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domingo, 25 de marzo de 2018

DE MAL EN PEOR (HARTAZGO TOTAL)

¡TODOS A LA CÁRCEL!*
Políticos, raperos y cualquiera que se meta en medio... ¡Ah! Y secuestremos libros también si eso (FARIÑA).
No había bastante con inhabilitarlos -a los políticos del procés-, quitarles el pasaporte, multarles... no, había que meterlos entre rejas y privarles de libertad... Eso sí, preventivamente. Como los que llevan cuatro meses entre rejas, camino de una CONDENA (eso sí, preventiva). Es una puta broma, joder.
Torrent, partits d’aquí i d’allà... paremos esto, por favor. Volem un virrei governant-nos? Porque es lo que harán desde el Gobierno Central. El 155 es una broma con lo que nos espera... y la purga total a todos los implicados en un procés que, por cierto, solo da palos de ciego.
Al Parlament se le está escapando de las manos cuando lo único que hay que hacer es formar un puto Govern, joder. Me disgustan, pero Ciudadanos fueron los más votados. Salió mayoría de partits indepes, con los que no comulgo, pues de acuerdo. ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo unos y otros -junto al resto de partidos minoritarios-, me pregunto yo, para formar un puto gobierno? ¿Tan difícil es, joder? Cada uno con sus ideas y p’alante, coño, que hay un país que gobernar (¡con una Sanidad y Educación que palidecen, entre otras cosas!). Vale... país, región o lo que coño queráis... ¿¿y qué mierda importa eso?? Solo son palabros, vocablos tan vilipendiados que perdieron su sentido original hace tanto que yo, como historiador, lector compulsivo, libre pensador y escritor de pacotilla, aborrezco. 
¿Por qué quieren llevarnos irremediablemente a ese choque de trenes? ¿Podemos bajarnos de la burra unos y otros y actuar con armonía, serenidad y responsabilidad? (Eso sí, sin entrar en el New Age, eh, no hace falta). Y me vuelvo a retrotraer a mi escrito del pre 1-O.
Y en cuanto a lo del libro... pues no sé, podría escribir aquí los términos LIBERTAD DE EXPRESIÓN, LIBERTAD DE OPINIÓN, DE PENSAMIENTO... pero para qué... Sí diré que el autor habla de hechos probados, corroborados por un juez (aunque quizá esto último, con la evidente judicialización de la política, no tenga mucho sentido hoy en día) mientras el ex alcalde de O Grove, Bea Gondar, condenado por blanqueo (!), se pavonea por los media ni con medio sonrojo... Es increíble, joder.

(Creo que la masificación de la utilización de las RRSS, internet y otros medios como los tradicionales hacen que la información no se corrobore y sea más fácil manipular a la gente ya que se puede escribir y decir lo que a cada uno le salga buenamente de los güevos y claro, si no tienes un poquito de cabecita te conviertes en un blanco fácil, alguien susceptible de ser engañado y dirigido hacia... hacia donde le convenga al grupo de poder de turno, por supuesto. Estoy harto del 'todo vale', qué asco joder...)

Dejemos lo del Gürtel y la corrupción para otro día, que me da un síncope. Tratado con la mismita rapidez y diligencia que los dos casos que comento en estas líneas, desde luego.

Las dos Españas, como decía Machado: una de ellas ha de helarte el corazón. Mejor las dos, porque de las dos estoy ya hasta los cojones, joder; no me van ni a dejar disfrutar del Mundial, me cagüen...

Escribí esto, arreglado y ampliado esta mañana de 26 de marzo, después de cenar anoche, mientras cagaba. Y lo hice pensando en los políticos catalanes que envió a prisión el juez Llarena esta semana, no en Puigdemont y su detención en Alemania (de la cual, por cierto, me he enterado hoy al levantarme).
¿Tan necesario era poner el cartelito? ¿Es que no veis que no hay República ni Govern ni ná? ¿Es que queréis que venga la Poli Nacional o la Guardia Civil a detenernos a todos? ¿Es que no veis la realidad de lo que está pasando, joder? ¡Si lo que quieren es venir a gobernarnos directamente! ¡Ni Parlament ni Generalitat ni ná! ¡Un virrey como en los tiempos del 'Gran Imperio Español'! ESTAMOS TODOS EN PELIGRO

