le conocían de antes no dejan de hacerse cruces a día de hoy.
Nadie es capaz de explicarse ese cambio súbito de humor general.
Es como si se tratara de otra persona;
asisten atónitos al nacimiento de un nuevo ser, afable y completo.
Agradable, arrebatador, bromista con clase. Se le escucha cuando habla, tiene una personalidad marcada y resulta atractivo a ambos sexos.
Totalmente receptivo y dispuesto a todo, con tal de sacar adelante cualquier menester.
Altruista, como indica su horóscopo. Dispuesto a ayudar al prójimo.
Solucionador de problemas, mediador, hasta incluso fuera de sus competencias, intentando abarcar el máximo de trabajo, aliviando de parte del suyo a los demás sin que se percaten ni se sientan especialmente mal. No se otorga medallas. Tiene un alto nivel de concienciación y visualización en referencia a situaciones y personas concretas,
pero fuera del trabajo vuelve a ser el de siempre,
encogido en su rincón.
Así surge un enfermo mental, así se prepara un brote psicótico en forma de estallido como la jodida bomba atómica Hiroshima Nagasaki y los malditos cañones de Navarone.
Buenas noches,
y buena suerte.
SÁLVESE QUIEN PUEDA
Hay muchas cosas escritas a lo largo de tantos años de Historia.
Muchas evidencias;
como también muchas que no hizo falta plasmar jamás sobre el papel, para desgracia de los historiadores que, como ratas enfermizas de laboratorio, se las vieron y se las desearon para desenmarañar jodidos puzzles del carajo.
De entre lo escrito y lo oral, del inconsistente Manetón al Homero más burlón, se tejen auténticas hileras vacías, huecos de tiempo y lugares sagrados en que se respira un aire diferente en el que prácticamente flotas;
no queda más remedio que poner en entredicho, pues, el trabajo tanto de unos como de otros. Desde el puto recolector de memorias hasta al analista mamón de las gafas.
Aquí no se salva ni el gato: para desamparo de muchos, hay recovecos de realidad irreales por todas partes sin registrar, aunque hasta de aquí mucho no nos juzgarán;
en esos habituales y vagos espacios se mueven todo tipo de injusticias que resultan jodidamente dolorosas, como que te llame tu mujer para decirte que se ha follado a otro con total naturalidad: "tenías razón, si bebo hago cabronadas".
La sensibilidad no se hizo, como vemos, para casos así. En este mundo hiperglobalizado, mineralizado y descarado no hay sitio para los débiles. La poesía está en duda, el talento bajo sospecha; el amor verdadero no pasa de los cuentos y ya no hay lugar que valga para proteger a estos malditos seres desvalidos de antaño. Hay cierta intriga en algunos comportamientos que descolocan, cosa que, a la postre, no será tan de extrañar. Quizá aplicaste alguna vez el ojo por ojo y ya no te acuerdas, opción sumamente apetecible de ahora en adelante para los casos con asterisco,
aunque nunca es suficiente la emoción de la caza porque, como todo, ¿qué cojones haces cuando se acaba?
- No podría decirte mentiras, no a tí. No quería hacerlo. No quiero perderte.
Ni tan siquiera importa que haya más de 4,000 años observándonos: corazones impávidos o sálvese quien pueda;
es el enésimo apunte que dio tinta de nuevo a luces vírgenes, o sucias olvidadas, quedando de manifiesto la verdadera naturaleza del ser humano, que es la jodida y maldita desgracia llegada con una sonrisa de oreja a oreja, repetida atronadora en el estómago como un mal trago, una vez más y para celebrar el año nuevo, ahora sí.
No es tarea fácil admitir que los 30 están tan cerca ya.
El hecho de viajar, en este caso, adquirió un cariz desbloqueador importante: se trataba de torpedear una circunstancia como esa. Cumplir años lejos -lo más al norte que pueda visitar jamás- era una gran medicina para esta maldita enfermedad incurable; sabiendo que la vida será una sucesión de años similares, basada en el contacto que puedas llegar a desarrollar con otros seres humanos -la eterna dicha, que no por eterna menos dolorosamente real- como único acicate o novedad, o los sitios que puedas ver, mezclarme entre los fiordos en estas fechas ha sido una experiencia única.
He estado en Oslo también para ver acabar el invierno, para finiquitarlo. Días después, y con ese espíritu un tanto lejano, hoy vuelvo a sentir el frío de mis manos congeladas al querer hacer una jodida foto.
¿Es visible lo invisible?
Lo jodido es que el mundo está hecho de gente anónima que piensa que sólo se ve lo que se quiere ver sin conocimiento de causa.
Manresa, 2.1.07 Chirico Devoto, Via Logudoro. Cagliari. Gennaio. Firenze, Siena, Venezia y Cagliari. Febbraio. Eclissi y Cala Doméstica, Sardegna. Marzo. Orientale Sarda y Cagliari. Aprile. Tharros y Cagliari. Maggio. Cagliari. Giugno. Roma, Cagliari y Camino alla Luna. Luglio.
