Mostrando entradas con la etiqueta nociones para un nuevo enfoque. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta nociones para un nuevo enfoque. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de octubre de 2008

DESPERTAR


Hoy me desperté a las 11 de la mañana. Demasiado tarde para hacer algo, demasiado temprano si volviese de una noche de infarto. En tierra de nadie, me he arrastrado de la cama hasta la cocina. Me he tomado un vaso de zumo de limón y he visto el paquete de tabaco encima de la mesa. He dudado por un momento, junto con la cafetera, y he decidido volver a la cama, tras un intento de pensamiento sobre el día.
Era demasiado tarde ya, no soy persona de planes. No me ha costado mucho volver a alcanzar el sueño; nada más estirarme de nuevo, he sentido ese gran placer llamado dormir muy cercano, y me he roneado como un gato. Calculo que a los 10 minutos de mi deleite me he vuelto a dormir.
Me despierto otra vez, esta vez de golpe... pero no recuerdo el sueño. No era muy agradable. He visto a una persona que suele aparecer bastante por mis sueños. Me he dejado el ordenador encendido, así que aprovecho para mirar mi arcano del día justo antes de apagarlo. Resulta que es el maldito 3 de espadas, una carta que anuncia contrariedades, dudas y confusión a todos los niveles. Desorden emocional por la no aceptación bla bla blabla...
El día a tomar por el culo. Y eso que la puta carta no tiene ni idea...
Son circa las 14,30. Me lo tomo con calma. Como poca cosa, verduras, y vuelvo a mi habitación para ver una peli que se me acababa de bajar. Una de superhéroes de ahora, pero bien hecha, con un protagonista con carácter.
Meriendo algo, me bebo un par de vasos de vino bueno del Duero. Entro en calor y sigo virtualmente jodido, atrapado. Por suerte, la cama es terapéutica y está muy cerca del escritorio. He hecho un par de llamadas, informando de mi estado. Me han entrado bien, es algo semanal, sin mas. Así he pasado la tarde.
A la hora de cenar vuelve mi arcano del día, que no ha dejado de rondarme. Siento un ligero escalofrío y varios flashes me asaltan ya en plena noche. No pretendo hacer nada, sólo me intereso y me salgo con un regusto amargo y cierta preocupación también. Puede que sólo sea hombre para lamentos, pero en realidad me jode más una mala racha que nada. Es claro que si te mueves obtendrás tu recompensa, sólo es cuestión de tiempo. No te agobies. Me pongo la radio para distraerme de mis reflejos, crisis galopante y el niñato se ha lesionado. Vuelvo a la cocina, un último vasito de vino. Último cigarrillo y de vuelta a la cueva, dónde me hallo ahora escribiendo en mi jodido blog y para una tendencia global que aquí individualizo para alejar con premura y mano firme los demonios de la noche que, en épocas de cambio como éstas, amenazan cruelmente con joderlo todo.
Aguanta un poco, si no lo crees, aunque yo no comulgue con mi credo. Sé de lo que hablo, está por todas partes, ¡sólo tienes que abrir los ojos! Creo en el sentido terapéutico de la risa más que en ninguna otra cosa terrenal. Y en la cama también.
Este ha sido mi día de hoy. Acabo de tomarme una pastilla pa dormir, que mañana toca volver a ponerme en marcha temprano, tras un día de parias como el de hoy.
Lo curioso es que tenía mil planes, y al final no he osado moverme. A veces, si tu vida te lo permite, es necesario tener días así. Es muy probable que te haga sentir mal, pero piensa que vendrán días de mucho movimiento y mucha tensión. Días que te pedirán lo mejor de tí, y es ahí cuando debes dar el callo. Lo de hoy... por lo que tenga que venir.
¿Crees que es malo engañarse un poquito de vez en cuando?
Debes saber cuáles fueron tus objetivos iniciales para no salirte del camino, y luego saber descansar. Saber que no siempre estarás bien, pero que si descansas y te rodeas por tu gente, los que quieres de verdad, y luego te mueves, nada debe salir mal.
Sólo hay que temerle a una cosa, y es a las enfermedades. A una mala salud. No conozco a nadie que quiera que padezca de verdad físicamente. A la joya se le puede engañar, créeme, lo sé.
Conozco a más de un experto.
Ya son muchos años luchando contra arcanos que pretenden sacarte los colores sin tener ni puta idea del momento actual que estás pasando, lo sabes. Eres fuerte. Vives entre el frío. Has podido crear algo nuevo de la nada.
Vuelve la guerra de cada día, amigo mío, no te agobies. No te quedes en la parra más de un día... haz como dijo mi psicóloga: ¡no fumes porros! Lo curioso es que me reí mucho en su tiempo...
Despierta.
Time to bring it down again. Don't just call me pessimist. Try and read between the lines. I can't imagine why you wouldn't welcome any change, my friend.
Un pizzino d'enema para el alma, porque sin la herramienta no somos nada; and
No te salves.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Como Mario Benedetti, que en comunión con otra parte de mi cuerpo, ya nos dijo que si no das un paso, te estancas.


