miércoles, 10 de septiembre de 2014

GALONES PARA BES

Este verano, en estos viajes, había que darle galones a Bes, ahora que agosto tocaba a su fin y el bronceado deja de ser prioritario. 
No nos disgustó el exceso de las Pitiusas, a decir verdad nos encandiló; la hoja de ruta que ideamos en su momento, incluyendo cambios de suelo y gastos a manos llenas, tenía pinta de ser inabordable y sin embargo no le pusimos freno: la vida es demasiado absurda como para ponerle trabas constantemente.
Galones al desenfreno, pues. Mi hermano R. se liberó y yo solo pienso en tenerle a mi lado, cerca de su sobrino. A épocas, darle importancia a lo que de verdad cuenta suele ser relativo; con el buen tiempo hay hipótesis que acaban por demostrarse y el mérito está en minimizar los daños que, mentalmente, le atribuimos al cambio de estación allá por la patrona de Barcelona a finales de septiembre.
Podría seguir reduciéndolo todo a otros factores externos como la alimentación, al hecho de hacer deporte con frecuencia o al follar. Podría intentar explicar cómo puede alcanzarse un tipo de guerra silenciosa hasta que me reclamen del otro lado, el miedo al sufrimiento de los tuyos, la inquietud por no saber denostar aquello que una vez sacrificaste.
No hay motivos para seguir de mal humor. No hay tortura que merezca ser alimentada, ninguna digna de hacer tambalear los cimientos del actual consenso. Apenas leo prensa; la televisión es un mero divertimento para nuestro retoño y solo sigo aquello que me interesa o por confesión amiga si me dejo llevar. Luego están las series, pero ese es un vicio que no pienso dejar (Gomorra, guaiò).
Tres autores han pasado por mis manos este año: Roberto Saviano, Gay Talese y Erri de Luca. Tres nomás (troppo da fare). No me he convertido en un tío aburrido; el otro día me sorprendía a mi mismo hablando de mis preocupaciones con A., la esposa de nuestro amigo fallecido tres años atrás. Son vacíos. La semana que nací? Él no vino a verme. Ningún día. Ya no recuerdo con quién solía hablar de mis cosas y, en esos huecos, echar en falta a tus iguales provoca dolor y desamparo. Gestionar otros desencuentros familiares y hacerlos viables para el día a día supondrá un bello reto de cara a septiembre también, aunque no lo desee.
Ya me puedo dar por adaptado al nuevo despacho, si bien dispongo de menos tiempo para encauzar esas pequeñas mierdas que acabo posponiendo constantemente; es imposible no tener un ojo en el nuevo curso, no controlar a Bes -ahora que mi hijo empieza el cole-, no sea que se le suba a la cabeza su nuevo poder y acabe por regir nuestros destinos basándose en el libertinaje del fin del verano. 
Uno siempre piensa en que puede ir a mejor. Por qué iba a tener que ser negativo? Quién o qué osaría detenernos ahora?
Todavía es verano, non è finita ancora.