viernes, 29 de septiembre de 2017

CATALUNYA, ESPAÑA: SER O NO SER

Llevo varios meses dándole vueltas al asunto, queriendo escribir unas líneas sobre el proceso de autodeterminación catalán, pero me es muy difícil abordar el tema desde una perspectiva que no pueda ser utilizada de una manera partidista. Llegados a este punto de manipulación y confrontación entre ambos contendientes, la situación es tan insostenible que necesito expresar parte de la mierda que llevo dentro.
Lo primero de todo: soy catalán, y español. Ya lo he dicho, podéis bombardearme. Ciudadanos, no hace falta que os abalancéis sobre mi y me mostréis todo vuestro amor. PP, no tan deprisa, aquí no tenéis un aliado más. Podemos, Catalunya en Comú, ERC, Junts pel Sí o Partit Demòcrata y el resto de fuerzas políticas de este país que tanto cambian de nombre como de alianzas y que ya no sé ni qué postulados defienden... absteneos. No me identificáis. No me siento identificado por ninguno de vosotros.
¿Acaso una bandera puede decirte quién eres? ¿De dónde surge toda esta necesidad imperante de sentirse parte de algo que nos trascienda, algo que trascienda al individuo? Puedo entenderlo en el caso de Estados Unidos. Recurriendo al tópico, son un país sin historia. Pero nosotros, España, la España de los Conquistadores, del Siglo de Oro y del Quijote, la desdichada España que resultó de la Guerra Civil... ¿es que no hemos aprendido nada?
Pero hablemos de fractura social. Bueno, de las ganas de que exista tal cosa. Y voy a hacerlo exponiendo dos casos personales, a ver si consigo quitarle hierro al asunto. El primero data de mis días en la escuela, aquí en Manresa. Yo iba a La Salle con los hijos de la alta sociedad manresana y había un profesor que me tachaba el nombre así: avier y me lo corregía con un Xavier en rojo debajo como si fuera un error más del ejercicio en cuestión. ¿Consiguió hacer mella en mi autoestima, este hecho, marginándome del resto de compañeros? Lo único que hizo el hermano Cesc, y aquí dejo su nombre escrito, es afinar mi capacidad de adaptación. Yo no era inferior a nadie, y ningún cura/profesor no iba a decirme en qué clase de persona me iba a convertir. "Em dic Javier", y no tienes más remedio que ponerme un 10 porque he bordado el ejercicio.
En el otro caso era yo más talludito, tendría unos dieciséis o diecisiete. Estaba en Aragón, concretamente en la provincia de Huesca, en un pueblo bañado por el Cinca. Eran unas fiestas locales, había alcohol, todos perseguíamos a las mismas chicas y todo era jauja. En un momento dado, un chico local me embistió, preguntándome con grandes aspavientos y evidentes signos de embriaguez que por qué nosotros, siendo yo catalán, nos habíamos adueñado de la senyera, de la bandera de Catalunya -que evidentemente también era la suya-, a lo que yo respondí: "eh, colega, pues toda vuestra, eh, ¡que va a ser solo nuestra!" Y tan amigos.
Pero volvamos al principio. Si he decidido tomar parte por fin es por un hecho concreto: el empapelamiento del parque infantil de mi pueblo con octavillas y pósters relativos al referéndum; estaba yo jugando en el parque con mis dos hijos y, en un momento dado, agarré al pequeño para subirlo al tobogán, y justo cuando puso los pies en la repisa o pasarela que da a la rampa, descubrí un papel Din A4 enganchado con celo en todo el medio: VOTEM PER SER LLIURES. Hasta entonces no había reparado en que los padres de los niños que van a clase con los míos estaban repartiéndose carteles mientras sus hijos jugaban ajenos al traqueteo de sus progenitores. La educación y el futuro de nuestra progenie deberían estar blindados. ¿O que clase de sociedad aspiramos a construir?
Fue el 20 de septiembre, día en que el gobierno de Rajoy traspasó la línea con los actos represivos de las detenciones y registros masivos llevados a cargos por la Guardia Civil por orden del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona con absurdos cargos como desobediencia, prevaricación y malversación (en la llamada operación Anubis) y terminología bélica como "sedición" o "aplicación del artículo 155" (suspensión de la autonomía) para amedrentar a propios y extraños.
Respeto que haya gente que actúe ante tales injusticias, que tenga fuertes sentimientos de nación o patria y que dirija sus pasos en ese sentido, pero... ¿hacerlo en el parque en el que juegan los niños? ¿En serio?
Mi hijo mayor está empezando a leer, a identificar letra por letra, ¿qué le tengo que decir ante la pregunta de papi, qué pone aquí? ¿Por qué me obligan a enfrentarme a esa encrucijada ahora, con cuatro años que tiene la criatura? ¿Por qué alguien querría educar a sus hijos en sentimientos de país o nación en vez de en el amor, la educación y el respeto al prójimo? O tal vez me refiero a que me molesta que sea algo visible y no permanezca en la esfera de lo privado, ya que, aun y a riesgo de dar a alas a los que mayoritariamente desde fuera hablan de esa factura social que comentaba antes, la nueva República Catalana podría ser claramente excluyente: es un hecho que los independentistas están hartos y ya no quieren saber nada más de España. Y a fe que se están llenando de razones, y no solo por estos últimos días; el reparto económico sobre lo que generamos y lo poco que recibimos fue, en su momento, el origen de las desavenencias entre Catalunya y España (el famoso "Pacto Fiscal"). ¿Dónde quedamos, pues, "los otros", los que nos sentimos desamparados y alarmados por la falta de sentido común? ¿Los que creemos que la existencia es demasiado preciosa como para perder el tiempo en tales disputas? Temo que sea demasiado tarde.
El govern que salió de las elecciones al Parlament en 2015 fue, por primera vez en la historia, netamente independentista, y el gobierno español no ha hecho NADA al respecto desde entonces. Su inacción es, como mínimo, escandalosa. La Generalitat lo único que ha hecho es seguir adelante con el legítimo encargo de los ciudadanos de Catalunya, aun y con malas artes como hicieron con la aprobación exprés de la ley del referéndum que nos ocupa estos días. Rajoy y su ejecutiva y el resto de partidos del establishment nacional no han sido capaces de abrir una línea de diálogo responsable para hacer frente a semejante desafío y nos han abocado hacia el inevitable choque de trenes.
Retrocedamos, pero, un poco más. Mi padre es aragonés, mi madre andaluza. He vivido toda la vida con la coña de que, aquí, soy un charnego y, cuando salgo fuera, soy catalán, y no estoy traumatizado por ello, como intentaba desdramatizar con los ejemplos anteriores. Me he criado en catalán, pienso en castellano. Tengo amigos castellanos y catalanes y, en Catalunya, usamos ambas lenguas indistintamente. ¿Por qué mierda iba a cambiar eso? ¿Por qué nos abocan irremediablemente al pozo de la confrontación, obligándonos a tomar parte, renegando de semejante riqueza cultural y haciendo de la excepción la norma? La razón es tan simple que asusta: para tapar sus propias miserias.
La clase dirigente, como ha hecho históricamente, manipula a las masas hasta puntos insospechados, utilizando desde los mass media hasta la retórica política tergiversada y retorcida hacia el límite de lo humanamente aguantable junto al torrente de las redes sociales, auténticos árbitros de la cuestión como reyes del "todo vale", para llevar a cabo sus maléficos planes. Parece una peli de villanos y sin embargo no lo es; en España gobierna el PP, herederos directos de la dictadura fascista que azotó al país durante 40 años hasta 1975... Muy joven es, por tanto, la democracia en este país, tanto que ni siquiera sabemos qué significa esa palabra en estos turbulentos tiempos.
Democracia... ese gran término vilipendiado tanto por unos como por otros, que se llenan la boca en su nombre para dirimir el destino de millones de ciudadanos de a pie que lo único que aspiran es a vivir una vida tranquila y a cobrar un sueldo digno.* Los escándalos de corrupción del gobierno, innombrables y que en cualquier país del mundo harían caer al ejecutivo de turno con el estruendo de un imparable alud, son la vergüenza de nuestros políticos y el hazmerreír de Europa (y por ende, del mundo). Aquí, en Catalunya, el actual govern no responde ante los mayores recortes presupuestarios en sanidad, educación y ayudas sociales de la historia, por no hablar del alcance de los oscuros tentáculos de Jordi Pujol y sus 23 años en el poder. ¿A quién quieren engañar? ¿Tan tontos somos?

