miércoles, 30 de abril de 2025

ABRIL: FUEGOS DE ALPECHÍN (DOS PEAJES)

Aparte del histórico apagón del lunes 28 de abril, este cuarto mes del año nos ha dejado la primera matrícula "N" (dato a tener en cuenta); la final de Copa que ganó el Barça en La Cartuja contra el eterno rival, la diada de Sant Jordi (uno de mis días preferidos del año), los intentos arancelarios de nuestro amigo Donald Trompeta (que sigue a lo suyo) y la muerte del pontífice, el Papa Francisco. En cuanto a música, sigo anclado en Sanremo (solo escucho a Willie Peyote y mis pódcast habituales), sobre cine y series... la gran revelación: Adolescence.

Cuando leí que uno de los creadores era Stephen Graham, el amigo santurrón de Jason Statham hace 25 años en Snatch, me vino de repente aquella pequeña joyita del catálogo de Filmin llamada Boiling Point. Y es que esta serie, factura británica working class como diría mi tía Rosa, está rodada íntegramente en planos secuencia acojonantes. 

La idea y la polémica que se ha ido teniendo en cuenta, no obstante, dista mucho de la técnica; como todos sabemos, uno de los temas que está al cabo de la calle y del que todo el mundo opina libremente, es la educación (algo ampliamente tratado en esta bitácora). Concretamente, esta serie se ha utilizado para criticar el estado de la educación actual, o al menos ponerlo en solfa. Y está bien, es de buena ley, aunque para mí solo es punto de partida. Quizá porque trabajo en el mundillo y cuesta separar el trigo de la cizaña o, dicho de otra manera si fuera inteligente, puede que porque nunca cagaría donde como como diría Tony Soprano, son varios los frentes que se nos abren, no solo el más evidente: la relación entre padres e hijos, o entre adultos y teenagers, por ejemplo, me parece mucho más emocionante. Criticar la educación, o la sanidad, son deporte nacional en este país, casi tanto como hacerlo de los árbitros de fútbol y el alpechín, un gran olvidado siempre a punto de salir a calentar.
En la última escena del primer episodio, cuando padre detective e hijo descifrador de los códigos de instituto y redes sociales, se van a comer algo juntos (de milagro), ese diálogo entre ellos, entre las patatulis del chino que le gustan al chaval, y las que entiende su padre que deberían ser las buenas, las de toda la vida, ese momento en que al final el padre desiste y pone la marcha haciéndole callar, así, resulta revelador a más no poder. 



SEDE VACANTIS.
RIP
¿Cómo saber si Francisco ha sido un Papa "reformador"? La muerte del obispo de Roma ha abierto varias vías interesantes. Una de ellas, el intentar ver su pontificado con ojos de historiador y periodista; revisando el diario que hice para los niños, la llegada de Bergoglio respondía a la necesidad imperiosa del anterior Papa, el teólogo alemán Ratzinger (que, como es bien sabido, renunció), de limpiar de "cuervos" el Vaticano. Para mí, que justo un mes antes había nacido mi primogénito ("la luz"), este asunto era algo irrenunciable, un caramelito. 
¿Se ha acabado la corrupción en la Santa Sede? O mejor: ¿cómo demonios saber semejante cosa? 
El Vaticano es una de las instituciones más herméticas y antiguas del mundo. Los ritmos del papado, pues, no suelen converger con los nuestros, occidentales y de urgencia constante. ¿Ha sido Bergoglio un papa reformador, pues? Si a lo dicho no le siguen los hechos, no. Pero... ¿y si a lo dicho se abren rendijas y con eso ya es suficiente, visto lo visto?
Sea como fuere, el Cónclave del próximo 7 de mayo se antoja apasionante, porque y como se dice con ojos de historiador y periodista (y tertuliano de tres al cuarto, si se me permite), los cardenales más intransigentes y tradicionales "parece" que se están alineando para confluir alrededor de un candidato más acorde con los tiempos actuales, en los que la derecha pulula por doquier...

ABRIL: FUEGOS FATUOS (UN PEAJE)

Ay, la primavera. Está tan loca como el más ufano de los mortales y sus redes. Escribía anteayer:

Son las 16:34 y todavía no ha vuelto la luz. Estaba en clase, en Terrassa, cuando ha saltado. Eran poco más de las 12:30 e intentaba explicar algo de prehistoria a mis alumnos. "Seguimos, ya volverá", he dicho, confiado.