viernes, 15 de agosto de 2014

FERRAGOSTO DEL ZENETE

HISTORIAS DEL MARQUESADO DESDE AL-DAR, ('LA CASA')
A casi mil trescientos metros de altura, en la cara norte de Sierra Nevada, se halla un valle rico en hierro y pizarra, verde por sus castaños de anchos troncos y árboles caducifolios que aguantan los áridos veranos sin llegar al paisaje lunar del spaghetti western de Tabernas, en Almería.
Los almendros rechinan alegres a nuestro paso, digo al insuflar aire ardiente, abrasado: no es mal lugar para una fortaleza y su muralla, con su foso para los cocodrilos y los despistados, por no hablar del aceite hirviendo.
- Hay un monte más alto y mejor ubicado justo al lado, no sé por qué no lo hicieron ahí.
- Era un regalo para su amada, no creo que Don Rodrigo pensara en geoestrategia después de la Reconquista.
- Y, entonces, ¿cómo es que lo construyó en apenas tres años, de 1509 a 1512?
- Se ve que hizo traer a ingenieros renacentistas italianos y todo. Creo que los moros se resistían a irse o a convertirse todavía.
Mi imaginación vuela por entre los olivos de la carretera que debieron recorrer aquellos hombres del medievo en jornadas extenuantes bajo el sofocante cielo andalusí. El hombre que cuida la fortaleza nació en ella, por lo que su testimonio resulta providencial. Viene los miércoles y hace visitas en grupos reducidos. La entrada es 'a voluntad'; una vez dentro, suelta la historia como un chascarrillo con espacio para alguna broma sobre prisioneros y mazmorras que hoy merecerían algunos. Menudo era don Rodrigo, 'más rico que el mismísimo rey'. Al salir, el anciano observa la billetera con el semblante de Gollum y su obsesión y le damos un billete rojo que no creo que quede registrado ahora que Pujol tal y pensamos, joder, ¡este viejo se saca una pasta semanal que no veas!
En la falda de la cordillera penibética, majestuoso como el señorío entero, desde lo alto, La Calahorra guarda un secreto que da eternidad y alas a la familia; a las puertas de tanta belleza, Aldeire es un pequeño reducto reconocido por su hospitalidad y las cruces rocieras que adornan sus casas de anchos muros recubiertos de cal.
Después de ojear el mármol de Carrara y lo sublime de robarle tiempo al sol, tras la siesta de rigor, no es difícil perder la noción del mismo escapando a su percepción negativa, relajando esfínteres y espíritus al son del baile agotador de nuestro pequeño retoño, imitador nato y bailaor de pura raza.
El astro rey, que se apresura a esconder como si ya hubiera hecho demasiado, todavía pica, sofoca: son más de las ocho y media y no hemos ido a ver al santo, como lo llaman aquí. El primo de Laura hizo la subida en 11 minutos ¡con su prometida a cuestas!, si bien yo tengo dudas sobre lo exagerado de esa historia de juventud; lo escribo con el máximo respeto por Dominguito, ese es su nombre, el hijo del tío de Laura, Domingo, un hombre de los de antes con su mostacho y su sombrero y su voz inquebrantable emanando autoridad por doquier.
Mi suegro y yo nos desperezamos y nos calzamos las botas yo, por dejadez, él sus buenas S. de travesía. Llevo muchos días sin hacer deporte y al principio respiro con mucha dificultad, como un cerdo vietnamita. Antes de llegar a la cima, al Castillo de la Caba, acelero motivado por las paredes de barro y fango supervivientes al acero cristiano y me sorprendo sobre manera al ver lo que parecen almacenes de algún tipo y luego me dicen que eran ¿estancias? de un complejo enorme que no concuerda con el suelo que estoy pisando.
Me acaba importando una mierda, nunca fui bueno en arqueología. Me siento radiante y justo vemos como el sol se escabulle por entre los cerros de la nevada y el Cristo -no el santo-, maltratado pese a la orografía, nos ampara y parece incidir en lo bello del lugar y, mi respiro, a casi mil trescientos metros de altura, se convierte en gozo y alegría por estos maravillosos días mientras desciendo -intentando no caerme ni tropezar con ningún matulo- en busca de una buena pieza de la abundante pizarra del lugar (pensando en qué parte de la nueva casa acabará).