este es un mensaje patrocinado por Dimoni Solutions Old School Way, Gnöit Tirolian Alps of Wood, Mom Says Goodbye Enterprises and The Walker,
for all the people that needs something to be...
alive (including me).

martes, 14 de octubre de 2008

AMARRAS

Volvía a casa por la ciudad dormida en una noche calurosa de otoño. No corría nada de aire,
no podía creer que la chaqueta sobrara.
Era luna llena. Los edificios se pavoneaban bajo su luz inmensa y la claridad de un cielo totalmente despejado.
Me quito el walkman y miro alrededor relajadamente: no había nadie a la vista ni se oía nada por la calle. Ni tan siquiera los semáforos, pero los de nuevo cuño no emiten ningún tipo de ruido al cambiar su estado. Los viejos, sí. Era como un cambio de casilla, un sonido seco y corto. Ámbar. Clack. Rojo. Clack. Verde. Clack, peatón: avanti...
Ya no quedan muchos de esos.
Eran casi las 3 de la mañana.

Mi arcano del día aconsejaba buscar la respuesta en mi interior; la sacerdotisa podía ser caprichosa, en su pasividad, pero no había ningua duda acerca de su sabiduría en cuanto a madre y dominadora de las pasiones más mundanas.
Tuve que despertarme pronto ese día; el gran misterio que supone la mujer, la atracción de lo desconocido, andaba cerca. Teníamos que hacer algo. No era de recibo ver pasar las horas, los días y las semanas en balde. Me agobiaba no poder hacer nada, hasta que empezamos a asumir que el frío acabaría por llegar, junto a alguna que otra visita.
Y llegaron. Llegaron del norte, prometiendo que nadie se libraría, y también del sur. En mi primera semana sin mareos y desde que, casi por omisión, decidí volver a mi medicación, hice voto de obediencia ciega y me entregué a su voluntad por completo. Los resultados no podían ser más satisfactorios. Estaba recuperando pedacitos de autoestima repartidos entre la inmensidad de los siete mares.
Volví al mar, como digo, pero ahora ya no soy yo el que viaja; todo va tan deprisa que ni siquiera me ha dado tiempo a desenterrar mis viejos devaneos.
Pero... ¿qué pasaba con lo de casa?
No hay quien suelte amarras; temida disciplina ceñida, un sofá y muy poca voluntad de movimiento. Había que encontrar el equilibrio entre querer descansar, en tu paria comodidad, y ver a la gente que quieres. Había que ceder, buscar espacios comunes.
- Tío, para mí no es ninguna obligación.
- No lo digo en ese tono, joder, es como las amas de casa de las pelis que hacen clubs de lectura; quedar un día a la semana para hacer la quiniela, obligarnos de alguna manera, poner una fecha, decir: este día es nuestro y nos vemos sea lo que sea, pase lo que pase. Porqué si no, los días pasan y no nos vemos nunca...
Un estado ideal, sabiendo que cosa difícil es, podía existir entre una obligación un tanto ufana y un falso desdén;
mensaje original, una vez aceptada la amistad virtual
- Holaa! Me ha echo muxa ilusión encontrarte por akí! Cuanto tiempo! Como estas? Donde vives ahora, q es d tu vida?? He visto las fotos, estás muy delgado, dónde estuviste?? Un beso!
respuesta
- Hola, sí, mucho tiempo; es lo que tiene esto del facebook, nunca sabes quién te va encontrar. Oye, nosotros hablábamos en catalán o castellano? Porqué ya no me acuerdo. Todo bien, normal, como siempre, trabajando y tal, aquí, en Manresa. Y a no ser que tenga una enfermedad secreta, siempre he sido así de flaco: vino con lo de hacerme mayor cuando di el estirón. ¿Qué tal tú? Espero que bien, ¡un saludo!
Justo antes de las náuseas y del riesgo a los temidos mareos. Extraños conocidos.
Así pues, no habría nada malo si se forzaban las situaciones, después de todo y teniendo claro que siempre sería para mejor, ya que no queremos que los cánones que dicta facebook sean los que nos guíen;
embutido en ese espíritu y tras los recientes éxitos, la noche se abría en conjunción para estas nuevas citas. Había que adaptarse a lo que había, convertir lo viejo en nuevo otra vez, y ser cauto, pero con una alegría no disimulada, para ir bien. Nada hacía sospechar lo contrario, ni tan siquiera el frío, que ofrecía una generosa tregua para esa tarea en cuestión. Al fin y al cabo, si estás, estás. Si no estás...
Nunca un camino de retorno fue tan agradable. Se habían matado muchos pájaros de un sólo tiro.

