
Cuando dejaron de intervenir dos y entro una tercera persona, con esa ambivalencia y stranna tesitura, le asaltaron esos pitidos en las orejas que constrignen y apretujan fuerte el cerebro: lo comunmente llamado "bloqueo". Se demostro que bailaba sobre una fina cuerda a diez mil metros del suelo, tambaleo lo que parecia claro. Pese a que no se fie practicamente de nadie y esté hecho de duro metal egocéntrico, el Dissepolo cayo en la trampa. Antes de que fuera demasiado tarde ya le estaba invitando a largarse. Habia perdido su escudo, mientras que su cuerpo era sintomatico. Sin sentir un carajo, hay un par o tres temores (que no tenores) que nadie puede controlar, y el Discipulo no era inmune a eso. Como no pudo fijar la mirada -la vio mas estrabica que nunca- al final volvio a pecar como pecador impenitente que es. No negando nada -hay verdades que da asco ver como caen por su puto peso- ha rehecho sus antiguas teorias con sus nuevas palabras aprendidas: quiere parecer autéentico cuando en realidad es un mequetrefe inseguro y un poco botarate, pero sabe que en el trato especifico es dificil que puedan cogerle. El que lo ha descubierto no ha hecho nada al respecto y puede vivir con eso, ya que el chico es arrebatador e irrenunciable, cosa que no deja de sorprenderle. Le van a dejar seguir trapicheando, maquinando, cosmogonizando y elaborando mientras él se ve agonizando...
Vas a venir? Un mensaje media hora después. El Discipulo ya no recuerda cuando fue la ultima vez que envio uno, asi que hoy se ira a dormir tan tranquilo (después de la hora y media de rigor dando vueltas), aunque no haya paz ni descanso para los que pueden predecir sin autoinmolarse.