miércoles, 6 de agosto de 2014

CONVERSACIÓN ESTÚPIDA CON MI (PUDIENTE) FLORISTA

Mi hermano Q. me había escrito y justo le contesto llamándole al entrar en la floristería a comprar una rosa; voy de cara a la idea, no quiero entretenerme. Son las seis de la tarde y he de recoger a mi hijo y en la tienda no hay nadie. La florista barre distraída mientras espera que yo acabe la conversación telefónica que intento cortar rápido, por el embarazo que me provoca el haber irrumpido así y una prisa que debe reflejar mi barbuda faz:
- ¿Y lo de Paul George, qué? Ah y por cierto, antes de que digas nada, Noé es un truño.
Me excuso y le emplazo a più tardi (a más tarde) ojeando la grandilocuencia chic del amplio local:
- Hola, perdoni el telèfon, voldria una rosa.
- Tranquil, ja he vist que feies i mentrestant jo també anava fent. De quin color? Avui en tinc de grogues, blanques y vermelles, de tots colors.
-No, no, vermella (como si me ofendiera ofreciéndome algo poco tradicional).
- Molt bé. ¿Te l'arreglo una mica?
Respondo afirmativamente al proceso que encarecerá la rosa hasta los seis euros: esto es, aderezarla con un poco de bambú y alguna hoja de algo que parece plástico a modo de cuerda tipo pergamino. 
Para ser falsamente amable, la florista y propietaria adinerada del negocio, aprovecha que no encuentra las tijeras para proseguir la aparentemente inocente cháchara sin dilación (aunque de reojo):
-La llei de Murphy. Necessites unes tisores i no apareixen, déu n'hi do (dejando escapar una carcajada).
Me acuerdo de Edward Norton cuando aún hacia cine decente en The 25th Hour (La Última Noche) y su Doyle, tiene gracia.
- La llei de Murphy no diu això. La llei de Murphy diu que si alguna cosa pot passar, passarà, digo con mi mejor catalán y sin pensar en lo negativo.
- Ah també, també, responde nerviosa, n'hi han moltes de lleis de Murphy eh, la torrada sempre cau pel costat de la mantega! 'Quan hi ha gàbia no hi ha ocell', com diem en català (excluyéndome y quitándole hierro).
- És una qüestió de possibilitats, resignado.
La tendera nota mi sofoco y cierta sensibilidad que no me molesto en esconder y decide cambiar de tema:
-Has fet vacances ja?
Es lo que tiene vivir en un pueblo.
- Algo, sí, encara ens queda una setmana per anar cap al sud (me enseñaron que, revelando parte de tus planes personales, creas un vínculo -aunque efímero, porque nunca se recuerda- que otorga tranquilidad al contertulio de turno y relaja el resto de la charla).
- Ah, molt bé, les vacances van molt bé per recarregar piles, són necessàries.
- I vostè, n'ha de fer encara? (Estoy a punto de tutearla).
- Nosaltres ja vàrem fer una setmaneta i ara a l'agost no tanco, a l'octubre. Això sí, tanco els dissabtes a la tarda, i vulguis que no dóna la sensació de que allargues el cap de semana i que tens un dia de més, va molt bé.
Me enciendo.
- Ja, però no és el mateix que el meu cas, per exemple, que sóc un treballador assalariat i que depenc d'un altre o d'un tercer, vosaltres segur que disfruteu un negoci vostre com aquest que segur que el teniu perquè és un món que us agrada i ho disfruteu i no aneu enfadats ni amb mala cara a treballar cada matí [...], como no dejándole otra opción.
Sin réplica y con el rostro oscurecido y recio se olvida del tubito con agua que tiene que servir de soporte airoso a mi rosa roja hasta que llegue a casa y, ahora sí, responde distraída en sus pensamientos de privilegio inducidos por mi lenguaraz soliloquio con un és veritat, que m'ho has dit, me n'havia oblidat.
Pago los putos seis euros con un billete de diez que ni se molesta en recoger de la mesa incluso después de la vuelta, dejando en evidencia su pudiente estatus -reafirmando su posición-, ya despidiéndose.
Salgo por la puerta con el teléfono en la mano buscando la 'q' en la agenda, no sin antes mirar atrás y dejar escapar una sonrisa maliciosa al pensar en el título de lo que será este escrito, CONVERSACIÓN ESTÚPIDA CON MI (PUDIENTE Y ESTÚPIDA, que me ahorro) FLORISTA, y me digo: perfecto. ¿Qué quiero destacar? Las diferencias de clase, el bilingüismo en la Catalunya del auge del proceso sobiranista actual, las convenciones sociales, el abismo generacional. No creo. 
Comunque (de todas formas) me llega para un post de sobras.
Agosto ya.
Hay que joderse.**

**comenta si necesitas traducción al castellano

lunes, 21 de julio de 2014

DIME QUÉ VES

Te has pasado los casi treinta y dos años de tu existencia peleando por tu identidad y me pregunto, dime por favor, que qué diablos debes ver ahora, que yo me vi reflejado en tu terquedad.

Eras prisionero de una condición alienante sin que tuviera que ver contigo mientras yo me preguntaba, una y otra vez, que qué carajo estarías viendo, que nosotros nos estábamos yendo.

Ocultado entre las sombras de una represión tan silenciosa como letal el ninguneo de tus cercanos fue, de repente -en serio-, dime qué demonios has visto durante estos últimos años. Hazme partícipe de tus nuevos ojos sin venda, o de tus viejos anhelos en mi ceguera tan cargada de arrepentimiento como impedida y, de paso, saluda a tu insularidad cautiva.

Vuelve, dime quién eres. Y qué diablos ves.


sábado, 19 de julio de 2014

CANÇÓ EN ITALIÀ PER A QUE LA CANTI LA SÍLVIA PÉREZ CRUZ AQUESTA NIT A SANT FELIU DE GUÍXOLS


Mentre apurem les últimes hores de sol i platja de les primeres vacances, les Pitiüses queden tan lluny com la humanitat vulnerable de la pel.lícula "Her" i l'últim reducte de la veu propera i capaç de la Sílvia Pérez Cruz, per a la qual he escrit una cançó en italià (ja que, si no m'erro, no en té cap en aquest idioma), pensada amb aquells instruments de corda del sud; *

IO SOGNO

Io sogno in un mare di speranza
Io sogno in un mondo pieno di sorrisi
In un paese senza nessuna distanza
dove il cielo non ci lasci senza latitanza;
Io sogno con i miei mentre gioccano, vicini
Io sogno, a volte, con quel vecchietto
simbolo della purezza delle crisi, zio mio, cammini;
Io sognavo ed il bimbo mi guardava
con gli occhi liberi di colpa, con troppo rispetto.
Io sogno in un mare di pipistrelli
Io sogno in un mondo di colore
Non molto lontano dagli aneli
(di quelli)
dove il cielo e l'anima fossero mille ore.

