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lunes, 10 de octubre de 2016

EL SISTEMA (SEGÚN LAS SERIES DE TV): DE BLACK MIRROR A MR. ROBOT (PASANDO POR STRANGER THINGS Y THE NIGHT OF)

Aquí viene una entrada sobre TV shows, ahora que parece que he recuperado cierto ritmo y vuelvo a disfrutarlas.
Escribiendo el título me doy cuenta de que hay una temática común y algunas ramificaciones que se derivan de la misma y que se pueden relacionar; para empezar, mi serie favorita de este año es o ha sido The Night Of, y os diré por qué: porque me encanta la estética HBO y me recuerda a The Wire (con ese pequeño homenaje a Los Soprano que no voy a desvelar aquí).
Vale, lo he reducido a una lógica demasiado simple, voy a tratar de explicarme:
The Night Of está hecha con mimo, como casi todo producto HBO, y tiene un elemento de denuncia importante que no me desagrada; su factura atrapa, con su densa fotografía gris ceniza y la sensación de que la trama importante subyace al envoltorio, cosa que vas descubriendo progresivamente. El protagonista, y he aquí otro punto en común con las otras sereis de las que quiero hablar, representa a una minoría racial en la cuna del mundo contemporáneo (USA), el otro brazo en el que se sustenta la trama (¡son sus ojos y sus silencios y su evolución radical!), Riz Ahmed. Luego está John Turturro que, aunque con una visión algo estereotipada sobre la abogacía, es todo carisma. Y Omar Little, desde luego, como prueba viviente de que el sistema está podridísimo. En resumen: me gusta por el cómo sobre todo, por ese slow down tan agradecido.

Mr. Robot. Es la serie que estoy viendo en este momento. Es la prueba evidente de que no hace falta hacer nada nuevo para gustar, sorprender o hasta sentirse identificado si cabe; El Club de la Lucha, Anonymous, Snowden, Orwell y el Big Brother si retrocedemos, V de Vendetta, Matrix... las referencias son interminables, pero no por ello resulta menos válida. El protagonista también tiene su historia étnica, pero al igual que Ahmed, Rami Malek destaca por su expresividad para acabar regalándonos un papelón como pirata informático marginado y revolucionario. En cuanto al contenido... pues que está muy bien hacer pensar a la gente, que funcione o esté desprovisto de sustancia o fondo real ya será otra cosa...
No, en serio, reflexionando un poco sobre la pérdida de la privacidad, en el cómo hay una fina línea cada vez más tenue entre la esfera pública y la privada; en cómo la tecnología rige nuestros pasos, unos pasos en los que la inmediatez lo es todo; en el control que ejercen sobre nosotros las autoridades y otros poderes fácticos con chismes que nos venden en nuestra puta cara como ávidos consumistas obsesionados con el éxito social y económico y en no envejecer que somos; en la exhaltación de unos valores carentes de toda ética y, qué cojones, de algo de moral también... pues, en ese caso, si sirve para remover alguna conciencia... pues genial.

Siguiendo esta línea, aunque un tanto irregular en su resultado final, englobo a Black Mirror, la serie que, por antonomasia, avisa sobre algunos de los peligros mencionados antes. Bajo la fórmula de capítulos independientes entre ellos (tres en las dos temporadas que han hecho hasta la compra de Netflix)*, trata casos extremos aunque escandalosamente probables -en un futuro no muy lejano. La primera temporada ya tiene algunos años, y he de decir que no sé cómo no llegué antes a una serie así; el primer episodio, el del Premier y el cerdo, es muy llamativo pero exgerado en su desenlace, como si quisiera llamar la atención sobre lo que estaría por llegar. No voy a desgranarlos todos, solo diré que mis favoritos, los que realmente mi hanno colpito, como se dice en italiano, son: Tu Historia Completa (también de 2011), Ahora Mismo Vuelvo (2013) y, en menor medida, el 15 Millones de Méritos (2011) o cómo ser absorbido -cómo desear esa comodidad de la que hablaba en mi anterior post de John Banville- por un sistema que en un principio quisiste hacer saltar por los aires, devolviendo así mis pensieros a esas ramificaciones comunes de las que he ido hablando: revolución, apenas, sí, pero desde el sofá (no penséis en la situación política española, por favor) y arañando solo la superficie, no nos vayamos a romper en mil pedazos (y hay que seguir viviendo del cuento).
Al menos los protagonistas de estas series no son convencionales, las tramas tienen un poso que debería, como mínimo, hacerte reflexionar; su factura es impecable -qué buena televisión se hace ahora, eh- y, en última instancia, son entertainments puros, que es de lo que se trata al fin y al cabo.