Hacía una noche espléndida. Me entretuve un rato ante un extraño especimen, en cuya flor roja destacaba un brillante y peludo acabado blanco. Acostumbro a caminar mirando al suelo, y éste lloraba las miserias del melancólico árbol, que es bien consciente de su desdichado destino. Había pasado cientos de veces por allí, y sin embargo nunca lo había visto.
- ¿Qué viene de visita o a visitarse?
- Vengo de visitarme.
Siempre había sido así. Había que soltar amarras, pues, y dejar a un lado el jodido peso que, como una corona de negatividad, lo inflaba todo hasta llegar a no lamentar el hecho de no poder prescindir de mis pastillas salvadoras.
Navegar.
Abrir los ojos para ver de una jodida vez y dejar de estar exhaustos.

martes, 2 de septiembre de 2008

NOCIONES PARA UN NUEVO ENFOQUE


Acaba el verano,
y la pluma que yacía seca en el tintero abandonado vuelve a aparecer.
La princesa está triste. Se levanta viento por las noches, un cierto aire fresco tirando a frío. Las nubes nos sobrevuelan, los coches regresan a casa, los aviones matan personas y los atletas siguen haciendo balance.
No empezó mal esto; regentamos resplandores en un islote allá por donde Dalí se masturbaba como un loco. Uno se escondió 3 semanas por la isla que se resiste a avanzar -sometida al abandono de su propia naturaleza- hasta que se hartó de que le miraran. Desde Castellammare del Golfo al gol de Torres; España ganó la Eurocopa de fútbol y no le dedicamos ni una línea. Tocaba huir y de lejos observar a las alocadas hordas patrióticas. No hay nada peor que una multitud enardecida, solía decir el zio Franco, é meglio rimanere lontano.
La princesa está triste. El odio se acrecentó con la llegada de las anginas asesinas hasta que, de golpe y porrazo, llegó agosto. Odas lusitanas para seguir sacándonos del mundo -el billete de vuelta es inalcanzable para bolsillos roídos como estos- y la hora del diablo. Con los astros alineados, los Juegos Olímpicos de Pekín pretendieron engañarnos;
y un país tan grande como China no puede engañar a nadie. La niña feúcha y desdentada que cantaba como los ángeles por un cambiazo escandaloso. ¿Quién dicta los cánones de belleza asiáticos? ¿Mao, aun? ¿O-Ren Ishi? Occidente dirige, los aviones se caen. Más de 150 muertos en Madrid-Barajas y de vuelta al espectáculo mediático lamentable de siempre.
Me escapé un par de veces de la tangente y sin registrarlo, mientras los albatros volvieron a sobrevolar mares cercanos y la princesa seguía triste.
Me dormí en un último anhelo y no vi como la ÑBA de nuestra generación le plantó cara a los EEUU sin Calderón. Busqué una floristería infructuosamente y me instaron a olvidar el desespero, sotiene Enzo, por culpa de una historia sin nombre ni decoro. El reconocimiento de mi estómago y la piel de gallina fotografiada: un poso que anunciaba un futuro cerrado y evidente.
¿Qué cómo lo afrontaría la cabeza, si los ventiladores permanecían apagados, yermos, en espera de que alguien se percatara y los subiera definitivamente al trastero de turno? Si ni siquiera sabía cómo andar los caminos ya yo solo, y el muro de piedra nunca había tenido el efecto deseado...
Empieza el otoño,
un destello que promueve nuevos y buenos aires, casi por obligación. El mismo que hace alejar la fantasmagórica tecnología de las sudadas y frías manos, el mismo que hace sonreir a propios y extraños. Tenía una doble visión sobre la mayoría de las cosas, y seguía preguntándome el porqué. Como el porqué no distingo entre un "porqué" junto y otro separado, después de todo, yo, que me alzo y codeo con los edificios más altos. ¿Qué cosas podría saber distinguir entre la oscuridad de los caballeros y el jolgorio que recorre mi cuerpo veloz como un rayo, arma locuaz cuando una muchacha insolentemente bella me apremia?
La princesa seguirá triste. El frío, justiciero y pendenciero, se encargará de helar a más de uno y congelar todo aquello que no sirva para comer hoy. Puede que nos volvamos a ver en una cárcel de sábanas blancas, si es que el miedo escénico no desiste. Jóvenes diatribas y reflejos de sangre que decidirán dentro de poco, antes de que hayamos muerto, y ya que caí en este mundo. De todas formas, dejarlo todo en manos del juez supremo es excesivo, aunque siempre había sido así; y es en ese sentido que la certeza del movimiento el éxito puede traer.
Imbuídos por el positivismo de una carta alojada en plena ciudad, quién iba a creer algo de lo que yo escribo desde que yo soy, si es que alguien sabe de lo que hablo, porque yo, desde luego, no...
Prometo sacar más la cabeza, dijo el topo al golfista. Manos libres.
¿Qué tendrá la princesa?*
Sonría, por favor.

* la Sonatina de Prosas Profanas de Rubén Darío que me ha venido estos días una y otra vez.