 Al acabar sobre las 13:30, la escuela estaba casi desierta. Un alumno me ha dicho, móvil en mano: "Ha sido en toda Europa, es general". Lo tenía que haber cargado. Tengo un 27% de batería. Corro a la sala de profes a cargarlo en el portátil y me dispongo a comer el arroz frío, las sobras de ayer domingo. Me pongo la radio online y la cabeza empieza a elucubrar y a disparar en todas direcciones, contemplando todos los escenarios posibles. ¿Debería coger el coche? A Laura y los míos les salta el buzón, pero el Whatsapp funciona. Sólo tengo dos mensajes; del grupo de mis amigos: "El día 0" (...), "Empieza el Club de la Lucha por fin", (...), "Qué ha paxao", y un audio de Txema flipándolo en plan conspiranoia. 

Mientras chateo y me echo unas risas, oigo que la carretera hacia arriba está descongestionada, por lo que no espero más, recojo a toda prisa y bajo las escaleras hacia el vestíbulo. Los de Fomento están escuchando el transistor a oscuras. Les pregunto sobre el cancelo, pero solo sueltan risas entre nerviosas y preocupadas y casi como de "qué me está contando éste", en esta situación, right now. Me quedo a ciegas, he perdido la cobertura yendo por la autopista. Apenas hay coches y solo me queda la radio mientras conduzco, camino a casa, dejando la ciudad atrás. I drive, pienso. 

Nos han apagado. ¿Cuándo empezarán los saqueos? Pienso en el Covid y en todo lo que podría estar pasando, en todo lo que nos podrían ocultar. ¿O es porque no sé, porque no estamos acostumbrados a estar sin información? ¡Es sólo un maldito apagón!

Por cierto, ya estoy en el supermercado del pueblo. Hemos visto que la gente está cargando el móvil, y a la que había un sitio libre, hemos puesto los nuestros; el Bonpreu está abierto y tienen luz, eso sí, no parece muy estable... ¿cuánto durará el generador? Hacemos coña con el kit del fin del mundo mientras esperamos que sea la hora de recoger a los niños y yo miro a todas y cada una de las personas del lugar. Me quedo solo: Laura se va al cole a buscar a los niños. Mis sentidos se agudizan. ¿Cómo será en las ciudades? En la radio hablaban de evitar los desplazamientos estricamente innecesarios; fuera, nubes amenazantes avanzan y tiñen de oscuridad aún más este extraño día. Temo a los griegos hasta cuando traen regalos.

Dos chicas hablan en voz alta. Se han quedado tiradas. Son de Jerez pero viven en Madrid. Han venido a dar una charla sobre machismo al instituto, mañana van a Berga y se alojan aquí. Han comprado agua, chuches, patatas, frutos secos, una linterna y velas. Lo llevan bien. Me explican que a medio monólogo se ha ido la luz, pero que ellas han seguido igual. Como yo, les digo.  Un hombre vocifera justo al lado. Yo soy un tío tranquilo, pero si las cosas se complican tengo una barra de hierro. Un bate, sabes. Dice en un catalán ininteligible y que me niego a reproducir aquí. El super empieza a ser un hervidero, como un centro de operaciones en plena crisis. 78% de batería, me voy. Mucha suerte. Mejor aquí que en la ciudad, digo. Si necesitáis algo, solo salid al parque. 

19:36 en casa. Empezamos a encencender velas y a pensar que no tendremos luz esta noche. En la radio han dicho que pueden pasar hasta 10 horas. Llevamos 7 offline. Sigo con el transistor. El cónclave será el 7 de mayo. Pedro Sánchez ha utilizado un tecnicismo para explicar el fenómeno que ha causado el apagón, suena a meme. No tienen ni puta idea de lo que ha pasado. Descorro la cortina y observo a pequeños grupos de vecinos hablando, como reunidos. La temperatura ha bajado hasta los 13 grados después del chapuzón que ha caído. 

20:37, un minuto después de que comparezca Yilla, President de la Generalitat, se oye un "vamos" y gritos de alegría en casa: ha vuelto la luz. Un 41% de la red eléctrica está restablecida. 0 peninsular, 1 transistor, nada que lamentar.

 

Seguimos, pienso, confiado.