Con todo, no es suficiente para vivir desahogado porque no llego, no soy capaz de tener el control; el estado de constante sensación de poco desahogo suele imponerse y ya me han dicho que me acostumbre a ello, pues es algo que, por lo visto, no va a cambiar. Al menos no en los próximos años.
Es un vete haciéndote a la idea, fra, molesto para la joya, feo, porque cuesta hacerse a la idea de que tiene que ser así, de que hay que vivir así.
Así que, simplemente, trataré de limitar el alcance. Para no morir en la orilla. Para que no me maten y no me quede en el intento las pocas veces que consiga que no me pillen.
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