*Inacabat (perdoneu lo cursi i allò incomprensible i la falta de recursos aquí a la platja no eivissenca).

sábado, 5 de julio de 2014

CONFLICTO INTELECTUAL

El problema de mi reinserción social es que entra en conflicto con una firme voluntad de recuperar, al mismo tiempo, parte de mi vida espiritual e intelectual.
He probado en verme mirándome en muchas bodas. Acontecimientos, en su mayoría, acumulados en los últimos cinco años, como tantas otras cosas que tardé demasiado en hacer (conducir, comprarme unos zapatos, ser adulto); y en esas celebraciones ajenas a mi estropicio, en todas ellas, encontraba un motivo para insuflar aire al personaje que con tanto mimo creé al repetir curso en el instituto hace ya tantos años.
El Mundial de fútbol nos dejó sin aliento pronto, a la segunda de hecho, y en el descanso del día aciago de Chile me llamó mi amigo noruego K. para preguntarme que qué pasaba; míster Potato no ha sabido verlo, le dije, no lo entiendo. Tienes que creer, me dijo en su español de las noches alcoholizadas, como nuestra filosofía, you know.
Esta última referencia me dio que pensar tras el más dura será la caída de rigor; teníamos una frase que era como nuestro emblema, versaba sobre cómo afrontar la vida y, resumiendo para no alargarlo, hacia hincapié en la futilidad de lo prohibido. La sensación era muy positiva y, pese a la contundente eliminación tempranera, me sobrevino un soplo de energía luminosa y concluyente al percibir la playa cerca.
Holidays, bitch. Las medidas que había adoptado no me habían alejado de X. y A., como solía pensar -aquel barco zarpó en buena hora-, era solo que seguía siendo incapaz de valorar lo suficiente las decisiones que tomé en su momento. Como dice Saviano en su CeroCeroCero, 'una elección siempre trasciende el cálculo, extrae fuerza e inevitabilidad de su zona ciega. No sabes nunca hasta qué punto lo pagas. No sabes cómo serás capaz de mantenerla, día tras día. No entiendes realmente lo que estás haciendo, lo que ya has hecho.' Qué sabrían las Pitiusas...
Lo peor fue tener que hacer el DNI de mi hijo. Tuve que ir, en el primer round, a las ocho de la mañana. La cola daba la vuelta a la calle, si bien no fue suficiente: al llegar a la puerta, un policía hipervitaminado e hipercafeinado ejercía su papel de pésimo relaciones públicas con absoluta crueldad y menosprecio. Puede que piense que, sea como fuere, su puesto ha de ser ingrato y, como tal, asume su rol de villano de la función con tanta naturalidad que haga que uno no se crea con derecho a réplica ni mucho menos: 'Aquí hay gente que se espera desde la 1, no podemos diferenciar', le digo, 'nos hemos quedado cuatro sin número, no podría hacer una excepción?' 'Aquí tratamos a todos de igual', de manual: 'Si fuera así no haría falta diferenciar respecto a los que han llegado a la una, no?' 'Oiga yo le he hablado de usted, así que haga el favor...', y se contoneaba buscando a quién más repeler mientras yo pensaba 'pero si yo no te he tuteado' como un tonto.
Me fui a casa con un cabreo monumental y con el rabo entre las piernas. L. incluso pensó que le había dicho de todo al tipo, cuando no convenía si iba a volver a la mañana siguiente; el segundo round fue distinto, ya que decidí llegar a la puta cola a las putas 7. Dos horas de espera con un frío impropio de julio y mucho Saviano entre legañas. Amistad surgida entre los asistentes, sufridores todos de un sistema extraño y diferenciador, aglutinador de extranjeros, nacionales, fumadores, gente con un cuestionable sentido de la higiene; buscadores de deneís y pasaportes y permisos y papeles y alguna mierda burocrática ininteligible supuesta más. 
Acabé el trámite a las doce del mediodía y todavía tuve que aguantar frases de fondo como 'cuánta educación falta hoy en día ', y que el sbirro me reconociera 'veo que ya tiene usted número, vino ayer verdad?' o 'no le he dicho nada antes pero en el pasillo no pueden jugar los niños' y, yo, sufriendo las gotas de sudor frío cayendo por mi frente, amparándome en la pequeña Malak mientras me contaba su vida y el cómo se había abierto la cabeza en las sillas de espera cuando era pequeña -tiene 6 años i mig- en un catalán-casi-castellano-medio árabe de lo más gracioso e ingenuo, tratando de localizar visualmente a sus padres y escuchando de esquinillas, deseando largarme de aquel puto lugar y empezar mis vacaciones de una vez aunque el conflicto auténtico estuviera servido. Necesitaba un beach club para resarcirme.*

*Escrito desde el teléfono en unas condiciones inadecuadas.