Sé que un último llamamiento a la calma y al diálogo podría caer fácilmente en saco roto pero, por favor, ténganlo en cuenta. Aun no es tarde. Paren los motores. Ambos. Políticos y ciudadanos de a pie. Todos. Eviten esta aceleración histórica tan imparable como inquietante. Déjennos vivir en paz. Dejen de plantearnos si la verdadera cuestión es ser o no ser.

P. S. : Por si interesa o quedaban dudas, SÍ, estoy a favor de un referéndum de autodeterminación para el pueblo de Catalunya. Pero acordado entre los dos gobiernos, el catalán y el español, o en su defecto por la autoridad competente. Ah, y votado SOLO por nosotros, los catalanes (ciudadanos de Catalunya, censados). Y NO, votaría NO a la independencia. Los motivos, aunque bastante obvios tras esta parrafada, me los guardo para mi, no sea que alguien acabe haciendo un eslogan o consiga un titular a toda página. Ya les dejo, ya pueden vilipendiarme a su gusto.

*Ejemplos del escrache a un guardia civil en su casa, finalizado con olés por los presentes tras arrancarse con un fandango, o el vídeo de un policía nacional quejándose del camarote donde se tendría que alojar, destinado a Catalunya como refuerzo operativo para el 1-O (fecha del referéndum).