Manresa. Agosto. Barcelona. Settembre. Blanes y Valencia. Ottobre. Un pueblecito de Alemania del Oeste. Novembre. Carcassonne. Dicembre. Manresa, 1 Enero del 2008. VULNERANT OMNES, ULTIMA NECAT
Las fiestas de navidad y año nuevo son fechas potencialmente más peligrosas que otras. Suele ser una época en que la mente se abre y puede llegar a jugarte malas pasadas, sobretodo si te planteas el estilo de vida que llevas.
Estos días recordamos el nacimiento de JC, pero según J. J. Benítez y otros, esto no es así debido a un error de calendario. En ese caso -peculiar o particular según se mire- sería agosto el mes del redentor, en pleno sofoco del calor veraniego.
En estos días, pues, asistimos al folclore que deriva de ese acontecimiento a ojos de la ortodoxia católica. Con cierto pavor, esos ojos no pretenden cerrarse lo más mínimo si caminas por la calle; vemos fachadas completamente cubiertas en un espéctaculo de luces decorativas que visten los balcones y terrazas de buena parte del planeta. Hay bloques realmente espectaculares, auténticas obras de arte temáticas y de buen grado laboriosas para sus creadores -llenos de amor o no sé con qué diablos en sus cabezas- que se sienten legitimados del todo para adornar los exteriores de sus viviendas sin escatimar. Imagínense como serán los interiores de más de una, con ambientes recargados a tope y un jodido aveto que alguien ha cortado para que decore el salón de la casa del mamón de turno que necesita sentir el calor de la navidad. Perdón, que hay niños en la sala.
Quizá también podríamos echarle la culpa de eso a los estadounidenses. De lo que sí podemos rajar es de las pelis que están haciendo; en estos días, pues, tampoco cesa el empeño de recordar a las masas su asquerosa soledad. En parte debido al pudor de los medios (al poco pudor); campañas publicitarias, negocios varios, Melendi en El Corte Inglés, etc. La otra parte toca directamente ese cine denostado anteriormente, y las series de TV también. Soy Leyenda, la de Will Smith -que si no fuera por estos delicados días pasaría a la historia sin pena ni gloria en la enésima decepción- nos deleita con algunos momentos y lecturas entre líneas de lo más interesantes. La paranoia del personaje de Will -en teoría todos los seres humanos de la Tierra han muerto por un megavirus- es entendible y valorable como fuente de otro posible camino a tomar por el film; la escena del videoclub acojona por su desesperación, al igual que la rutina diaria en su casa o los diálogos con su perra Sam. Pero como casi toda la basura, desemboca en mierda pura: acabará convirtiéndose en redentor de toda la raza humana -cual JC de nuevo-, cuando deberían haberse centrado en ese aspecto tras algunos silencios de lo más logrados. De todas maneras -y ahí radica el quid de la questión- no tienen ningún reparo en hacer bandera de esta frase: no estamos solos. El último hombre de la Tierra no está solo... tiene cojones la cosa. Otro film en los dominios de nadie, mensaje vilipendiado.
Uno ya no puede ir al cine a liberarse, así que acaba por refugiarse en las series de TV (grabadas, claro). De entre el amplio abanico de los últimos tiempos -con un alto porcentaje en calidad y prestaciones- destaca Perdidos. Totalmente adictiva y con reclamos bien llevados, también ésta aborda el tema de la soledad; no obstante, goza de lecturas más amplias y no tiene la estrechez de miras del cine hollywoodiense (aplicable a Roma y a Los Hermanos Donnelly, aunque en menor medida, y a la grandísima Los Soprano). Por encima del trauma general del accidente aéreo, se elevan dilemas individuales que reflejan personalidades caóticas y de lo más atrayentes, que hacen de comentarios habituales (un "no estás sólo" de Sayid a Charlie tras el rapto de Claire por "Ethan de la selva") un delicioso convite a saborear poco a poco. Estas personalidades cubren con finos velos fachadas típicas basadas en tópicos (el gordo zampabollos, la rubia cañón tonta del culo, la enigmática y atractiva "amazonas", el médico altruísta líder, etc.), y ahí radica su logro, su encanto. A J.J. Abrams y cia. no se les caen los anillos en decírtelo a la cara; no se esconden, sino que invitan a quien quiera meterse más allá para ver qué se descubre -enfrentándote a la soledad- o para que escojas tu fachada. Los personajes parecen tontos, pero no lo son. ¡Con descarada desfachatez incluso nombra personajes al son de la filosofía decimonónica! Con el regreso a lo natural aparece John Locke, empirista inglés del XVII, maestro equilibrista y el que se lleva la Palma de Oro al misterio.
¿Creéis que éste pájaro se siente solo?
Para las almas perdidas solitarias, naufragadas y desafiadas en navidad.