Acabo, al hilo de esto último, con Stranger Things, los niños que han revolucionado el cotarro; un bonito ejercicio melancólico -parece que los ochenta fueron la leche-, una gran actriz recuperada para la causa (Winona) y abundantes dosis de misterios y conspiranoias para deleite de mis entrañas (¡esa música!).
Ahora sí: si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie. Hablar sobre otra sociedad, sobre la posibilidad de que otro mundo esté en boga, uno justo y sin desigualdades basado en el respeto, la educación y con un adecuado uso de los chismes tecnológicos, me provoca una sonrisa de oreja a oreja al pensar en el carácter de los sicilianos y en esa frase de El Gatopardo (adaptada a la política sobre todo), y al hecho de que nos ofrezcan estos temas en bandeja de plata como signo de la seguridad y el confort que desde el poder tienen aquellos que sin ningún reparo ni pudor nos muestran cómo podrían ser las cosas en realidad (ya que son perfectamente conscientes de nuestra incapacidad para dar un paso al frente).

* ¡olvidaba el especial de Navidad de Black Mirror, que todavía no he visto!

sábado, 7 de septiembre de 2013

LISTAS (II): TV, ACTORES MEMORABLES (REPARTO)

En mi sexta noche seguida encargo una nueva lista, esta un tanto particular.

Actores de series de televisión, las del nuevo milenio con el cambio promovido por Los Soprano, que me han dejado colpito (impresionado); a cuento de la tendencia que abandona el cine por esta nueva televisión (¡calidad!), y un poco abrumado por la cantidad de shows que sigo anualmente, no he podido obviar algunas actuaciones memorables que pretendo destacar en esta entrada (no siempre en roles protagonistas). 

HBO, mecenas y precursora (necesito reengancharme a A Dos Metros Bajo Tierra urgentemente).

Por orden, tras mucho pensarlo:

1.- Tony Sirico como Paulie Gualtieri en Los Soprano. Insuperable. Ese gesto con la mano, tan característico suyo. La leyenda dice que la única condición que le puso a David Chase (creador) para participar en la serie fue que su personaje no se convirtiera en un pentito (rata). A saber por qué.

2.- Ian McShane como Al Swaerengen en Deadwood. Muy impresionado por el porte y la capacidad de intimidación que muestra en esta pequeña joya del Far West más bizarro. Carisma es poco.

3.- Michel K. Williams como Omar Little en The Wire. Gángster que va por libre en la selva de Baltimore. Y encima gay. Papelón.

4.- Kim Coates como Tiggy y Tommy Flanagan como Chibs en Sons of Anarchy. Dos secundarios de lujo del séptimo arte metidos en roles de apoyo en una serie que, Shakespeare mediante, es la nineta dels meus ulls. Personalidad a raudales.

5.- Jeremy Piven como Ari Gold en Entourage (El Séquito). El agente súper desquiciado de la súper estrella atontada y con pocas luces. Lo borda. Ocupa toda la pantalla el solito. Abrumador.

6.- Michael Emerson como Ben Linus en Lost. Es pensar en su cara y sentir cierto repelús. Misterio y un físico peculiar para alargar el argumento de la serie más adictiva de la nueva era (un engaña bobos, vamos).

7.- Peter Dinklage como Tyrion Lannister en Game of Thrones. El puto amo de la serie. Equilibrista en los márgenes y malabares del poder como método de supervivencia pese a su desventaja física (enanismo) y el rechazo general. Ironía e ingenio on y, recuerda: un Lannister siempre paga sus deudas. Maravilloso.

8.- John Slattery como Roger Sterling en Mad Men. De vuelta de todo, uno de esos papeles caídos del cielo para el lucimiento de un actor que parece encajar perfectamente en la atmósfera (alcohólica) de la época. Carisma.


9.-  Bob Odenkirk como Saul Goodman en Breaking Bad. LA SERIE, con mayúsculas. Fina, cocida a fuego lento. El abogado del profesor chiflado, otro superviviente desmarchado. Un Ari Gold criminalizado (Better call Saul). Memorable.

10.- Mads Mikkelsen como Hannibal Lecter en Hannibal. Decir que este danés de rostro agrio y facciones gélidas como la puta Escandinavia le da una nueva vuelta de tuerca al personaje del archiconocido doctor psicópata/monstruo/caníbal sería menospreciarlo. Por favor. Simplemente brutal.

Hay muchos más. Personajes como el Lafayette (Nelsan Ellis) de True Blood, el Charlie Runkle (Evan Handler) de Californication, el Tito Pulo (Ray Stevenson) de Roma, el 'Bubbles' (Andre Royo) de The Wire o el Stevie 'corqui' (Steve Little) de De Culo y Cuesta Abajo, se han quedado fuera de este ránquing pero no por ello serán fácilmente olvidables ni dejan de ser menos impresionantes.

¿Qué opinas?

¿A quién me dejo?

Me quedan dos noches...

¿Alguna petición?

Decir que HBO no es la única productora que ha hecho (y hace) televisión de calidad. AMC, FX o NBC, entre otras, contribuyen también a ocupar un lugar privilegiado en la industria del entertainment, tan necesitada de nuevos aires y de una renovación intelectual que ha puesto en peligro el vetusto reinado del cine (y el negocio de Hollywood de rebote).